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sábado, 30 de abril de 2011

The Cure - Pornography (1982)

Regreso tras casi un año desde su último artículo sobre el disco “The Top” a mi “grupo prisma”, The Cure, para reflexionar sobre su lp más excesivo, desbordado, intenso y sin duda uno de los más valorados de su historia. Recuerdo que cuando estaba iniciándome en la vida y milagros de la banda de Robert Smith allá por 1997, la 1ª vez que me enteré de que The Cure tenía en su historia un disco con este título, me quedé a cuadros y antes de escucharlo empecé a hacerme conjeturas sobre qué clase de contenido sonoro tendría. Imaginaba algo intenso (más aún tras ver la portada) y no me equivocaba.

A comienzos de la década de los ochenta y en lo que serían sus primeros años, The Cure dio lugar a una trilogía musical siniestra y oscura irrepetible. Los fantasmas de Robert Smith comenzarían a aflorar en 1980 en el 2º disco de The Cure, aquel “Seventeen Seconds”, en el que se apreciaban cambios respecto al vitalismo post punk generalizado que había en el debut “Three Imaginary Boys”.

La convulsión no era solo creativa, sino que en apenas 3 años de historia el grupo ya había sufrido 2 bajas concretadas en el primer bajista Michael Dempsey y posteriormente en el teclista Mattieu Hartley. Hoy me propongo la tarea nada fácil de abordar el que para muchos es el mejor disco de The Cure, “Pornography” de 1982, que es el que pondría final a la citada primera trilogía siniestra de The Cure tras “Seventeen Seconds” de 1980 y “Faith” de 1981. Hay que reseñar, que para más gente si cabe su preferido es “Disintegration”, que junto a “Bloodflowers” y al que hoy nos ocupa forma parte de una trilogía reflexiva y siniestra más alargada en el tiempo.

El paso previo a “Pornography” vino de la mano del gris (¡qué apropiada es su portada!) “Faith” de 1981 en el que Robert Smith hacía una tesis sobre la fe, la pérdida de las creencias y de la esperanza, que se rubricarían en una de sus mejores canciones, que en definitiva es la que daba el título al disco y finalizaba la obra (véase que en los primeros trabajos de The Cure el tema homónimo es que daba carpetazo al álbum).

En el mismo 1981 se editaría un single con un carácter más pop, pero que no está alejado del oscurantismo tradicional del grupo. “Charlotte sometimes” además disfrutaría de uno de los videoclips con una localización más acorde con el sonido de la banda, una siniestra y enorme mansión; aunque mucha gente se tome a coña la historia que muestra el clip, hay que decir que es uno de los videos más originales y con el encanto del regusto añejo de la trayectoria de The Cure. No obstante, centrándonos en lo musical estrictamente, en el single se incluía una cara b violenta, siniestra y muy agresiva, que finalmente sería la que daba la pista clara y decidida de lo que harían The Cure en su inmediato siguiente lp. La pieza en cuestión era “Splintered in her head”, y suponía una base rítmica apocalíptica y una interpretación vocal fantasmagórica y distorsionada de Robert Smith. Un tema que causa un gran efectismo si lo escuchas en la soledad de las madrugadas, se lo garantizo.

“Pornography” sería el punto final de esta trilogía, que fue aumentando de intensidad en cada una de sus entregas, y que en este lp terminó por explotar. Estamos ante un disco muy intenso y a priori complicado. Pasemos a analizar detenidamente cada una de las 8 canciones que forman parte de esta personal obra maestra del trío que era The Cure en 1982, compuesto por Robert Smith a la voz y guitarra, Simon Gallup al bajo y Lol Tolhurst a la batería.

Se abre fuego (y nunca mejor venida a cuento esta expresión) con “One hundred years”. Una canción con una fuerza y vigor desmedidos, con unas correosas y sangrantes líneas de guitarras eléctricas, y con un ritmo marcial implacable de la batería de Lol Tolhurst; es curioso que Lol no se volvería a encargar de la batería en ningún disco más de The Cure, y que sin embargo en este lp su papel en los bombos y platillos fuera tan importante y excelente. En este tema de inicio, Robert nos va mostrando una serie de cuadros grotescos de la sociedad, tras soltar unas palabras arrolladoras para comenzar el álbum: “no importa si todos morimos”; con un disco que empieza así te puedes imaginar lo que vas a encontrar. Es un tema que nunca falta en sus conciertos, la cual se sirve normalmente de una iluminación efectista en luces blancas y apagones, y que pone a tope a cualquiera que la escuche. Probablemente si The Cure hubiera editado en aquellos días 2 singles por disco, se hubiera llevado los honores de ser el 2º sencillo tras “The hanging garden”. Muerte, violencia, sangre y demás horrores se dan cita en este contundente tema de inicio, que rompe en una intensidad desmedida en su parte final, que si cabe destaca sobre la duración previa de la misma, la cual hay que decir que no es coja. Luego llega la oscilante “A short term effect”, que destaca por esas idas y venidas del sonido, creando un efecto de desasosiego y en el que se vuelve a destilar un oscurantismo y rotundidad importante en los acordes musicales que presenta y un efecto algo grotesco en ciertas notas. Nuevamente el tema de la muerte está muy presente en su letra, resultando a ratos bastante macabra. El único single de la obra vino de la mano de “The hanging garden”, la cual se presenta con unos redobles de batería geniales a cargo de Lol, que serían mejorados si cabe en el posterior directo “Concert Live” por el batería puntual de The Cure Andy Anderson. Estamos ante otro tema con un gran arrojo, sobre todo en esos estribillos que se valen de efectos sonoros de repetición de ciertos vocablos en la parte de la letra cantada para darle más intensidad. El sonido de la guitarra vuelve a ser hiriente y correoso, al estilo del de “One hundred years”, pero con un punto menor. El videoclip del que dispuso es quizás mi favorito de The Cure, y en todo caso es el clip promocional más siniestro de toda la historia de The Cure. El grupo, ataviado con esas gabardinas grises y con esos maquillajes corridos creando efecto de sangrado, se valen de ciertas máscaras siniestras y disponen la grabación del mismo en un parque o jardín con estatuas neoclásicas, en plena noche. Se incluye alguna escena de gran efectismo, como cuando aparecen durante un segundo los 3 componentes del grupo ahorcados. Un excelente single, poco comercial, pero que sin duda es de los que mejor definen el sonido de los Cure de aquellos primeros años. Toca recuperarse y por ello se presenta ahora un tema casi acústico, pero que para nada pierde por su menor recargo sonoro y menor ritmo el regusto siniestro y decadente de la obra. “Siamese twins” habla del fin del amor y está llena de reproches visto en partes como “nunca hablamos, nunca reímos, grito que no eres nada, no te necesito más, no eres nada”.Llegamos a una de mis favoritas, “The figurehead”. Primeramente, antes que la versión de estudio dispuesta en este álbum, escuché el abrumador inicio del disco en directo “Paris” de comienzos de los 90 (una de mis primeras adquisiciones de The Cure en junio de 1997 en el antiguo Pryca de San Fernando de Henares, como regalo paterno ante unas calificaciones orgullosas en la evaluación final de mi 2º de B.U.P.), en la que se puede apreciar el tenebrismo y oscuridad que desprende esta canción. En esa versión en directo, el lento caer de la melodía a medida que van desapareciendo los instrumentos, con esa repetición lírica final por parte de Robert diciendo “nunca volveré a estar limpio”, es sencillamente genial. Sonido crudo, oscuro a más no poder y aunque no tiene un ritmo frenético como “One hundred years” o “The hanging garden”, el siniestrismo que transmite es como ese frío intenso invernal que parece que no, pero se te mete hasta el interior de cada uno de tus huesos. Parece mentira, pero sin necesidad de alardes, “The figurehead” me parece la canción más intensa de la obra. En su sobriedad depresiva está el gran efectismo que consigue. Se vuelve a conceder gran carga sonora en “A strange day”. Un tema con un fuerte componente emocional y trágico en su melodía, sin duda acompasado por su letra, en la que de forma evidente se nos plantea el tema del suicidio. Estamos ante una canción fuertemente triste, más que potente, que incluye momentos de cierta belleza en los acordes de la guitarra en ciertos cambios de ritmo que incluye. Es una de las verdaderas joyas ocultas del disco. Acto seguido llega la solemne “Cold”, que dispone de las atmósferas más intensas y asfixiantes de la obra, en la que los teclados alcanzan un protagonismo que hasta ahora no habían tenido en “Pornography”. Crea una sensación parecida a la previa “The funeral party” de “Faith”, una de las canciones más difíciles de escuchar de The Cure, por su tremendo halo de tristeza sin límite, pero no llega a puntos de intensidad tan altos, por lo que es menos agreste de escuchar. “Cold” nos prepara para el 8º capítulo del disco, en el que se alcanza la culminación de la intensidad, la fuerza, el siniestrismo y la brutalidad lírica. El tema que le da título a la obra es una canción violenta, sucia, arrolladora y acongojante. Ya desde su inicio con esas cintas pregrabadas de conversaciones que están distorsionadas y con esos teclados tan siniestros que se van escuchando de lejos, intuyes que algo no va bien. Después, cuando entra toda la máquina sonora en un fade in, con un sonido bastante grotesco, ya te encuentras de lleno en esa tormenta particular. No hay salida, Robert Smith está completamente fuera de sí en este tema. Se termina de forma brutal con las siguientes frases: “Otro día como este y te mato. Un deseo de sangre y carne fresca. Te veré hundirte en la ducha mientras pasa toda mi vida por delante. ¡Debo combatir esta enfermedad y encontrar una cura! Debo combatir esta enfermedad…”. Entonces, se entremezcla todo: los sonidos pregrabados del inicio, la máquina sonora inquebrantable y los alaridos finales de Robert para terminar de golpe y porrazo. Entonces, te quedas en silencio y como seas de corazón frágil, corres el riesgo de quedarte como cierto profesor de universidad en un instante de la película “Tesis” de Amenábar tras ver una película en una sala de audiovisuales de la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid.

