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sábado, 26 de septiembre de 2009

1995 Kiko Veneno - Está Muy Bien Eso Del Cariño

Primeramente, decirles que “Discos, música y reflexiones” ya ha tomado el primer contacto en serio con la radio. El pasado lunes en Radio Universitaria de Alcalá de Henares, realizamos la grabación del primer programa piloto. La experiencia fue muy positiva y agradable, algo estupendo; el resultado: prometedor. Para este próximo lunes tenemos fijada la grabación del 2º ensayo. Si los resultados son positivos, no tardaremos mucho en estar en las ondas. Ya les daré los detalles del horario definitivo, pues creemos que finalmente no será a las 17h, sino un poco más tarde (se están mirando las 23 o 00h), debido al público al que está dirigido el contenido. Esperamos que en breve nos puedan escuchar en http://www.ruah.es/ o si residen en Alcalá de Henares en el 107.4 FM, ya que fuera del término municipal es probable que no cojan la señal. Dicho esto, pasemos a lo que toca hoy.

La propuesta de esta semana nos permite seguir moviéndonos en la mitad de la década de los 90, pero en esta ocasión con un estilo y artista bastante alejado de Suede. También me estoy dando cuenta de que en este 2º año de “Discos, música y reflexiones”, hemos aumentado notablemente el porcentaje de representación española en las revisiones. Es un tremendo honor para mí hablarles esta semana del maestro Kiko Veneno. José María López Sanfeliu, nombre real de Kiko Veneno, es un músico que lleva más de 30 años dando alegrías dentro del mundo de la música y que curiosamente su éxito o reconocimiento le llegó algo tarde.

De todos es sabido que allá por finales de los años 70, en estrecha colaboración con Raimundo Amador, Kiko Veneno dio forma al disco propiamente titulado “Veneno”. Este trabajo está considerado como una obra de culto, que en su día paso algo inadvertida, pues en palabras de uno de sus creadores, estuvo quizás algo adelantada a su tiempo. Sin embargo, según afirmó Kiko en una entrevista a la cadena Sol Música, es uno de los discos más vendidos dentro de la serie media española. Al poco tiempo el sr. Veneno consiguió su primer triunfo personal, aunque como compositor, debido a “Volando voy”, que popularizó el mítico cantaor flamenco Camarón de la Isla.

En los años 80, Kiko Veneno pasó algo de puntillas, con algún que otro disco como su primer lp en solitario de curioso título “Seré Mecánico Por Ti”, siendo quizás lo que más recordará la memoria colectiva aquella mítica aparición en el programa “La Bola De Cristal”, caracterizado como un peculiar y alegre Frankenstein, cantando la canción “Me siento tal feliz”; si les pica la curiosidad, dicho video es muy fácil de localizar en el portal youtube.com.

Sería en los primeros años 90 cuando gracias a tu estupendo trabajo “Échate Un Cantecito”, Kiko alcanzaría su verdadero éxito comercial. Canciones como “Lobo López”, “Joselito”, “Echo de menos” o “En un mercedes blanco”, justifican la buena acogida popular del trabajo. Como apunte anecdótico, mencionar que en el clip grabado para la última canción citada en la anterior relación, aparecía Raimundo Amador. Las señas de identidad del estilo de Kiko Veneno están muy presentes en esta obra: un rock con claros influjos aflamencados, que tan buen ritmo transmiten, y sobre todo muchas ganas de pasarlo bien.

He tenido a bien escoger su siguiente disco a “Échate Un Cantecito”: “Está Muy Bien Eso Del Cariño”. A día de hoy tengo serias dudas de cuál de los 2 trabajos es mejor, y he de decirles que resulta muy difícil decantarse por uno o por otro. Quizás el hecho personal de que “Está Muy Bien Eso Del Cariño” fuera el disco con el que conocí a Kiko Veneno y que el mismo esté asociado a unos meses muy felices de mi vida, sea lo que ha jugado a favor de su elección. Démosle al play y pongámonos a escuchar este entrañable álbum.

