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viernes, 27 de septiembre de 2019

Lori Meyers - En La Espiral (2017)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Y llegó el momento de la estabilidad en la cumbre. Con razón suelen decir que es difícil llegar, pero lo realmente dificultoso es mantenerse. Lori Meyers, por lo tanto, están haciendo lo más difícil; llevan, por lo menos, tres discos donde su repercusión ha estado a la altura casi de artistas mainstream: “Cuando El Destino Nos Alcance” (2010), “Impronta” (2013), y ahora “En La Espiral”. Incluso puede que esté cejando la obtusa polémica sobre la cantidad de ventas en la que dejas de tener credenciales de credibilidad musical.

Durante ya un largo camino Lori Meyers han ido diseminando una retahíla de pequeños clásicos que han ido sazonando nuestro panorama nacional. Ahí tenemos a “Alta Fidelidad”, “Luciérnagas y mariposas”, “Mi realidad”, “Emborracharme”, etc. De su ya vasto currículum probablemente me quede con “Cronolánea” (2008), del que ya dimos cuenta hace tiempo en un artículo. En cualquier caso desde “Viaje De Estudios” (2004) su discografía ha sido bastante fiable.

“En La Espiral” no hierra el disparo. Para empezar, se beneficia de una estupenda producción de Ricky Falkner, detallista y nítida. Estilísticamente siguen teniendo algunas referencias valiosas como el pop español de los 60 (siempre se suele mencionar a Los Brincos), el power pop o incluso el rock andaluz de los años 70. Luego hay matizaciones; hay trallazos de indie pop, funk y un afán atmosférico en algunas canciones un tanto inédito en anteriores entregas. A primera vista parece que es un disco ambicioso; por aquello de que la primera canción se llame “Vértigo I” y la última “Vértigo II” casi parece que estemos ante un disco conceptual, sin embargo habría que hacer un análisis más fino para ofrecer un diagnóstico. Veamos las canciones una a una.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Vértigo I”: Advertíamos en la introducción que había una preocupación por hacer una música que, a veces, bordea lo atmosférico. Bien se puede ver en el inicio de esta canción, donde predominan unos teclados ambientales sobre la voz de Noni. Un cambio de ritmo nos lleva a terrenos más familiares a Lori Meyers. La melodía vocal es melodiosa y vagamente melancólica. Ensoñadora y pulida, se trata de un buen arranque de disco, además de una agradable introducción.

2. “Evolución”: Lori Meyers de manual. Melodía pop de corte clásico, sólida y bella. Para los que hayan disfrutado con los dos últimos discos, “Evolución” será un plato de muy buen gusto. La canción lleva dentro de sí un ánimo de medio tiempo meditabundo y pesimista, que se las apaña para enviar un mensaje (casi) desesperanzado pero con bastante estilo. Se trata de un tema relativamente largo con un segmento instrumental final de más de un minuto que refrenda la ambición de la construcción en algunas canciones. Por cierto, advertir que Lori Meyers ha permutado en su formación a Miguel Martín por Javier Doria en el apartado de guitarras. Fue single.

3. “Pierdo el control: La música comienza a ponerse algo más movida. Las estrofas son amables, elegantes y sofisticadas. El cuchillo entre los dientes viene en el estribillo, obsesivo, cortante y movido. Es una pieza de indie pop altamente melódico con la garra suficiente como para que en directo luzca a muy buen nivel. La letra aun así no es particularmente alegre, parece reflejar un estado de ánimo inestable, inflamable, a punto de estallar.

4. “Todo lo que dicen de ti”: Se rebaja el espíritu motriz del anterior tema con una canción de pop naif y tierno, que afortunadamente no falla en la melodía y en el encanto. Es una canción “muy Lori Meyers”, con un sonido tributario de Los Brincos actualizado gustosamente. Es una correcta canción, romántica y apacible. Ojo a los delicados coros de Anni B Sweet en algunos tramos del tema.