El disco se mantuvo más o menos en los mismos niveles de ventas y de repercusión de los predecesores, incluso superándolos al entrar en el top 10 de los álbumes más vendidos, hecho por 1ª vez conseguido por la banda. No obstante, hubo un gran sector de la crítica que en su día no entendieron esta contundencia y el mensaje tan agrio y extremo que lanzaba Robert Smith y su banda en este disco, y varios periodistas musicales pusieron a caer de una burra a “Pornography”. Lo que está claro es que este disco no puede dejar indiferente a nadie: o lo adoras o lo odias. Yo, evidentemente, lo adoro.

No podemos obviar que este disco está claramente vinculado al sentir y a la vida personal de Smith, como realmente pasa en casi toda la obra de The Cure. Robert Smith estaba en una espiral de autodestrucción, muy metido en la idea de que uno de sus ídolos musicales y espejos personales, que no era otro que Ian Curtis, se había suicidado no hacía mucho tiempo. Los excesos con sustancias prohibidas, la vida nocturna disoluta (de hecho el disco se grabó de noche, lo cual suma más efecto al resultado) y en parte la angustia existencial que atravesaba un joven veinteañero en aquellos días, fue el resultado lógico plasmado en esta obra.

Las cosas estaban también al límite dentro del grupo, es decir, The Cure no era del todo una válvula de escape para Smith, puesto que se aguantaban bien poco entre sí Gallup, Tolhurst y él mismo. Este hecho se refleja claramente en el incidente ocurrido en mitad de la gira cuando Smith y Gallup se dieron de leches en un pub, lo cual derivó en que al término de la gira el bajista Simon Gallup estaba fuera de The Cure y solamente quedaban en el redil Smith y un Tolhurst que nunca más volvería a hacerse cargo de la batería y que paulatinamente fue incapacitándose musicalmente dentro de The Cure, algo que he de confesarles que considero un hecho muy triste.

Sin embargo, Robert Smith no levantaría cabeza hasta 3 años después. Tras sendos momentos de descanso tras este disco y tras “The Top”, The Cure lanzaría el glorioso “The Head On The Door”, el cual cambiaría el curso de la vida de la banda para siempre y además supondría la firma de la paz entre Robert y Simon 3 años después. Es decir, que aunque en los meses siguientes a “Pornography” Robert y Lol fueran sacando sencillos tan alegres y desinhibidos como “Let’s go to bed” o “The walk”, las cosas no iban bien todavía en la vida de Smith.

La conjunción perfecta entre sentir interno y el plasmarlo musicalmente se dan en “Pornography”. Es un disco extremo, crudo y muy intenso. Un trabajo difícil de escuchar y que a ratos pone el pelo de punta. Ya desde su portada, con esas borrosas siluetas siniestras de los 3 componentes del grupo, te imaginas que lo que vas a encontrar precisamente no es un disco luminoso y radiante. Está claro que es un disco para escuchar en casa y con buenos alimentos; no les recomiendo su escucha por ejemplo por las mañanas cuando van al trabajo, ya que como se tomen al pie de la letra ciertos pasajes líricos de Robert Smith, pueden acabar en comisaría. Como dijo La Orquesta Mondragón, tómenselo con calma. The Cure es mi grupo favorito. Nos quedan muchos discos todavía por comentar. Volveremos a ellos, por supuesto.

Varias cosas para terminar por hoy, una vez que he finalizado el aspecto de la revisión estricta del disco de turno. Primero de todo informarles que durante el siguiente mes la actividad en las redes sociales y en el blog se podrá ver alterada, debido a motivos personales caseros, que me harán no disponer de conexión hasta el mes de junio. Intentaré garantizar el mantenimiento del día de publicación, es decir, los sábados, pero el “twitteo” diario y la actividad del muro de Facebook y Tuenti se verá drásticamente reducida.

Y segundo, respecto del programa de radio, informar que este miércoles “estrenamos” el 2º debate musical de “Discos, música y reflexiones” sobre “Music For The Masses” de Depeche Mode, el cual hicimos en directo el pasado sábado 2 de abril. Lo pueden escuchar tanto en &radio, como en RUAH el miércoles día 4 de mayo a las 23.00h. El resto de la programación semanal de nuestro espacio en &radio la pueden consultar en nuestro rincón de la web de la emisora. Esta tarde a las 19.00h en RUAH podrán escuchar la repetición del programa dedicado a “Stranded” de Roxy Music, el cual se emitió el pasado miércoles. Intentaré subir este audio y el del anterior programa con la entrevista a Oberón antes de que llegue el martes 3 de mayo y empiece a sufrir la carencia de disponibilidad de conexión.
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sábado, 23 de abril de 2011

Pet Shop Boys - Introspective (1988)

Al igual que muchos grupos de música electrónica se fueron descomponiendo o viniendo abajo en la 2ª mitad de los años 80, hubo otra serie de formaciones dentro de la misma corriente o estilo musical que les tomarían el relevo y que comenzarían a despuntar de manera muy importante en la 2ª mitad de dicha década y la 1ª mitad de los años 90. Junto a Erasure o el verdadero despegue de Depeche Mode, se situó el proyecto co-liderado por el crítico musical Neil Tennant y Chris Lowe.