“Lo que me importa eres tú” abre de forma animada el disco. Claros signos de rock con influencias andaluzas en su sonido. Aunque si cabe se verá más deje andaluz en el siguiente corte “Veneno”, sobre todo en la forma de cantar de Kiko Veneno. La mayor alegría e ímpetu, vienen anexadas a “Dime a”, tercera canción del álbum. En esta pista, los instrumentos de viento le dan una tremenda fuerza a la canción y la consagran como uno de los momentos más animados de la obra. En la letra de la misma, Kiko no puede evitar hacer un guiño a sus colores futbolísticos cuando dice eso de: “Dime a, dime ámame, dime b, dime bésame. “Musho” Betis, “musho” Betis eh”. Mucho ritmo y animación para una canción que también llegó a sonar en las radios, aunque no tengo tan claro que fuera editada como single. Uno de los aspectos que más va a caracterizar a “Esta Muy Bien...” es la seriedad dentro del ritmo y también la cantidad de canciones con una fuerte carga sentimental en su sonido. El primer ejemplo viene de la mano de “Estaba lloviendo”. Desde los coros que acompañan a Kiko, hasta los tarareos aflamencados que introduce de vez en cuando el cantante, todos apuntan a un sonido muy entrañable y sentido. De igual manera, en la letra se incluye algún dicho de esos tan apañados como “las flores del campo no tienen maceta”. “Respeto” es de alguna manera la canción que da título a la obra en global, aunque no derivado de su título propiamente dicho, sino que dicha frase está incluida tal cual en mitad de la letra. Con “Respeto” no abandonamos la vena o la senda de canciones sentimentales. Recuerdo una vez a Kiko en un programa de música de tve al estilo de aquellos “Música Sí”, en el que salió interpretando esta canción. Una composición que para abundar en su carácter sentimental, trata sobre el amor y sus diferentes aspectos. El estribillo nos dice cosas como “Está muy bien eso del cariño, yo me comprometo. Pero no me des un dulce como a un niño, te estoy hablando de respeto”. El sonido de la guitarra eléctrica en una parte de solo mediada la canción, es igualmente estupendo en lo que se refiere a lo estrictamente instrumental. Bonita y emotiva canción sin lugar a dudas.Llega el turno de escuchar uno de los temas abanderados del disco, “Hace calor”. De las pistas de sonido más pachanguero y desenfadado, pero sin llegar a extremos de puro cachondeo que a veces incluyo el sr. Veneno en sus obras como la futura “Los notas del retumbe” de su trabajo “El Hombre Invisible”. La canción levemente va ganando intensidad instrumental, ya que empieza de forma muy esquelética, y termina con una mayor carga sonora y varias voces apoyando a Kiko, repitiendo la proclama del título de la misma. El video promocional grabado, filmado en blanco y negro en unas sofocantes calles de casas de paredes blancas, tan propias de los pueblos andaluces y con lo que se intuye un sol abrasante a las horas centrales del día, recrea perfectamente esa situación de asfixia metereológica que describe Kiko en este tema. “Hace calor” es la canción con la que conocí a Kiko Veneno y siempre he tenido una especial debilidad por ella al recordarme buenos tiempos pasados. “Viento de poniente” vuelve a las texturas de mayor seriedad del lp. También es de las canciones con un mayor influjo flamenco en la forma de cantar de Kiko Veneno en la obra. Llegamos al otro momento inolvidable del álbum. “Memphis blues again” es una adaptación de Kiko Veneno de una canción de Dylan y me parece que también fue un tema muy apropiado para aquel verano de 1995. Dispuso de un desternillante video en el que aparecían personajes como Popocho de la Orquesta Mondragón, Pablo Carbonell (con pintas de guiri atolondrado, con esas sandalias, americana y pantalón corto) y Santiago Segura, no muy conocido todavía por aquellos tiempos, haciendo en el video de director del clip que se intenta grabar dentro del propio clip. Lo más gracioso es cuando este curioso equipo de trabajo presenta el videoclip resultante a los empresarios de la discográfica al final del video. Están todos encantados con el resultado, pero posteriormente se ven atacados por los enfurecidos directivos de la casa de discos, al ver en qué se han gastado el presupuesto del que disponían. Finalmente terminaban tocando los 4 en la boca del metro de La Latina, recopilando las monedas que les tiraba el respetable. En ese final del video, se veía a Kiko siendo objeto de la efusividad de señoras de más de 60 años, en lo que podría ser un reflejo de esa frase de la canción “las señoras me tratan amable, me van a llenar de cintas. Y en lo profundo, deep in my heart, sé que no tengo salida”. Lo más recordable de esta canción es ese estribillo con el sostenido “Oooooh mama”. Una alegría de canción sin lugar a dudas. “La casa cuartel” es otro de los momentos de mayor carga emotiva después del desparrame de “Memphis blues again”. El disco termina con “El lince Ramón”, que vuelve a sonar de una forma más divertida. Podría ser una vuelta de tuerca a “Lobo López” y sin duda una continuación de la tradición de Kiko Veneno de crear canciones con títulos combinando nombres propios y nombres de animales.