5. “Zona de confort”: Lori Meyers viran sin muchos problemas hacia un estilo más dinámico, tomando el funk como medida. No es un funk desaforado, pero sí divertido. El estribillo, curiosamente, es más suave y melódico. Las guitarras rítmicas de las estrofas me recuerdan un poco a Radio Futura. Agradable canción que tiene un aire suavemente cálido, como un amanecer veraniego. En el tramo final Lori Meyers nos tienen preparado un cambio de ritmo que finaliza “Zona de confort” en una nota alta. A lo tonto son 6 minutos de canción. Otro buen single.

6. “Organizaciones peligrosas”: Canción no del todo distinta a la anterior, sobre todo en el ritmo creado por las guitarras. La mayor variación es en el tipo de estribillo, no tan meloso. No deja de ser un medio tiempo de tempo animado y dinámico. Buena canción de tema crítico y social líricamente; hay referencias a los medios de comunicación y a lo que podrían ser ciertos políticos. Parece que nos habla de una sociedad alienada donde los individuos tienen que pugnar para no ser manipulados.

7. “Océanos”: La canción destinada para que cante Alejandro Menéndez. Es un remanso de paz, acariciante y tan leve como agradable. Y lo que es más importante: muy competente melódicamente. En efecto, evoca mares y océanos de forma ensoñadora y tranquila. Un océano en calma. Francamente interesante.
8. “1981”: Aquí vuelven los Lori Meyers más sentimentales. Canción delicada en tal grado que a veces quizá llega a ser un poco empalagosa. Hay romanticismo más o menos genuino pero quizá se pasa algo con el azúcar. Afortunadamente hay un momento de rock totalmente inesperado poco antes de alcanzar los 2:30, tan breve como repentino. Este tema transpira entrega romántica y Anni B Sweet vuelve a poner leves coros al final. 1981 es el año de nacimiento de Noni, así que es probable que haya correlación con el título.

9. “Eternidad”: Seguimos en un tono suave, pero menos romántico que en “1981”. Es un pop sin muchas complicaciones, de buenos ambientes y melodías razonablemente buenas. Guitarras cristalinas; la melosa voz de Noni; algunos teclados adornándolo todo. Como en otras canciones del disco, el final se remata de forma instrumental incluyendo incluso lo que parece ser un melotrón. Agradable y cumplidora.

10. “Siempre brilla el sol”: Ya iba conviniendo subir un poco el tempo del disco y con esta canción se alcanza sobradamente el objetivo. Es una canción muy del estilo de los Lori Meyers más power pop, de estructura directa, estribillo pegadizo y melodía clásica. Es una canción realmente buena, en la que se nota la gran pericia de Noni y compañía para este tipo de composiciones. Tienes pequeños grandes detalles como los teclados, que aportan un maíz ochentero aquí y allá. Fue, con fundamento, el single adelanto del disco.

11. “Un nuevo horizonte”: Una de las canciones más vitales y alegres del disco. Forma una buena dupla con “Siempre brilla el sol”, teniendo un tono más desenfadado que ella a cambio de renunciar a su toque épico. Divertida sin eludir cierta capacidad reflexiva, según se deduce de algunos aspectos de su letra, es uno de los momentos más lúdicos del disco. Buen nivel.

12. “No estoy solo”: Medio tiempo bastante coherente con el tramo del disco donde está situada. De estas canciones Lori Meyers sabe hacerlas a pares. La guitarra rítmica es cálida y agradable, y añade una impronta ensoñadora de leve psicodelia. Tomada como canción en sí misma es un buen tema, pero en el conjunto del disco quizá sea algo reiterativa. Competente en su composición, a estas alturas sin embargo la atención se disipa.

13. “Vértigo II”: Y el círculo parece cerrarse, aunque sea por asociación libre con el título de la primera canción. Se termina el disco con una canción melancólica, cuyo talante reflexivo se acrecienta con los teclados que embadurnan la canción. Por ritmo y sonido es una melodía bastante adecuada para cerrar el disco; medio relajadso, medio, meditabundos. Algunas notas tomadas de “Véritgo 1” al final del tema dan la impresión de ligero leitmotiv.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Lori Meyers facturan un disco con las virtudes que más les han hecho reconocibles y añaden algún detalle adicional como un mayor desarrollo atmosférico e instrumental. En cualquier caso todo está aquí: sus arranques de power pop, sus delicadas baladas, sus toques sesenteros… Es un disco que afianzará la fe de los seguidores de Lori Meyers y que puede ser perfectamente disfrutable por un oyente ocasional. Como salvedad se podría reseñar alguna redundancia estilística que se hubiera aminorado con un tracklist más corto.