Este dúo había sellado su carta de presentación un par de años atrás al 1988 en el que hoy nos situamos, con aquel correctísimo y elegante “Please”, en el que se incluye un ejemplar maravilloso de lo que podríamos denominar como una joya del techno pop como es “West end girls” y otro clásico de su trayectoria como la incontestable “Suburbia”. En aquellos años lo tradicional era ir a disco por año y en el 87 salió a la venta “Actually”, que vino a confirmar que nos encontrábamos con una formación llamada a elaborar muchas de las mejores y más pegadizas canciones de música electrónica de ahí en adelante.

Comúnmente, “Introspective” por muchos está considerado como un maxi single o un mini ep, por el simple hecho de que incluya únicamente 6 temas; ya estamos nuevamente con esas consideraciones algo chorras, pues yo lo considero el 3er. disco del dúo a todos los efectos. Aquí nos vamos a encontrar una serie de largas composiciones, muchas de las cuales en sus ediciones como single alcanzaron un notable éxito. Además, “Introspective” en su día fue un grandísimo éxito en nuestro país. Por ello, hoy proponemos refrescar la memoria de la mano de ánimo electrónico a cargo de los señores Lowe y Tennant.

Con “Left to my own devices” Pet Shop Boys ofrecen un comienzo solemne, casi orquestal y operístico en ciertos coros lejanos, en sus primeros segundos, que a la postre desemboca en un tema con una fuerte base rítmica. Podemos establecer ciertos paralelismos entre este gran tema y el primerizo “West end girls”, en lo referido a la interpretación vocal de Neil Tennant, puesto que alterna partes recitadas, más que cantadas, con un estribillo melódico. Uno de los grandes clásicos del disco, sin lugar a dudas, que mezcla de forma sublime formas clásicas con música electrónica; ¿qué más se puede pedir? En 2º lugar nos encontramos con un tema de transición hacia el otro gran momento de la obra, que será “Domino dancing”. En este caso, “I want a dog”, tiene un ritmo más pausado, casi reflexivo debido a ciertas notas de su melodía, y que nos permite relajarnos tras el cierto vértigo que a ratos proporciona la cadencia de “Left to my own devices”. Será con “Domino dancing” donde Pet Shop Boys dieron lugar a un tema bailable, llenapistas de cualquier local veraniego nocturno, y se anotarían uno de los éxitos de aquel 1988. En efecto, el videoclip que se grabó también viene a sumar sin lugar a dudas ese enfoque tan cálido y propio del verano que desprende su vitalidad y marcha. Esa sencilla repetición del famoso “All day, all day”, es un detalle indeleble dentro de la casi inmaculada discografía de Lowe y Tennant. Quizás se trate de mi canción favorita del disco y una de mis preferidas de siempre de Pet Shop Boys. Los sencillos teclados analógicos, con su melodía básica, y con otros efectos más solemnes en la parte trasera de la mezcla, dan lugar a una excelente melodía, que se complementa por una entonación a ratos muy emocionante por parte de Neil Tennant. Un clásico sin lugar a dudas de Pet Shop Boys, pero que actualmente está muy olvidado en comparación con “It’s a sin” o “Suburbia”, por citar algunos ejemplos.Otro momento interesante es aportado por “I’m not scared”, básicamente porque esta canción tuvo un mayor éxito en la posterior versión que se anotaron el grupo Eight Wonder, del cual formaba parte Patsy Kensit, quien fuera pareja en su día de Liam Gallagher de Oasis. Un buen tema, pero que para mi gusto palidece frente a 2 versiones que pondrán el cierre al disco que irán seguidas. Por un lado está la revisión electrónica del clásico de Elvis “Always on my mind/in my house”, que a riesgo de caer en el ridículo, dio forma a uno de los mayores éxitos del grupo, por el que son recordados por mucha gente a día de hoy. Es casi a la mitad de la composición de 9 minutos que se incluye en el lp cuando irrumpen los ritmos principales de la edición single que tan famosa se hizo. Es obligatorio hacer mención especial al videoclip promocional, en el que los Pet Shop Boys iban conduciendo un coche por la noche y recogen a un vejete autostopista, a priori ciego, que es de lo más peculiar. Me troncho cuando se pone emotivo cantando el estribillo de la canción que suena en la radio a medida que van en el coche y luego, al ver que Tennant y Lowe no le siguen el rollo, le entra la neura, se pilla un rebote de mucho cuidado diciendo “¡Parad el coche! Vosotros sois los que estáis equivocados” y luego, cuando se baja y a medida que se aleja el coche, les espeta “¡Marchad! ¡Marchad! Si es que eso os hace sentir mejor”. Luego se pone triste y reflexiona diciendo “No sé cómo voy a continuar” y prosigue haciendo autostop; de obligada visión en youtube… Ya están tardando en hacerlo. El final viene de la mano de la maravillosa versión de “It’s alright”. Aquí la canción original no se trata de un tema mundialmente conocido como el anterior de Elvis y mucha gente tiende a pensar que es un tema propio de Pet Shop Boys. Un tema realmente emotivo, creado sobre una melodía muy básica de teclados, que poco a poco se va acompañando de más ritmos y sintetizadores, para dar forma a una composición redonda para el final de obra. Los coros de distinta factura que acompañan a Neil durante toda la canción son elemento muy distintivo de la pista. Personalmente me encanta y además fue uno de los singles elegidos para la promoción del disco. Con acierto, por supuesto. ¿Puede que se trate de mi canción favorita del disco? Es difícil de precisar.

Es curioso que a nivel internacional “Introspective” a día de hoy no sea tan recordado como “Please” o “Actually” y que en España sin embargo tuviera tanto éxito en su momento. Creo que es un disco muy vital y que solamente por tener un tema de la factura de “Domino dancing” ya debe ser capaz de dejar una buena sensación de ánimo positivo en tu sentir tras haberlo escuchado. La portada, tan colorista y minimalista a la par, con esas líneas de colores casi emulando una carta de ajuste, prosigue la sobriedad de las portadas del grupo, las cuales hasta la fecha se correspondían con sendas fotos de la pareja Tennant-Lowe sobre fondo blanco en ambos lps.

Tras este disco, Pet Shop Boys proseguirían rayando a un alto nivel y con una más que razonable aceptación de sus entregas discográficas durante los años 90. Sobre todo, recuerdo que “Very” con la edición como single de su revisión del clásico de los Village People “Go west”, fue un tremendo bombazo, con aquel futurista video que incluía los controvertidos sombreros en plan conos que se ponían por montera los muchachos.

“Bilingual” y “Nightlife” tuvieron una repercusión menor, salvo algunos singles como “Single” (valga la redundancia) o “New York City boy”, que por unos u otros motivos, alcanzaron unas cotas de popularidad bastante respetables. Supongo que la primera de las canciones citadas por el curioso videoclip que se grabó y la 2ª por la especie de himno que puede constituir para la comunidad gay y por ser a la par otro tributo a los ya mencionados Village People.

Paro aquí de hablar de los tiempos posteriores del grupo. No tengo la intención de profundizar más en los mismos, puesto que en el futuro ya les llegará su protagonismo principal en el blog. 1988 y su disco “Introspective” para Pet Shop Boys supone el momento de confirmación de una buena época para la formación, tanto antes como después de la edición del mismo.