Gracias al éxito de los sencillos “Hace calor” y “Memphis blues again”, “Está Muy Bien…” fue un disco que reportó un importante éxito comercial a Kiko. En aquel sofocante verano de 1995, bastante parecido al que hemos vivido estos meses atrás, la canción “Hace calor” sirvió de perfecta y apropiada sintonía para aquellos días. La portada del disco está diseñada por Mariscal e incluye una especie de animalito con guitarra al cuello o mejor dicho pegada a él. No es otra cosa que la particular representación que hace de Kiko Veneno el que fuera creador de Cobi, aquella mascota de Barcelona 92. Es la formalización en imagen de lo que es en realidad el “Lobo López”.

Sumado a su anterior lp “Échate Un Cantecito”, “Está Muy Bien…” sirvió para consagrar definitivamente a Kiko Veneno como un reconocido músico a nivel nacional. Ayudó mucho la promoción que tuvo el disco en los 40 principales y en Canal +, con la aparición de los videoclips de “Hace calor” y “Memphis blues again” de forma bastante frecuente.

A partir de esta época, Kiko Veneno sería llamado a colaborar con artistas más jóvenes que él y muy recientemente se juntó con Los Delincuentes, Muchachito y Tomasito para formar el proyecto G-5. El resultado fue el disco “Tucaratupapi” con alguna notable canción como “40 forajidos”, la cual tenía un desternillante videoclip con Kiko Veneno caracterizado como un sheriff bigotón.

Posterior a “Está Muy Bien...”, llegaría el turno al lanzamiento del disco “La Familia Pollo”. Un disco con un carácter más festivo y gamberro, y con menos carga emotiva que la del lp que hoy hemos revisado. El cachondeo se ve en canciones como “Se han llevado las toallas” o la propia “Feos”. Recuerdo una interpretación de “Feos” precisamente en un “Caiga Quien Caiga” de su época gloriosa con Wyoming al frente, en la que durante la misma se veía a un Juanjo de la Iglesia bastante entregado; muy curioso.