Las expectativas del grupo son grandes. Es de suponer que no tardarán mucho en publicar de nuevo, y si mantienen la facilidad para crear buenas canciones y no bajan su poderoso pistón en directo, Lori Meyers seguirán siendo un importante referente de nuestro panorama musical.

Texto: Mariano González.
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jueves, 26 de septiembre de 2019

Concierto Siniestro Total. La Elipa (21-09-2019)

El sábado 21 de septiembre teníamos que haber estado en lo que iba a ser el Weekend Festival viendo a New Order, pero aquello se truncó hace varios días (yo me enteré el día 3 de septiembre al mediodía cuando salía de ver la expo sobre Pink Floyd, justo en el mismo recinto donde se iba a celebrar dicho festival, el Ifema) y al final terminamos donde menos nos esperábamos.

Tenía curiosidad por ver a Siniestro Total en directo. Me habían hablado varias personas cercanas bien de su directo y al enterarme en el post-concierto del viernes noche de Elefantes que se pasaban a dar un recital a La Elipa, consideré que ya era hora de volver a esas fiestas tras 4 años sin pasarme por allí (es curioso que voy el sábado de cada 4 años: 2011, 2015 y 2019; ¿quién tocará el sábado de fiestas en 2023?).
Comenzaron incluso antes de hora los chicos de Julián Hernández (debajo de este párrafo en primer plano), ya que no eran las 00.15h cuando comenzó a sonar la intro. El grupo ofreció un concierto de una hora y 10 minutos, en el que al tratarse de temas de corte punk-rock de corta duración, hubo lugar para mucho.
Personalmente celebré los temas más clásicos como son esas readaptaciones del “Sweet home Alabama” en “Miña terra galega” o del “Highway to hell” en “Somos Siniestro Total”, “Ayatolah” o “Bailaré sobre tu tumba”. Todas ellas situadas en el tramo final del concierto o incluso en el bis. Más a mitad de actuación salió a escena “Opera tu fimosis”, una canción que me hace mucha gracia, ya que nos acompañó al grupo de gamberros con los que me juntaba en la infancia y adolescencia. A continuación el horrible vídeo que pudimos grabar de “Bailaré sobre tu tumba”.

Las letras graciosas y disparatadas de las canciones se oían lo suficiente, muy saturadas (salimos del recinto con pitido de oídos por la potencia del sonido de los Siniestro) y presté mucha atención a lo que soltaba en la mayoría de ocasiones Julián al micro (porque el guitarrista Soto y el bajista Avendaño también tuvieron sus momentos de protagonismo en el micro). Eché de menos varias canciones de la banda que me gustan como “Menea el bullarengue”, “Assumpta” o “Pueblos del mundo: ¡extinguíos!”.

El ambiente, como era de esperar, era un disparate y un desparrame absoluto, con unos pogos a ratos bastante notables. Nosotros cometimos la temeridad de situarnos en la primera fila y así nos fue. Incluso un fumeta, como diría Santi Balmes en “Incendios de nieve”, “mal ventilado y peor de los nervios”, se me subió a la chepa, dejándome ojiplático (me dije: “será alguien a quien conozca”, y qué va). Pero si vas a estos conciertos ya sabes lo que hay, así que no puedes soltarle una castaña en los piños al sujeto, porque como también dijo Jarvis Cocker en “Party hard”, “si no querías fiesta, ¿por qué viniste aquí?”.
Me gustó ver a los Siniestro capitaneados por Julián Hernández (al cual vi acompañar hace unos meses a Aviador Dro en su 40º aniversario en “Brigada de demolición). Habló lo justo y necesario, sin soltar largas chapas al público y yendo completamente a su bola (incluso hizo alguna coña sobre las enfervorecidas peticiones de canciones de la gente).
Cierto es que me hubiera gustado verles con Miguel Costas (a este le vi hace unos años en Torrejón tocando en solitario dentro de un festival revival de los 80 y en aquella mini actuación completó lo que nos faltó en esta noche que estamos comentando de gustos personales) y Alberto Torrado en la formación (ya sabrán los acólitos de este blog de mi gusto por las formaciones clásicas), pero esos 2 hace ya mucho mucho que se largaron y Julián es el que se encarga de mantener viva la llama de la banda. Y a fe que lo hace muy bien, vista la respuesta entusiasta de todos los allí congregados.
Supongo que si Julián ve que en las primeras filas se juntan varios que podrían ser sus hijos/as a darse empujones y golpes, debe causarle una cierta satisfacción ver que su mensaje musical sigue llegando a las nuevas generaciones. Si las juventudes tiraran más de Siniestro Total que del reggaeton, creo que nos iría mejor.
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lunes, 23 de septiembre de 2019