A pesar de que se trate un disco ciertamente peculiar, por su corto listado de temas, 6 en concreto y que destacan porque ninguno baja de los 6 minutos de duración, y que el disco incluya un par de versiones y otras tantas sean revisiones de temas antiguos que el grupo ya tenía compuestos, una cosa que no podemos negar es que el resultado de “Introspective” es altamente satisfactorio. Aunque parezca más bien un disco de “extended remixes” o “12” inches”, sin embargo esta obra no aburre, sino que cada uno de los segundos que duran sus canciones son válidos. A ver si a ustedes también les gusta. Además he de avisarles que no dentro de muchos sábados, será objeto con total seguridad de análisis en nuestro 3er. debate musical radiofónico en nuestro programa. Les avisaré con antelación; permanezcan atentos al blog y las redes sociales donde estamos: Twitter, Facebook y Tuenti.

En el apartado de la radio, avisar que este miércoles 27 de abril, tanto en &radio como en RUAH, se emitirá un nuevo programa de nuestra 2ª temporada tras el parón de la Semana Santa. Roxy Music y su disco “Stranded” serán los protagonistas de nuestro programa. El planning restante sobre la semana de programación de &radio lo tienen en nuestro rincón de la web de la emisora. Por cierto, esta tarde a las 19.00h en RUAH podrán escuchar la repetición del programa sobre Morrissey y su disco “Vauxhall And I”, que el pasado miércoles ya por fin sonó en las ondas de dicha emisora tras superar el malditismo que llevaba encima.
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sábado, 16 de abril de 2011

Joaquín Sabina - Yo, Mi, Me, Contigo (1996)

Digamos que con “Física Y Química” fue cuando Joaquín Sabina terminó de dar el salto definitivo al gran público y llegó a gustar a casi todo hijo de vecino, y también madres y padres (hasta al mío recuerdo que le gustaba aquello de “Y nos dieron las diez y las once…”). Sin embargo, a mediados de década de los 90, Joaquín lanzó un disco con ciertos riesgos sonoros que ahora analizaremos, concretados en la obra “Yo, Mi, Me, Contigo”.

En este trabajo Joaquín alternaría distintos estilos de canción, con sensaciones sonoras bastantes diferentes entre sí, ya que encontraremos alguna ironía sonora en forma de rap en contra de dicho género, baladas de corte clásico y rock tradicional en algunos momentos. Además, es un disco realmente importante, porque en el mismo el maestro Sabina va a contar con la colaboración de excepción de una generosa cantidad de otros artistas de notable categoría que iremos pudiendo escuchar a medida que vayamos avanzando por el disco.

“El roncanrol de los idiotas” es una canción vitalista y luminosa, llena de energía, que sirve para abrir el disco con buen ánimo, algo que contrastará fuertemente con la canción “Contigo”, que en parte puede ser la canción que cede el título a la obra; quizás esta sea de las canciones más bonitas de la obra. Es uno de esos episodios sonoros que Joaquín construye sobre una cierta melodía melancólica, de enfoque acústico, y en la que construye una melodía lírica con versos acertadísimos como el estribillo que contiene “y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor, cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren…”. En definitiva, esta canción “Contigo” es un alegato de Sabina en pro del amor fuera de costumbrismos, lógica y pragmatismo, que al fin y al cabo es lo que puede terminar con la pasión de una historia. Sabina en este terreno se mueve como pez en el agua. “Jugar por jugar” continúa con el sonido acústico de “Contigo”, pero el carácter se vuelve menos melancólico, retornando a una mayor alegría melódica. Aquí se introduce algún instrumento como el acordeón, que abunda en ese mayor regusto desenfadado, no solo en su melodía, sino también en la peculiar lista de propuestas que Sabina suelta en la letra. Después llegamos a “Es mentira”, que recuerdo que fue el single del que noté más repercusión en la televisión, porque fue la canción cuyo videoclip más veces vi que se emitiera en aquellos programas de “Los 40 Principales”, en el que salían varios personajes famosos amigos de Joaquín como Juan Echanove, que ya se marcó una colaboración de lujo en el clip de la impagable “La vida que yo veo” de Loquillo. Se vuelven a las guitarras eléctricas, y se impone un ritmo incesante y más rockero. Los coros de excepción vienen a cargo del inestimable argentino Charly García, del cual recomiendo encarecidamente la melancólica e intensísima “Asesíname”, que escuché en una obra de teatro alegórica titulada “De Velorios Y Verbenas” que formó parte del X Certamen de Directoras de Escena de Torrejón de Ardoz. Aquí, Charly García secunda correctamente a Joaquín, favoreciendo una fuerte intensidad al estribillo del tema. “Mi primo el Nano” es un tema con enfoque de rumba aflamencada, que en parte podría anticipar los pasos que Joaquín seguiría unos años después en uno de sus grandes clásicos “19 días y 500 noches”. Por cierto, el tema está dedicado a su buen amigo Serrat, y si no presten atención a eso de que “cuando gana el Barça cree que hay Dios y es azulgrana”; Joaquín, con buen criterio, sin embargo es colchonero como un servidor de ustedes. “Aves de paso” deja de lado los derroteros rumberos para ofrecer a nuestros oídos un tema de pop/rock clásico dentro del estilo en el que Joaquín se ha sabido mover tradicionalmente desde los tiempos de “Hotel, Dulce Hotel”.“El capitán de su calle” realmente no viene a sorprendernos, ya que su sonido es en parte una mezcla entre “Aves de paso” y “El rocanrol de los idiotas”. Sin embargo “Postal de la Habana”, evidentemente, como podrán intuir por su referencia en su título, está llena de influencias claras de música latina. Aquí son Pancho Varona y Caco Senante los que secundan a Joaquín, entre sonidos de metales de viento de claras influencias jazzísticas latinas y en la que realmente se nos presentan varias imágenes asociadas a la capital de Cuba en su letra. Tras “Postal de la Habana” llegamos a mi preferida. De no ser porque fue single promocional, con su elegante videoclip en el que Joaquín salía sentado en un sillón en una azotea madrileña, ataviado con un traje claro y gafas de sol, diría que es una joya oculta; quizás sí lo sea dentro de la discografía global de Sabina, pero no dentro de este disco. Estoy hablando de “Y sin embargo”. Una preciosa balada, que es una clara declaración de amor de Joaquín, pero en la que el propio Sabina se sincera con su amada, reconociendo que alguna canita al aire se le puede resbalar: “… y sin embargo un rato cada día, ya ves, te engañaría con cualquiera, te cambiaría por cualquiera”. La melodía es de matices acústicos, con unos cálidos acordes de guitarra eléctrica, que sirven perfectamente a Joaquín para soltar su proclama. Ciertos versos son maravillosos como “porque una casa sin ti es una oficina” y el estribillo “y me envenenan los besos que voy dando y sin embargo cuando duermo sin ti, contigo sueño…” me encanta. Lo dicho, mi preferida del disco, y, puede, quizás mi favorita de Sabina de toda su historia, fíjense. Casi me resulta agreste tras este momento reflexivo y tan íntimo que propone Joaquín enfrentarnos a un tema de marcadas influencias tanto de música argentina como mexicana, en la que llega el turno de que Andrés Calamaro dé la réplica a Sabina. “Viridiana”, que cuenta con la participación del por entonces componente de Los Rodríguez, es una clara fiesta y celebración en sus notas. Anima a cualquiera. “Seis de la mañana” retorna a un rock más acelerado que nos puede recordar a un Sabina de unos años atrás. En este tema no faltan ciertos instrumentos de viento desaforados, que se suman a la guitarra eléctrica y la latente base rítmica. Manu Chao se sumó al jefe Sabina en una colaboración en la controvertida “No sopor…, No sopor…”. Una especie de ironía rapera, con una melodía muy lejana a lo que Sabina había mostrado en su historia. De su letra lo más recordado es precisamente esa repetición de su título de la parte final de la pista, que en su día cuando salió el disco resultó de lo más sonada. No sería la primera ni la última vez que Joaquín se posicionara ante algo de forma clara, como cuando atacó a cierto programa de talento musical. Llegamos a la pista nº 13, que a la par es el momento final del disco. “Tan joven y tan viejo” ofrece un epílogo melancólico y acústico monumental. Creo que es un tema de una factura ideal para poner el punto y final a esta obra tan variada, y que incluye momentos muy válidos y que ante todo no aburre, ya que su diversidad sonora es un punto a su favor. Esta última pieza es una composición muy sentida y emotiva, y a ello ayuda muchísimo el proceder de Joaquín a la hora de cantarla. En parte en esta última pieza Joaquín hace una especie de ejercicio autobiográfico, lo cual se puede ver claramente en la letra.