Anterior a este destacado trabajo también se lanzó el no tan escuchado disco “Punta Paloma”. Sin embargo, dentro de “La Familia Pollo” había lugar para canciones tan bonitas como “Coge la guitarra”, una de mis favoritas de toda la trayectoria de este músico. A día de hoy, y tras cumplirse 4 años de su anterior trabajo “El Hombre Invisible”, del cual destaco “Bilonguis” (no se dejen llevar por el título, es un tema muy emotivo y de sonido muy serio), Kiko Veneno ha realizado una gira este verano presentando las canciones que formarán parte de su próximo trabajo.No me perdono haberme dado cuenta de forma tardía esta semana, que el sr. Veneno fue escogido para uno de los conciertos programados en las Fiestas del Barrio de la Elipa hace unos días atrás. Hubiera ido de cabeza a verle. Por fortuna, ya he tenido ocasión de ver a Kiko 2 veces. La primera fue en el concierto “Pobreza Cero” de la primavera de 2006 en el Palacio de los Deportes, junto a Revólver, La Unión, Iván Ferreiro e Ismael Ló, y la 2ª fue en el festival Universimad de 2007. En aquella ocasión llevé mi cámara de fotos, inestimable compañera, y escoltando el presente párrafo les dejo las mejores fotos que conseguí del evento.Resumiendo y poniendo punto y final por esta semana, Kiko Veneno es un artista muy reconocido a día de hoy y muy querido por casi todo el mundo. Sus canciones generan habitualmente muy buen rollo y también saben tocar la fibra sensible cuando él lo estima oportuno. Que una canción como “Echo de menos” fuera homenajeada hace unos años en “El Otro Lado De La Cama”, demuestra que a este músico se le tiene presente. “Está Muy Bien…” es quizás junto a “Échate Un Cantecito” su mejor disco como ya mencioné antes. Particularmente me gusta ligeramente más que “Échate Un Cantecito”. Rompemos hoy con la costumbre que tengo de proponerles música que considero acorde a la época del año en que nos movemos. Quizás la escucha de este disco sea más propicia para el mes de junio, cuando comienza el verano, pero creo que siempre es un buen momento para recuperar la música de este maestro.
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sábado, 19 de septiembre de 2009

12-09-2009 Concierto Revólver. Móstoles

Para esta semana ración doble. El pasado sábado tuvimos concierto, y he aquí la crónica de lo que vivimos. Espero que les guste. Como el último concierto data de antes del comienzo de la 4ª edición del Concurso Premios 20Blogs, y raíz de este concurso hay nuevos seguidores por estas tierras, decirles que en estas crónicas les hago tanto un resumen de lo estrictamente musical, como también les narro la experiencia personal de un servidor de ustedes; al fin y al cabo, los blogs siempre tiene algo de personal, ¿no?

Por fin volvemos a disponer de una nueva entrada en el apartado, o la escasa sección, de crónicas de conciertos, que de vez en cuando aparece por “Discos, música y reflexiones”. Además, hoy aprovechamos para presentar el directo de uno de los grupos musicales que más veces he tenido la ocasión de ver en directo, 5 hasta la fecha, tomando la delantera a Danza Invisible con 4. El grupo en cuestión, es el proyecto liderado por Carlos Goñi, Revólver, de los que ya hemos hablado alguna vez, precisamente hace poco menos de un año al revisar su fabuloso disco “El Dorado”.

Tengo que decir que el final del verano me trajo la única alegría en forma de concierto que he tenido en estos calurosos meses. Debido a la difícil situación económica, la mayoría de mis grupos favoritos españoles, que iniciaron su carrera todavía en los años 80, han sido contratados por muy pocos ayuntamientos para que actúen en sus fiestas populares o patronales. Citaré ejemplos tales como Danza Invisible, que años atrás venían 4 o hasta 5 veces a Madrid y aledaños y sin necesidad de tener un nuevo disco recién salido a la venta entre sus manos. Igualmente los chicos de Seguridad Social tampoco han aparecido por la Comunidad de Madrid este año, tras ver la página de la promotora que lleva sus conciertos.

Solamente aparecía como posible acontecimiento un concierto de La Unión con motivo de las fiestas de San Sebastián de los Reyes el pasado 30 de agosto. Estaba prácticamente mentalizado en acudir a dicha cita, pero la coincidencia con el cumpleaños de un familiar cercano diluyó dicha posibilidad en el último momento, cuando me di cuenta del conflicto de fechas unos días antes.