Concierto Elefantes. Madrid (20-09-2019)

SINOPSIS (por Víctor Prats)
Medio año ha sido el tiempo que precisó finalmente este concierto para llevarse a cabo, convirtiéndose a la postre en una celebración de la feliz recuperación del batería Jordi Ramiro, el cual fue protagonista desde su batería y por unos pasos de baile al final del show para recibir los merecidos vítores de los fans de Elefantes.

El cuarteto barcelonés, con Shuarma a la cabeza, se presentaron más vitales que nunca en Madrid (véanse los trajes de alegres colores que vestía cada uno) y defendieron con solvencia un repertorio en el que hubo un mayor predominio de las canciones de las que podríamos definir su 2ª etapa tras su reunificación.

En diferencia a aquel concierto de hace un lustro en Joy Eslava, hubo espacio para los clásicos justos. Desfilaron “Somos nubes blancas”, la emotiva “Azul” y “Que yo no lo sabía”, esta última situada en el 4º o 5º lugar del setlist para caldear a La Riviera, entre otros temas históricos de la formación. Por ejemplo, el remate, muy acertado, lo supuso ese tributo a lo seguidores de la banda (como ya nos confesó Shuarma en el programa-entrevista que hicimos sobre el disco “Azul” en la pasada temporada de radio de “DMR”) que es “Me gustaría poder hacerte feliz”.

Estuvieron presentes las versiones de José Luis Perales de “Te quiero” o “Mujer contra mujer” con el lujazo de contar con Nacho Cano al teclado como soporte. En el apartado de invitados especiales también estuvo Benjamín Prado recitando durante la interpretación de “Agua” o Mikel Erentxun, muy bien recibido por el público asistente.

En definitiva, 2 horas de buena música y emociones, en una sala casi repleta con un buenísimo ambiente entre los asistentes y que nos dejó un sabor de boca estupendo. Diría que es uno de los conciertos que más (si no el que más) he disfrutado en ese recinto, el cual particularmente no me hace mucho tilín. Y no es el que caso de que las veces que haya asistido a conciertos allí se puedan contar con los dedos de las 2 manos y los pies. Ahora Mariano González les entrará en mayores detalles.

A Shuarma, Hook Management y al propio Mariano les agradezco que hayan hecho posible que “DMR” podamos narrarles desde estas humildes tierras 2.0 un evento tan magnífico como este.