Realmente ni en su momento ni a día de hoy se puede decir que “Yo, Mi, Me, Contigo” sea de los discos más recordados de Sabina. A pesar de que es un disco con un número de colaboraciones bastante generoso, el caso es que el disco no caló en exceso en la opinión ni en el gran público y para nada se acercó al boom de “Física Y Química” de comienzos de la década.

Quizás “Es mentira”, con el bueno de Charly García al mando junto a Joaquín, no fue una canción que funcionara demasiado bien como single de adelanto. Y por otro lado, “Y sin embargo”, aunque es una preciosidad de canción (y puede que mi favorita de toda la obra de Sabina), tampoco es una de esas baladas del tipo de “Princesa” o “¿Quién me ha robado el mes de abril?” que fueron mejor acogidas por la gente. Lo que vendría después, tanto la colaboración con Fito Páez en “Enemigos Íntimos” con ese repercusivo “Llueve sobre mojado” como sencillo extraído más reconocido, y, por supuesto, aquel “19 Días Y 500 Noches”, con su canción homónima, que tanto sonó y gustó en el año 1999, fue un éxito infinitamente mayor al de “Yo, Mi, Me, Contigo”.

En todo caso, este disco de 1996 de Joaquín Sabina es un trabajo de peculiar portada (con ese montaje del torso de Joaquín mezclado con unas piernas femeninas sentado en una mesa cual profesor de colegio) que para nada resulta monolítico y es bastante agradable de escuchar. Además, en su interior se guardan una razonable cantidad de piezas muy buenas a cargo de este músico de Úbeda. El éxito de Sabina, al igual que sucede con “el Boss” Bruce Springsteen en EEUU, reside en la cercanía de Sabina al pueblo llano y su papel de trovador de historias cotidianas y de los sentimientos más universales que se pueden experimentar en esta sociedad, pero además contados y cantados con su inestimable lírica que tan resultona es. Joaquín Sabina es un grande. Y además del Atleti. ¿Qué más se puede pedir?

Esta semana no hay estreno de programa en nuestro espacio radiofónico, ni en RUAH, ni en &radio. Podrán escuchar a lo largo de la semana la repetición de ciertos programas en &radio el lunes y el martes (lo cual pueden comprobar en el rincón de la web de la radio del que disponemos) y el miércoles se emitirá tanto en &radio como en RUAH el programa de Morrissey y su disco “Vauxhall And I”, el cual por problemas técnicos está aún inédito en RUAH. Para ello aprovechamos esta Semana Santa.

¡Ah! Se me olvidaba… Si les ha gustado este post sobre Sabina y quieren ampliar información, informarles que este próximo martes 19 participaré en el programa de &radiojOTACé & Cia.” de 20 a 23.00h, en el cual junto a su presentador y director Juan Carlos Fernández y el compañero Chema Domínguez del programa “La Mezcla”, repasaremos la trayectoria global del maestro Joaquín. Por supuesto que dentro de esa retrospectiva haremos parada en este “Yo, Mi, Me, Contigo” que protagoniza el artículo de esta semana. Será en directo. No se lo pierdan; y nuestras emisiones de “Discos, música y reflexiones”, en la medida de lo posible, tampoco.
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lunes, 11 de abril de 2011

Discos, música y reflexiones entrevistó nuevamente a Oberón

Como ya sabrán por el post que le dedicamos hace unas semanas, Oberón, la banda granadina compuesta por Kike López, Gregorio Torices, Raúl Rojas, Francisco Ortega y Francisco Troya, están de estreno con el lanzamiento de su 2º disco de estudio “Insomnio De Una Noche De Verano” e inmersos en su actual gira de presentación.

En medio de toda esta actividad, su vocalista Kike López sacó un tiempo para poder atendernos y dar forma a un programa especial de una hora en el que charlamos con él sobre el disco y varios aspectos del grupo y en el que por supuesto pudimos escuchar varias de las canciones que forman parte de esta buena secuela del debut de la banda “Meridiano Cero”. Ya en nuestra 1ª temporada compartimos un programa de semejantes características con el vocalista del grupo, en el que analizamos su mencionado 1er. trabajo de estudio.

Además, hemos de avisarles que con casi total seguridad, cubriremos como medio acreditado la fecha señalada dentro de la gira de presentación del disco “Insomnio De Una Noche De Verano”, que no es otra que la fijada para el concierto de Oberón en la sala Cats de Madrid este próximo 28 de mayo. En nuestro blog, llegado el momento, les dejaremos una crónica del evento con sus respectivas fotos.

Este miércoles a las 23.00h podrán escuchar el resultado de la entrevista que grabamos con Kike López en nuestro programa, tanto en &radio como en RUAH. Será el penúltimo capítulo de los especiales de entrevistas que realizaremos esta 2ª temporada. Por fortuna, para el programa final de esta temporada que se emitirá el miércoles 8 de junio, les estamos preparando una sorpresa que espero que sea de su agrado. Como todavía estamos en preparación de la misma, no les podemos adelantar más. De momento, espero que les guste el programa de este miércoles en compañía de Oberón y su buena música.

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sábado, 9 de abril de 2011

The Smiths - Meat Is Murder (1985)

Poco, demasiado poco han pasado por aquí The Smiths. De hecho, solamente han pasado una vez, allá por los inicios del blog, en lo que fue el tercer post (al margen del post de introducción), con la revisión de quizás su mejor disco, que no es otro que el enorme “The Queen Is Dead” de 1986. Desde entonces, julio de 2008, solamente su vocalista Morrissey ha supuesto un momento de recuerdo al entorno del grupo con el artículo que hace más o menos un año realicé sobre su disco en solitario “Vauxhall And I”. También hay que apuntar que sendos artículos se trasladaron al programa de radio y si lo desean pueden escuchar el resultado en nuestro perfil de ivoox (“Dmr 1-2” y “Dmr 2-19”).

Tampoco es que The Smiths tengan una trayectoria dilatada y por lo tanto una discografía amplia donde elegir. Discos propiamente de estudio tienen 4 y tras “The Queen Is Dead”, el resultado lógico es que nos quedan 3 ítems por analizar, aunque también podríamos tratar como discos de estudio a los pseudorecopilatorios “Hatful Of Hollow” y “The World Won’t Listen”, ya que The Smiths era un grupo que trabajó de forma intensa a la par que impecable el formato single, por lo que esos recopilatorios incluyen temas que no se encuentran ni en “The Smiths”, ni “Meat Is Murder”, ni “The Queen Is Dead”, ni “Strangeways, Here We Come”; además, las que sí se encuentran en esos discos, suelen incluirse en estos 2 ítems en forma de sesiones en la BBC o en definitiva con otra toma distinta; este aspecto principalmente en “Hatful Of Hollow”.