Sin embargo, ya en junio, tras entrar en la web de Revólver, vi que Carlos Goñi tenía programado un concierto en el mes de septiembre en la “Finca Liana” en Móstoles. No sé, me imaginé por el nombre del recinto una sala de conciertos y a saber el precio que cobrarían por entrar, que la crisis es crisis para todos. Sin embargo, la semana anterior descubrí que dicha “Finca” es un parque en el que se celebran los conciertos gratuitos que organiza el Ayuntamiento de Móstoles en sus fiestas. Con esta certeza, y sabiendo que aparte de la gasolina y el paseo hasta la localidad mostoleña, la cual me coge en la otra punta de donde resido, no me supondría gasto económico de entrada, decidí asistir. Igualmente al residir unos familiares en esta ciudad, mataba 2 pájaros de un tiro, haciéndoles una visita por la tarde y acudiendo a las 23.30h al recinto señalado para ver el estado actual de Revólver.

Hacía ya un tiempo que no veía a Goñi por Madrid y alrededores. Hasta la fecha le había visto en 4 conciertos. 3 de ellos en verano de 2005 (Torrejón de Ardoz en las fiestas de mi localidad, Barrio de Ascao de Madrid y Centro Comercial Opción de Alcorcón) cuando presentaba “Mestizo” y otro en el mes de junio de 2006 (Coslada) con motivo de la publicación de su 3er. volumen “Básico”. En todas las ocasiones me quedó muy buen sabor de boca tras la actuación de este madrileño, valenciano de adopción y corazón. En los conciertos de Revólver que había visto hasta ahora, había lugar para energía, intimismo, raudal sonoro y rincones acústicos. En resumen, 2 horas muy entretenidas y con unas canciones excelentes incluidas en el repertorio.