CRÓNICA (por Mariano González)
La remuneración que conseguimos los que estamos metidos en “Discos, Música y Reflexiones” es poder entrar en contacto con artistas que respetamos y admiramos. A principios de año tuvimos la fortuna de contar con Shuarma, vocalista de Elefantes, que pasa por ser uno de nuestros grupos favoritos del panorama musical español. La entrevista nos mostró a una persona atenta, encantadora y luminosa. Todos salimos satisfechos, tanto es así que Shuarma nos invitó a que acudiéramos invitados al concierto que pretendía dar el grupo en Marzo, pero que nunca tuvo lugar debido a los problemas de salud (felizmente ya solventados) del batería Jordi Ramiro. Según se acercaba la nueva fecha elegida, el 20 de Septiembre, nos pusimos en contacto con Hook Management y obtuvimos tres hermosos pases para ver el concierto. Desde aquí agradecer a Andrea García la confianza en nosotros para poder cubrir tan estupendo encuentro.
Acudimos Víctor Prats, Susana Hernanz y servidor de ustedes. Dando gracias por ver el concierto bajo techado, toda vez que se barruntaba una buena lluvia, entramos a La Riviera sobre las 19:50. Mis problemas, digamos, logísticos todavía persisten y necesito ver los conciertos con la ayuda de un asiento. En el pasillo/planta superior me facilitaron una silla desde donde se podía ver de una forma razonable a las actuaciones. Digo actuaciones porque antes del plato fuerte, tuvimos ocasión de disfrutar de un telonero. Los horarios se cumplieron regular. El inicio del concierto estaba marcado para las 20:30, pero Triángulo Inverso (que así se llamaban los teloneros) salieron en torno a las 20:15, lo que significaba que el concierto llevaría algo de retraso. Triángulo Inverso, de los que confieso que no conocía nada, fueron un grupo voluntarioso, de sonido compacto y con cuerpo. No desprecian la épica ni los estribillos contundentes. Fueron un buen aperitivo que apenas en media hora, quizá algo menos, nos dejaron un buen sabor de boca.
El afán de los roadies solventó lo que pudo ser una espera épica y alrededor de las 21:15 dio comienzo la música. No se llenó La Riviera, pero tampoco falto demasiado; habida cuenta que además la tarde no fue particularmente apacible en lo meteorológico, la verdad es que el aforo estuvo bastante bien. También estuvo bien de actitud, por cierto, y la respuesta al repertorio de Elefantes fue cálida, receptiva y entusiasta. En cuanto al repertorio, podemos decir que se centró en, lo que podíamos llamar, la segunda etapa del grupo. Es decir a partir de su reunión. Ya nos dijo Shuarma en la entrevista que no es persona que suela mirar hacia atrás, y quizá eso se note en cuestiones como la elección del setlist.
La actuación tuvo algo de colorido en un sentido amplio. Por las propias texturas de las canciones y por algunos detalles colaterales como la vestimenta. En efecto, los componentes de Elefantes salieron con trajes de colores vivos y alegres: naranja (Shuarma), verde (Hugo Toscano), amarillo (Julio Cascán), Azul (Jordi Ramiro). Para Jordi Ramiro fue una noche especial, toda vez que pudo desquitarse del concierto suspendido en Marzo tras vencer (eso es lo importante) su percance de salud. El público se mostró con él particularmente amable.
Y la música fue como sigue. Comenzaron con “Donde haya silencio”, de su último disco (sin contar con la regrabación de “Caleidoscopio”) “La Primera Luz Del Día” (2018). En esta primera canción se pueden ver algunas constantes de lo que sería es resto del show. Shuarma se mostró como un maestro de ceremonias hiperactivo, dinámico e inquieto; todos sus gestos transmitían entusiasmo y entrega. La música en general sonó más rocosa y cañera que en estudio, detalle que bien llevado es positivo para un concierto. Eso se notó con “Isabel” que sonó con un brío mayor que en su disco, transmitiendo una pasión clara y meridiana. Shuarma se arrancó a tocar las castañuelas, raro instrumento en un concierto de pop rock pero que quedó divertido y respeta, además, la instrumentación original.
Seguimos con canciones de “La Primera Luz Del Día” por medio de “Cada vez”. Nuevamente tocada con chispa; era evidente que el show iba a ser más luminoso y vital que solemne y ensimismado (salvo excepciones sueltas). Tiempo después para saltar un disco hacia atrás y escuchar “Que todo el mundo sepa que te quiero”, una animosa y desacomplejada declaración de amor materializada en un rock vivaz y casi festivo.