Bueno, que me enrollo demasiado. Nos ocupará hoy el 2º disco de estudio del grupo, editado en 1985, de directo título, “Meat Is Murder”. Tras la buena acogida del lp de debut, de título homónimo al nombre del grupo, y por otro lado comprobar el gran éxito obtenido por ese compendio estupendo “Hatful Of Hollow”, el cual se mantuvo en la lista de los álbumes más vendidos durante una infinidad de semanas, The Smiths estaban situados de forma perfecta para dar un golpe de efecto y confirmarse como una de las grandes bandas del momento, que además basaban su éxito en un sonido muy alejado de las corrientes sonoras que proliferaban en la década de los 80. The Smiths no fallaron en el intento y dieron lugar a un lp mítico dentro de la historia de la música y que a día de hoy se encuentra en dura pugna con su sucesor “The Queen Is Dead”, para ver cuál de los 2 puede considerarse mejor.

Yo personalmente soy más de “The Queen Is Dead”, pero con el paso del tiempo “Meat Is Murder” me ha ido gustando cada vez más. Veamos pues qué aportaron en 1985 a la historia de la música el cuarteto formado por Morrissey a la voz, Johnny Marr a la guitarra, Andy Rourke al bajo y Mike Joyce a la batería.

“The headmaster ritual” abre con una crítica clara de Mozzer hacia la educación británica, algo con lo que ya se atrevieron unos años atrás los Pink Floyd en The Wall. Aquí Morrissey construye ese dardo envenenado contra la educación escolar sobre una melodía de tiempo medio, sin grandes estridencias sonoras, y en la que destacan los coros de la parte final que aporta Morrissey al micrófono. En la 2ª pista de la obra pasamos al rockabilly de la mano de “Rusholme ruffians”. Un tema como poco animado y que constituye uno de los guiños que The Smiths hacían de cuando en cuando a géneros que no estaban muy de moda en aquellos días, demostrando riesgo por su parte. No obstante, “Rusholme ruffians” se queda a la altura del betún cuando escuchamos a continuación la brillantísima “I want the one I can’t have”. En esta pieza la melodía rítmica tan rápida y luminosa de Johnny Marr da lugar a una canción irresistible, en la que Morrissey campa a sus anchas entonando unas de sus letras de amores imposibles, en lo que podría ser en parte un pequeño adelanto del desarrollo definitivo del texto de la magna “There is a light that never goes out”. Se adopta tras este desenfreno melódico una canción más cáustica como es “What she said”, mucho más ruda, que contemporiza un poco el ritmo, para que a continuación entremos en la reflexiva “That joke isn’t funny anymore”, donde la máquina sonora baja notablemente de revoluciones, cediendo el protagonismo a Mozzer, el cual se gusta en varios momentos al micrófono. Este tema, bastante acertado por lo general, quizás peca un poco de repetitivo en la parte final, y además hace una especie de amago de terminar, para posteriormente volver a repuntar durante unos segundos.Uno de los clásicos que incluye la obra, sin lugar a dudas, es “How soon is now?”. Esta canción con el tiempo ha ido ganando adeptos y ha sido versionada en un razonable número de ocasiones por diversas bandas. Nos enfrentamos a una pista en la que las guitarras de Johnny Marr suenan más incisivas y corrosivas que nunca en el disco, y que por lo general destila un cierto desasosiego en su melodía. La letra es ciertamente depresiva, y en la misma Morrissey afronta parte de sus problemas de personalidad, en los que pone sobre la mesa su poco éxito en el plano sentimental y su extrema timidez, lo cual le conlleva ciertos problemas de índole sociológica que hacen que regrese a casa con ganas de morirse. Dispuso de un videoclip, con un collage de imágenes del grupo tocando en directo, alternadas con otras de una actriz en actitud nihilista y disoluta, que no hizo mucha gracia a Morrissey, gran detractor de los videoclips en aquellos días. Hay que mencionar que no en todas las ediciones que existen del disco se incluye “How soon is now?”, y es que originariamente no estaba en el track list. “Nowhere fast” puede suponer en parte un adelanto de “The Queen Is Dead”, ya que aquí Mozzer suelta eso de “me gustaría bajarme los pantalones delante de la reina”. Se trata de una canción acelerada, con la máquina sonora de los Smiths rindiendo a un buen nivel. Una de la grandes joyas ocultas del disco es “Well I wonder”. Una lenta balada, de cierto carácter nocturno y lluvioso, este último aspecto sobre todo debido al efecto de sintetizador logrado, y eso que el grupo renegaba de la electrónica. En todo caso, la canción es nuevamente una oda a la desesperanza, resultando maravillosa esa línea de guitarra acústica de Johnny Marr, aderezada de las acusadas y graves notas del bajo de Andy Rourke, las cuales tienen una presencia muy importante en las mezclas de producción en este caso de forma muy acertada. Es quizás mi favorita del disco, ya que hasta los falsetes finales de Morrissey son en cierto modo comedidos y no chirrían de cara a romper la perfecta armonía y relajamiento que te reporta esta excelsa balada a cargo de The Smiths, en la que Mozzer pide “por favor, tenme presente”. El penúltimo capítulo de la obra es “Barbarism begins at home”, una canción algo bestia en su letra, y que incluye una melodía realmente movidita, pero que sin embargo se basa en una cierta repetición de unos acordes, que vienen a crear un cierto efecto hipnótico o de trance. Aquí destacan nuevamente y por 2ª vez consecutiva tras “Well I wonder” ciertas notas del bajo a cargo de Rourke y por otro lado ciertos gritos que se marca Morrissey de cuando en cuando en la canción. El final lo reporta la proclama del disco, “la carne es asesinato”, en la que Morrissey hace apología clara de su vegetarianismo. Es una pieza lenta, pero que cambia el enfoque de balada que tenía “Well I Wonder” para adoptar un tono más gris y agrio, con ciertos efectos sonoros que te pueden descuadrar un poco, como son ciertos mugidos de vacas. A ratos el sonido resulta hipnótico por el loop de los acordes de guitarra de Marr. En todo caso, es un buen cierre de disco.

Simplemente con advertir que “Meat Is Murder” fue a la larga el único disco de The Smiths que llegó al número 1, bastaría para advertir su importancia en un año que no fue manco a la hora de recibir discos maravillosos como “Hounds Of Love” de Kate Bush o “Songs From The Big Chair” de Tears For Fears. El resto de lps de The Smiths se quedaron a las puertas del número 1 en su momento, todos en un meritorio y notorio 2º lugar de la lista de álbumes más vendidos en el Reino Unido. Es un disco bien cuidado, con el sonido o regusto más potente de los Smiths en un lp de estudio a lo largo de su carrera, y que mantiene la tradición de portadas enormes de la formación, con esa instantánea mítica del soldado con el lema del título del disco inscrito en su casco.

La clave de “Meat Is Murder” reside en que terminó de confirmar a The Smiths como uno de los grandes grupos de la década. Lo que quizás nadie intuía es que el grupo no avanzaría más allá de 2 años vista y en 1987 se desintegrarían por la rúptura del frágil equilibrio de egos que había entre Morrissey y Marr, sus 2 claros líderes. Esto se puede apreciar en la entrevista que ofrecieron a Paloma Chamorro en La Edad De Oro, en la que se tenían un respecto y distribución de la importancia casi cartesiano en lo que a los turnos de respuestas se refiere, ya que una pregunta que iba claramente dirigida a Morrissey, éste se frena y le cede el turno a Johnny ya que en teoría le tocaba a él. Cuando se faltaron lo más mínimo al respeto (según la biografía de Luis Troquel, derivado de que Johnny Marr se fue de viaje a colaborar con Talking Heads haciendo uso de los fondos de la discográfica Rough Trade), The Smiths se fueron al traste. Y es una pena, ya que probablemente si el binomio Morrissey-Marr se hubiera prologando en el tiempo un lustro más, nos hubieran deparado cosas enormes. U2 serían los grandes beneficiados y aprovecharían el hueco vacío rápidamente con el lanzamiento de “The Joshua Tree” en los días en los que asistíamos al velatorio de The Smiths como grupo.