Llegó el día del concierto y como ya he citado, realizamos una visita previa a unos familiares. De esta forma, llegamos al municipio antes de que toda la gente estuviera echada en la calle, con el tráfico hasta arriba y los conductores desesperados por encontrar un sitio donde aparcar su coche. Como la casa a la que iba estaba a unos minutos andando del lugar del concierto, dejé el coche bien aparcadito hasta que después del concierto lo recogiera para volver a Torrejón. No exentos de varias vueltas por la ciudad, “disfrutando” de esas glorietas “maravillosas” de 5 carriles y calles cortadas por las obras o las fiestas, conseguimos finalmente dar con el barrio de nuestros allegados para verles fugazmente, ya que habían quedado con otros amigos a las 21h en Madrid ciudad. Las 2 horas que quedaban hasta las 23.30h cuando empezaba el concierto, las aprovechamos para ir a tomar algo en plan raciones a modo de cena informal.Finalmente fui más acompañado de lo que esperaba al concierto, lo cual hizo más agradable la tarde/noche. Tras una contusiva experiencia en los coches de choque, en los que salí con la espinilla hecha fosfatina, llegamos al parque Finca Liana y me sorprendió la cantidad de gente que se había congregado para ver el concierto. Conseguimos situarnos en una decente 6ª fila, aunque algo escorados hacia la derecha del escenario, tras previamente haber localizado una siempre inestimable fuente de agua potable, para poder llenar el buche antes de meternos entre la multitud. El cielo estaba muy nublado y amenazaba lluvia. Ya es casualidad que no había llovido ni un solo día que recuerde en este verano, y que el sábado al tiempo caprichoso le diera por ponerse así. Por fortuna no rompió a llover intensamente, no pasando de 4 gotas puntuales, que no propiciaron la suspensión del concierto, pero que si nos metieron el miedo en el cuerpo a más de uno. Las fotos que pude sacar, no están del todo mal, aunque quizás algo oscuras; les iré intercalando las mejores a partir de este párrafo. Una de las bondades principales que tienen estos conciertos, aparte de ser gratuitos, es que hay libertad total para hacer todas las instantáneas que desees.Puntualmente el sr. Goñi apareció en escena con sus compañeros actuales. Ataviado con una seria americana, pantalón y botas negras, no noté que hubieran pasado 3 años desde la última vez que tuve a Carlos delante. Empezó con la fuerza y arrojo que desprende “Duro de llevar”, tema que fue resarcido al ser el abanderado del volumen 3 de los conciertos “Básico” de Revólver. Este tema, no obstante data de 2000, de aquel estupendo y genial disco llamado “Sur”, dentro del cual se encontraba también la siguiente canción del repertorio: “Sara”. Emotiva composición con nombre propio, y de las contadas que Carlos tiene en su repertorio dirigidas a alguien en particular.Siguiendo con el apartado de “Sur”, también dispusimos de la brutal “Faro de Lisboa”, a la que Goñi introdujo diciendo algo como: “nunca he entendido eso que dicen las folclóricas de querer morirse en el escenario… Yo, el día que dé mi último concierto, que tened por seguro que lo daré, habrá una canción que seguro que estará incluida y será ésta”. Sobran las palabras ante un estribillo tal como “Faro que alumbras al mundo por encima de la tempestad, devuélveme la esperanza y que brille mi estrella, pero no en soledad; oye mi voz, mi última oportunidad. Faro que alumbras al mundo, alumbra mi vida”. Sobrecogedor. Sirvió como el fin de la 2ª parte del concierto, esa en la que se incluyen las versiones acústicas y como preludio de los bises que corresponderían. También canción abanderada de “Sur”, “San Pedro” no pudo faltar a la cita. Estupenda canción de rock accesible y que describe lo que yo siempre he considerado un amor loco, de esos veraniegos cuando vas con la familia a la costa cuando eres jovencito. Se puede intuir en frases como las del estribillo: “Nos prometimos el mar…”; recuerda a las tonterías que pueden decirse mutualmente 2 adolescentes embelesados. Nuevamente fue acongojante oír a toda la audiencia cantar a voz en grito, permitido por Carlos, el inicio desde “Una noche de buen vino y de mejor compañía…” hasta “…en la villa de San Pedro, vi el paraíso en su boca”. Sin posibilidad de discusión, de los momentos más disfrutados del concierto.Hablando ya a propósito de los momentos álgidos, destacar igualmente el combo formado por “Tu noche y la mía” y “Odio”. Se