La siguiente canción es remontarse a una época temprana en el grupo, su disco “La Forma De Mover Tus Manos” (2003). Para ello la banda la banda se sirvió de “Que yo no lo sabía”, canción que me evoca recuerdos del año 2003 cuando se promocionó con un simpático y curioso vídeo musical. Sonó muy coherente con las sensaciones que estaba transmitiendo el concierto hasta ese momento y que consiste, según palabras del propio Shuarma, en el lado luminoso del amor. También sirvió para bailar y echarse unos cantecitos.
Por cierto, he de agradecer a Víctor Prats que explorase otras localizaciones dentro de la sala; en unas de sus incursiones encontró un lugar donde estar sentado (pensando en mí, cosa que agradezco) y a la vez estar más cerca. Se trata de unos escalones que van directamente a la pista. Nada más aposentarnos allí Shuarma nos dijo que había llegado el momento de tocar una canción que hablase del lado triste del amor. Dicho y hecho, la siguiente canción fue “Duele”, que en su disco “Nueve Canciones De Amor y Una De Esperanza” (2016) cantan junto con Enrique Bunbury. Canción que realmente suena quejumbrosa y apenada, pero tocada una vez más con pasión y arrebato, sin llegar al abatimiento.
Tiempo para subir el ánimo con una canción del que fue su disco de reencuentro, “El Rinoceronte” (2014). La canción “Equilibrios” nos ofreció un momento de ensoñación reflexiva que consiguió un interesante cruce de estilos. Fue noche también de compartir el escenario con algunos artistas amigos que pusieron un plus de atractivo al espectáculo y que confraternizaron musicalmente a las mil maravillas. El primero de ellos en desfilar fue el poeta Benjamín Prado, autor de la letra de “Agua”, la siguiente canción en sonar. Antes de iniciarse la música Shuarma nos habló sobre la labor que hace Oxfam en el campo del uso responsable del agua y de cómo esa tarea había sido la base de la canción. En el single editado la cantan junto con Manolo García, aunque en directo Shuarma se las pinta bastante bien solo. La aparición de Benjamín Prado fue simpática y cómplice. Tuvimos la suerte, además, de oírle declamar un poema escrito ex profeso para la ocasión.
Subimos un poco el pistón con “Loco”, que se escuchó con una dosis extra de electricidad y energía, acercándola más al rock que al pop. Poderoso estribillo e intenso desempeño de Shuarma. Más amigos. Shuarma se encargó de hacer una agradecidísima presentación a Mikel Erentxun, cuya participación fue uno de los platos fuertes del show. La canción elegida fue “Volvió la luz” del “Nueve Canciones De Amor y Una de Esperanza”. Armados ambos cantantes con sendas panderetas, cantaron con ímpetu, fuerza y compenetración la arrebatadora sensación de optimismo que significa esta canción. Momento a recordar.