Consecuencia del disco que hoy analizamos, The Smiths realizarían una gira que a la larga fue la única ocasión que les pudimos ver en España, con una actuación en una sala de reducido aforo en Barcelona y con un concierto gratuito multitudinario en el Parque del Oeste de Madrid. De lo de la cancelación de su show en San Sebastián, mejor no diremos nada…

Después se meterían en estudio para dar forma a un disco menos aguerrido, pero lleno de verdaderas joyas de rock mucho más suave que el regusto general que te deja “Meat Is Murder”. “The Queen Is Dead” sería el resultado y para más información pueden leer el post que le dedicamos hace mucho tiempo o escuchar el programa de música que grabamos sobre el mismo. “Meat Is Murder” es de los discos más importantes de mitad de la década de los 80 y uno de los discos que explican por qué a día de hoy The Smiths son tan valorados en general. Solamente “vivieron” 4 años, pero en ese periodo les dio tiempo a editar de forma casi consecutiva “The Queen Is Dead” y el disco que hoy hemos revisado. Esta proeza está al alcance de muy pocos. Como cierre solamente decir que creo que no es mala época ésta para escuchar “Meat Is Murder”; los meses inmediatamente previos al verano le sientan muy bien a su música, y en esta ocasión me lo ha vuelto a parecer.

Este miércoles tenemos programa especial de entrevista a las 23.00h tanto en &radio como en RUAH. En los próximos días habrá un post especial informativo al respecto. El resto de la programación de nuestro programa de esta semana en &radio lo pueden ver en nuestro rincón de la web de la emisora.
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sábado, 2 de abril de 2011

Los Planetas - Una Semana En El Motor De Un Autobús (1998)

“Mi” conexión a internet (lo del entrecomillado se debe a que es conexión prestada, no propia) me ha tenido incomunicado desde el jueves por la noche. De ahí que ni ayer ni hoy haya habido el tradicional “twitteo” diario, ni haya podido promocionar como se debía el programa tertulia de esta tarde en directo en &radio. Con varias horas de retraso forzoso les dejo aquí el artículo de esta semana; para nada me quejo de esta circunstancia, faltaría más. De lo contrario sería para darme de tortazos. Bueno, espero que el post sea de su agrado.

Cambiemos un poco de tercio, para abordar un sector que prácticamente no hemos tratado hasta la fecha, que no es otro que el del territorio indie del panorama nacional. Y si hablamos de música indie española, en lo que sería un sencillo juego psicológico, es seguro que muchos al ser preguntados por la primera palabra o banda que se les pasase por la cabeza responderían Los Planetas.

En efecto, esta banda liderada por el peculiar vocalista Jota, originarios de Granada, son claramente los precursores de la vertiente de la música no comercial española, es decir, la que no se emitía en las radiofórmulas masivas. Luego, curiosamente, cuando su popularidad ha ido en aumento con el paso de los años, y sobre todo en lo referido a la última mitad de la década pasada, muchos han ido renegando de los mismos, por argumentos tan válidos como indicar que ya no les gustan porque son comerciales. Qué cosas tiene la gente…

El disco que he escogido es su 3er. trabajo “Una Semana En El Motor De Un Autobús”, la obra con la que comenzarían a labrar su leyenda y para muchos su disco preferido de los Jota, Florent, Banín, Eric y compañía. Mucho antes de que Los Planetas se vieran seducidos en parte por los sonidos del flamenco que han tenido su punto de relevancia en sus últimas obras, en 1998 editarían un disco que otorga algunos temas fenomenales. Una obra este disco con una lógica que viene a mostrarnos distintos estados de ánimo a través de sus letras y melodías.

El comienzo es colosal. “Segundo premio” es de las canciones más valoradas del grupo. Con esa melodía llena de cáusticos acordes de guitarra, Jota se vale para presentarnos una serie de preguntas que nos hacemos y situaciones que atravesamos ante el final de una relación afectiva. El rencor y la confusión se ven claramente en esta letra, que muestra un punto de partida inmejorable. Una canción con una gran angustia y melancolía, tanto por la sentida interpretación de Jota, como por su melodía, que se sirve de ciertos arreglos como de violines, que hasta le dan un toque medio clásico. La mezcla de épica y derrotismo en sus sonidos es lo que hace a “Segundo premio” una canción irresistible, siendo una de mis favoritas de la trayectoria del grupo. La continuación es genial, ya que en 2º término encontramos “Desaparecer”, que realmente es una continuación de la letra de “Segundo premio” en la que el amor ya ha desaparecido por la persona que se ha marchado y lo que queda es indeferencia y ganas de olvidar “…cuando no te quede nada por vender y tienes que volver, tienes que volver. Y tienes tanto que explicar y no te pienso escuchar…”. Por ello lo de invitarle a desaparecer, claramente visto en ese estribillo “si te esfuerzas puedes desaparecer”. La música es inmejorable, destilando un fuerte carácter indie, con un vigoroso bajo, unas grandiosas melodías de guitarras y un Jota excelente al micrófono, dentro de su registro tan personal. Se trata de otra de mis favoritas del grupo, que además va encadenada a otra de mis preferencias del grupo, que era la apertura de “Segundo premio”. Después de este ataque de orgullo frente a una hipotética bajada de pantalones de la parte que abandona la relación sentimental, pasamos al análisis de la génesis del mal en que ha desembocado todo esto, ya que en “La playa”, también single de la obra, Jota cuenta como comprueba los fallos de actitud de su pareja tras ser aturdido por los rumores de la gente visto en versos como “y me mataban los celos cada vez que algunos de estos me decía cualquier cosa sobre ti…”. Una canción mucho más lenta, melancólica y sosegada, que en su parte instrumental viene a quitar hierro tras la potencia de los 2 temas de inicio. Ese “Verano que fue una pesadilla” que Jota nos describe en “La playa”, supone otro clásico añejo a 13 años vista de Los Planetas. El sonido de “La playa” continúa en la evidente pista titulada “Parte de lo que me debes”. Aquí los reproches vienen asociados a esa sensación común que se tiene cuando se termina una relación de que se ha perdido el tiempo, justo lo contrario que unos pocos años después diría Manolo García en su 2º disco en solitario. Hay ciertas partes instrumentales en las que se incrementa el vigor rítmico gracias a las guitarras eléctricas, pero en esta 4ª canción del disco, principalmente se viven momentos musicales de una notable languidez. “Un mundo de gente incompleta” ofrece uno de los momentos más calmados de la obra, más incluso que sus 2 predecesoras, y es curioso que su melodía destile un optimismo que no va acorde con la letra en la que Jota se lamenta de que “tenemos tantas cosas que perder”.“Ciencia ficción” retoma el pulso rítmico de las melodías con buen ánimo, ofreciendo una estructura musical muy animada respecto a las 3 canciones que pusieron el freno al inicio tan impetuoso que mostraban los 2 primeros cortes. La letra demuestra igualmente un mayor ánimo y parece que poco a poco se va recuperando el pulso tras los sinsabores y los efectos secundarios de la ruptura sentimental. Tema rápido este “Ciencia ficción”, no solo en su sonido, sino también en su duración de apenas 2 minutos y medio. Acto seguido, “Montañas de basura” ofrece una pista saltarina y con una juguetona sección musical. Se sigue intentando mirar hacia delante, pero con ciertas reservas o miedos ante el futuro, en lo referido a la letra de la canción. “Cumpleaños total” sí que es un trallazo sonoro instrumental, con una brillante melodía, fuertemente animada y con un Jota en un registro vocal muy elevado, mostrándose mucho más optimismo con esa frase repetida hasta la saciedad “no será peor de lo que era, no será peor, seguro que es mejor”. Evidentemente, “Cumpleaños total” fue single de la obra, con justicia, por su tremendo gancho y su melodía pegadiza y también por su factura de buen ánimo. “Cumpleaños total” es otro de los pasajes más recordados de este “Una Semana En El Motor De Un Autobús”. Tras el frenesí de “Cumpleaños total” (me encanta esta canción y su título), nos damos de frente con la más reflexiva, tanto líricamente hablando como en lo referido a su melodía, “Laboratorio mágico”. El dolor no está superado aún y a veces se piensa en ayudas externas, que podrían provenir de “farmacias del espacio, en un laboratorio mágico”; cada cual saque sus propias conclusiones, creo que está claro el asunto. “Toxicosmos” ofrece una textura musical esquelética y acústica, decadente, alejada de los ritmos de 2 pistas atrás en “Cumpleaños total”, los cuales ahora nos parecen un espejismo lejano, que sin embargo rompe en una sección fuertemente épica en sus instantes finales. “Toxicosmos” sigue la lógica planteada en “Laboratorio mágico” y ese cosmos tan particular donde el personaje de la historia se ha introducido. En la parte final, llega el penúltimo escalón con “Línea 1”, en la que en un ambiente de resaca la letra intenta sacar fuerzas para seguir adelante tras tantos diversos estados de ánimo. Su carácter acústico, con ligeros arreglos clásicos y efectos de sonidos lejanos como si de un parque infantil se tratara, con voces vagas de niños al principio, va perfectamente ajustado al sentido de la letra que forma parte de la misma. “Después de todo, esto no está mal” reconoce en esta pieza Jota, quizás sin demasiado convencimiento aún. Jota es un hombre muy futbolero y un título como “La copa de Europa” para dar lugar al tema de cierre es ejemplo de ello, al igual que las posteriores menciones a golazos de Mendieta o niñatos lesionados en el diario deportivo Marca en “Un buen día”. Apreciamos una canción que un progresivo in crescendo va ganando intensidad, y emotividad, y en la que nuevamente aparecen arreglos orquestales para darle una mayor solemnidad al cierre de esta gran obra musical, que viene a durar ni más ni menos que 9 minutos.