dispusieron en la parte incipiente del concierto. La primera de las citadas, nuevamente regaló otro momento de lucimiento del público, entonando todos juntos de forma más que emotiva, la primera parte de la canción. Supongo que a Carlos se le debe erizar el vello de la piel al escuchar a la audiencia tan entregada coreando sus versos. Una de las canciones más bellas jamás compuestas por Goñi. Fue anecdótico que Carlos se quejó que nunca le sale bien la intro de la canción, y se puso mano a mano con el acordeonista a darle a la guitarra antes de identificar los acordes más reconocibles del tema. “Odio” fue un momento de baile y desparrame. El músico reconoce que es de las pocas canciones de sonido alegre que tiene, aunque la letra sea un descargo total contra todo lo que le molesta. Otra vez el público estuvo a la altura para gritar ese “siempre me joden la canción” dedicado a los “disc-jockeys asesinos” que menciona Carlos.No podemos dejar de lado que el concierto estaba encuadrado dentro de la gira de presentación de “21 Gramos”, último trabajo de Revólver. De este disco, aparte de los singles “Tiempo pequeño”, curiosamente incluido en los bises, e “Y pasa el tiempo”, dispuesto en la mitad de la sección acústica, se presentaron la canción que da título al disco y “Clarisa”, nada más terminar ese combo del disco “Sur” con el que se inició el show. Quizás fueron las mejores elecciones que se pueden extraer de su último lp. “Y pasa el tiempo” es un tema que me resulta simpático y es llevadero. “Tiempo pequeño” nos ayuda a recordar al Goñi más épico en su sonido, aunque hay que decir que está lejos de “El dorado” o “No va más”. Sin embargo, eché en falta “Todos somos capitanes”; no sé por qué, pero me gusta esta canción, además de que me parece gracioso el título.Acabo de citar “El dorado” y “No va más”. Ambas aparecieron por fortuna en el concierto y además tuvieron lugares privilegiados dentro de la estructura o el orden de salida de las canciones. “El dorado” sirvió como fin del primer núcleo de la actuación, que posteriormente se retomaría con la parte acústica. Este tributo a los padres por parte de Carlos, volvió de forma muy acertada a alargarse más de 10 minutos, debido a la parte de solo de guitarra que mete Carlos en mitad del tema, para disfrute de los que acudimos al espectáculo. Intensa, emotiva y un clásico de Revólver sin lugar a dudas, que nunca ha de faltar en uno de sus conciertos. “No va más”, canción que no siempre apareció en los conciertos previos que vi de Carlos, tuvo el honor de ser el tema que cerró el concierto. Se aprovechó de forma clara para echar el resto y terminar con una explosión de energía e intensidad que dejó a la gente con ganas de mucho más. Se pidió de forma insistente otra canción y debido a ese empeño que noté, hasta llegué a dudar unos segundos si caería una propina extra más, aunque el show ya se notaba que había llegado a su lógico final. Habían transcurrido 2 horas y de lo bien que lo pasamos, nos pareció un concierto de una hora y cuarto como mucho. ¡Qué rápido pasa el tiempo cuando estás disfrutando!En el apartado de las baladas más sentidas que aparecieron en la noche del pasado sábado, hay que citar las 2 que abrieron la parte acústica en la que Carlos se sienta en su banqueta, guitarra acústica en mano y solo ante el peligro y armónica al cuello, se dispone a susurrar esas palabras de amor que con tanta emoción escribe. Esto queda más que evidente con la elección de esta noche: “El esclavo de tu amor” y “Esta noche tengo más de lo normal”. Canciones brutalmente emotivas y que se vuelven más intensas aún por cómo las canta Carlos, acompañado del melancólico sonido de su armónica.Tras terminar con los últimos acordes de “Esta noche tengo más de lo normal”, Goñi dio entrada de nuevo al resto de la banda, para los que tuvo un bonito detalle de reconocimiento al dedicarles a ellos el concierto y afirmar ante los que allí estábamos, que de todas las formaciones con las que había tocado en sus 20 años de carrera, era sin duda la mejor de todas. Parece ser que lo decía de forma sincera y le creo. Se me olvidaba, “Hay besos” de “21 gramos” también fue elegida para formar parte del track list y apareció en este núcleo de 4 canciones, que como ya cité antes, se completó con la sobrecogedora “Faro de Lisboa”, a cuya interpretación pertenece la instantánea de abajo.Bueno, creo que en esta ocasión he comentado todas las canciones que