Sabes que una versión es buena cuando manteniendo el espíritu original que la anima, la trasplantas a tus coordenadas propias y el resultado es algo nuevo pero portador de la antigua esencia. Eso pasó con “Te quiero”, la canción de José Luis Perales versionada por Elefantes junto con Love Of Lesbian y Sidonie hace tres años. La interpretación que pudimos escuchar en directo (solo con Elefantes) fue la de un pop luminoso, encantador y arrebatado. Quizá fue de los momentos en que el público tuvo una mayor colaboración cantando el estribillo.
Y no dejamos las versiones, aunque en esta ocasión si vino acompañada de otro amigo. Elefantes han colaborado en un disco homenaje al “Descanso Dominical” (1988) de Mecano; la canción a su cargo fue “Mujer contra mujer”. Es un tema bastante recurrente en los setlist de sus conciertos, pero en La Riviera tuvimos la suerte de que Elefantes estuvieran acompañados de uno de los miembros de Mecano: Nacho Cano. Fue muy pertinente la introducción de Shuarma diciendo que era un privilegio contar con su presencia, pues en los últimos años no es muy amigo de pisar escenarios. Nacho Cano que en los conciertos solía ser un músico huracanado, inquieto y nervioso, contribuyó tocando los teclados discretamente, casi en segundo plano. Fue un honor y una suerte que pudiéramos contar con pedazo de historia viva del pop español, y aunque pasó relativamente desapercibido su presencia tiene que ser destacada como algo valioso; musicalmente es como poner una pica en Flandes. La interpretación vocal de Shuarma fue sentida, reteniendo toda la emoción de la canción original.
Y no bajó la intensidad la interpretación de “Azul”, el primer gran éxito de Elefantes y, a título personal, una favorita indiscutible. Ya los primeros acordes nos indican que nos encontramos con una canción trascedente, especial. Sentido que se mantuvo sobre las tablas aumentado por una rendición incontestable y apasionada por parte de toda la banda. Quizá por su condición de éxito ya de largo recorrido, al público de le vio particularmente satisfecho. No nos movemos de disco. “Cuéntame”, sin duda otra vieja conocida de los fans, tuvo la cualidad de mostrar un pop agridulce pero tocada de forma positiva y entusiasta. Fue una leve y muy agradable sorpresa. Tras este momento de encantadora nostalgia Shuarma nos contó lo que motivaba a Elefantes desde sus inicios hasta hoy, cómo entre sus sueños se encontraba poder tocar algunas canciones sobre el escenario con la participación del público, en perfecta comunión. De hecho esta introducción vino a cuento de interpretar precisamente una canción llamada “Mis sueños”, perteneciente a su último disco. Toda una oda a la persistencia de la ilusión y la persecución de las ilusiones propias transformada en un pop rock vital, animado y vitalista. Buen resumen de cómo sonó la música a lo largo de todo el concierto.
Como es tradicional en casi todos los conciertos que en el mundo son, llegó el tiempo para los bises tras la consabida y breve pausa. El regreso fue huracanado, manejando con contundencia unas afiladas guitarras eléctricas de puro rock. Se trataba de “Somos nubes blancas”, una canción añeja del disco homónimo de 2005. Buena elección para volver tras el relax de la pausa para bises, y uno de los momentos aguerridos del concierto. Y la canción final, ahora sí que sí, fue otra pieza destacada de su repertorio de siempre. La emotiva “Me gustaría poder hacerte feliz”, motivo de emoción sincera y profunda que hizo que las delicias de todos nosotros. Quizá es la balada por antonomasia de Elefantes, y fue interpretada inicialmente de forma más acústica para volver, a posteriori, a su formato habitual. Como final la elección fue bastante acertada, dejando las emociones flotando en el ambiente de La Riviera y dejándonos satisfechos pero con ganas de más.
El concierto como tal fue irreprochable. Magnífica disposición por parte de la banda, desde la fuerza expresiva incontestable de Shuarma hasta el magnífico desempeño instrumental del resto de la banda, capaz de ofrecernos un show contundente y eléctrico a ratos más cercano al rock que al pop. Si a eso unimos el ánimo colorido vitalista de la música, la consecuencia fue salir a la calle con una sonrisa en la boca. Como salvedad se podría oponer que dentro del setlist, la parte primeriza de Elefantes no estuviera muy representada. De hecho, la mayoría de las canciones fueron desde “El Rinoceronte” en adelante. Si bien, las canciones más actuales tienen un alto nivel, reconozco que hubiera sido gratificante escuchar alguna canción como “Piedad” o “Al olvido.” Pero la banda es soberana para tocar lo que quiera, y el resultado fue realmente bueno. Fue un concierto divertido en el que Elefantes demostraron estar una admirable buena forma. Shuarma, además, estuvo comunicativo con el público, demostrando ser un cantante vivaracho y saleroso. La imagen final que tuvimos de la banda fue la de Jordi bailoteando frente al público, recuperado para la música y para la vida. Imposible un colofón mejor. Reiteramos nuestras gracias a Andrea García de Hook Management por haber confiado en “DMR” para cubrir este evento.
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miércoles, 18 de septiembre de 2019

DMR cubrirá el concierto en Madrid de Elefantes (20-09-2019)

Sin duda uno de los momentos más destacados de la anterior temporada de DMR fue la entrevista telefónica que hicimos a Shuarma, a propósito de una revisión del disco “Azul” de Elefantes. Tanto fue así que el cantante de la banda catalana nos ofreció ser invitados para el concierto que iba a tener lugar a finales de Marzo en Madrid. El infortunado problema de salud de Jordi Ramiro obligó a la cancelación del show, pero ahora por fin estamos a las puertas del esperado concierto en La Riviera.

“DMR” estará allí este viernes 20 de Septiembre a las 20:30 h para dar buena cuenta de la estupenda música de Elefantes. Se anuncia la colaboración de amigos como Mikel Erentxun o Nacho Cano, en lo que será un exhaustivo repaso a su discografía, cuya última referencia es “La Primera Luz Del Día” y su regrabación “Caleidoscopio”. Les recomendamos encarecidamente que si gustan del buen pop acudan a La Riviera, se trata de una apuesta segura.

Agredecemos a Hook Management y particularmente a Andrea García su confianza para cubrir este evento.

Texto: Mariano González.
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