En aquellos años finales del pasado milenio y comienzos del presente, era curioso que un grupo indie como Los Planetas copara en muchos casos la lista de singles más vendidos era algo a priori contradictorio. Y es que en los días en los que internet no era nada parecido a lo que es ahora, el boca a boca directo entre los aficionados a la música, (me estoy refiriendo a los aficionados musicales rebeldes frente a la pasividad), fue lo que sumó fortaleza a Jota y los suyos, teniendo una legión de seguidores importantísima, que no solamente compraba sus discos y singles, sino que abarrotaba las salas donde se celebraban sus conciertos allá donde iban.

“Una Semana En El Motor De Un Autobús” es un disco muy importante dentro de la música española y una obra cumbre dentro del mundo indie. A Los Planetas hay que verles como unos precursores, que al igual que todo hijo de vecino también tienen sus detractores, los cuales les difaman por internet acusándoles de plagiar ciertas canciones o melodías para sus temas. Su portada, con el símbolo tóxico inundando la totalidad de la misma, es algo que hace que el disco destaque sobremanera en cualquier estantería de tienda de discos que se sitúe.

Como habrán podido comprobar al escuchar el disco y ver el sentido de las letras de las canciones y su orden, estamos ante una sucesión de los estratos emocionales que padece una persona cuando se enfrenta al fin de una relación sentimental, siendo esa persona en cuestión la que es abandonada. Ese es el concepto y sentido de la peculiar “Semana En El Motor De Un Autobús” a la que hace referencia el título. Hay algunos que pueden estar un mes o incluso un año en el motor de un autobús ante un hecho semejante. Este disco de Los Planetas puede ser perfecto para alguien que pasa por una situación de estas, para intentar involucrarse con el personaje y consolarse viendo que no es el único que pasa por esos trances.

De aquí en adelante vendría el despegue progresivo de Los Planetas y el proceso por el cual muchos seguidores dejarían de verles con buenos ojos (por los ya citados argumentos asociados a que ya no eran minoritarios, que si patatín, que si patatán…). Su siguiente disco de larga duración “Unidad De Desplazamiento” incluiría la ya mítica “Un buen día”, que sería el punto definitivo de reconocimiento del trabajo de la banda. Los reyes del indie español prosiguen en la actualidad con su reinado. Hace poco han editado su último disco “Una Ópera Egipcia”, el cual aún no he escuchado, pero que parece que sigue abundando en sus nuevas direcciones musicales con matices aflamencados, según las críticas que he leído por ahí.

Sean aficionados a la música indie, a la música comercial, o a lo que sea, les aseguro que “Una Semana En El Motor De Un Autobús” es un disco bueno, muy bueno, que puede agradar a mucha gente. Lo único que les puede echar un poco para atrás de Los Planetas es la peculiar voz y estilo de cantar de Jota, que tiene ese deje entre el sufrimiento y la desgana. A veces es un poco complicado entender lo que dice por su propia entonación y modulación; más bien diría que lo que sucede es que el tono de desgana de Jota hace que se pierda la atención ante la letra y cueste concentrarse en escuchar lo que canta. Superado ese aspecto, la música es más que acertada y a Jota también termina por cogérsele el punto; además, seguro que no todos ustedes son bilingües de capacidad de comprensión del inglés y partes de las letras de sus grupos preferidos internacionales no las entienden de primeras, ¿no? Pues háganse a la misma idea con Jota y verán cómo no hay mayor problema para pasar buenos ratos en compañía de esta banda granadina.

Afrontamos la parte final de nuestra 2ª temporada en la radio. Era importante el haberles avisado con antelación que esta tarde a las 16.00h en el dial de &radio 92.2 FM (para quien resida en Torrejón de Ardoz y alrededores) o en la emisión on-line de la web http://www.laradioabierta.com/, han podido escuchar un nuevo debate musical en riguroso directo junto a parte de mi equipo de colaboradores. Por los problemas de conectividad con internet explicados al comienzo del post, no ha sido posible.

Si les gustó escuchar el coloquio sobre “Architecture & Morality” de OMD el pasado miércoles (o el sábado 19 de marzo, si por casualidad escucharon su emisión en directo no anunciada con antelación), espero que esta tarde, si nos han sintonizado, lo hayan pasado bien con el análisis al que hemos sometido a “Music For The Masses” de Depeche Mode. Igualmente a las 19.00h se volvió a emitir en RUAH el coloquio anterior sobre OMD.

Por otro lado, este próximo miércoles a las 23.00h tanto en RUAH como en &radio podrán escuchar un nuevo programa normal sobre “Emergency” de Kool And The Gang. Y el planning de emisiones de esta semana en &radio, como siempre, lo pueden consultar en nuestro espacio de la web de la radio, el cual será actualizado entre hoy y mañana.
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