salieron menos “El roce de tu piel” que estuvo situada en medio del ajetreo del núcleo principal del concierto. Para quien le interese, aquí dejo a continuación el track list en el orden que fueron apareciendo las canciones: “Duro de llevar”, “Sara”, “Clarisa”, “21 gramos”, “Tu noche y la mía”, “Odio”, “El Roce de tu piel”, “San Pedro”, “El Dorado”; Parte acústica: “El esclavo de tu amor”, “Esta noche tengo más de lo normal”, “Hay Besos”, “Faro de Lisboa”; Bises: “Tiempo pequeño”, “No va más”. Total, 2 horas de concierto ni más ni menos, de una calidad a prueba de bombas.Digamos que en apartado de los “debe” o de lo mejorable, hay que destacar que a pesar de la calidad indiscutible del set list escogido, hubo muy poco lugar a sorpresas. En otras ocasiones, Carlos metía algún tema que te dejaba completamente fuera de juego. Recuerdo que fue muy grato escuchar “Esperando mi tren” en aquel 2º concierto que le vi a finales de junio de 2005, en mitad de una calle del barrio de Ascao. También fue curioso escuchar en Coslada al año siguiente “Mi rendición”. Aquí no hubo lugar a las rarezas excesivas. Pero bueno, quizás esto sea quejarse de vicio o simplemente sacar alguna pega; en el fondo lo hago por si el bueno de Carlos algún día da con el blog de un servidor, para que no se lo crea tanto y siga currándoselo.Sobre la 1.30h de la madrugada llegó el final y tras reponer el depósito de agua de mi cuerpo (no imagináis la envidia que me da Carlos en sus conciertos cuando bebe agua y nos dice “brindo por vosotros con agua, nada más y nada menos”, y me doy cuenta de que otra vez se me ha olvidado llevarme una botellita fresquita), nos dirigimos hacia mi humilde coche para retornar a casa y salir lo antes posible de un pueblo tan caótico, circulatoriamente hablando, como es Móstoles (no me extraña que se examine ahí para el carnet de conducir). Mención especial desde aquí al sr. Pere Navarro y la excelente señalización del desvío que existe al dejar la A-5 y coger la M-40, que te dice que al aeropuerto y A-2 se va mejor dando la vuelta al círculo por Boadilla… Sí, seguro.Tras dejar a mis acompañantes en casa camino de la mía, me acosté a las 3.30h tras no haber dado excesivas vueltas para encontrar sitio en mi barrio, que actualmente se encuentra en estado de sitio, debido a las obras de unos nuevos aparcamientos, de los que al menos sacaré mi deseada plaza en propiedad de aparcamiento cuando terminen; ni se imaginan la calidad de vida que ganaré.
El concierto, en resumidas cuentas, fue muy bueno. La respuesta por parte del público mostoleño y madrileño en general, fue excelente, y junto al concierto que dieron en Torrejón de Ardoz en junio de 2005, es el más multitudinario de los que he asistido de Revólver. Mirando atrás te quedabas asustado de la cantidad de gente que se dio cita en el parque de marrás. Fue un placer comprobar que Carlos Goñi se encuentra en un perfecto estado de forma y que sigue siendo capaz de dar conciertos estupendos. Responderé a sus plegarias o sus buenas intenciones, que siempre suele soltar al inicio de los conciertos, para simplemente decir: Sí Carlos, ha merecido la pena pasar nuevamente un rato contigo. Sigue así.
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1996 Suede - Coming Up

Hola a todos. Antes de empezar con el disco y el grupo de esta semana, comentarles 2 cosas. Por un lado decir que el Concurso Premios 20Blogs ha llegado a su fin. “Discos, música y reflexiones” hemos quedado en un meritorio 7º puesto con 19 votos, empatados con 2 bitácoras más. Finalmente no hemos conseguido el objetivo de quedar del 5º para arriba, pero finalmente daba igual. El motivo estriba en que quedar 5º te daba opción a entrar en la discusión del jurado para ver quién era el mejor blog en global, sin que los expertos eligiesen entre los 5 primeros de cada categoría para ver quien ganaba en la respectiva. Con lo que, lo dicho, da igual. Agradecimientos sinceros a todos los que nos han votado y decir que a partir de ahora participaremos en http://bitacoras.com/. Ya pueden votarnos allí si lo estiman oportuno en la categoría genérica de Cultura (no hay de música específicamente).

Por otro lado, y mucho más importante, el verdadero premio que nos ha traído el concurso Premios 20Blogs, ha sido que por parte de Juan Ceñal (conocido como Ordago13), titular del programa y radioblog “10 historias, 10 canciones (República Libertaria de las Tortugas)”, nos ha propuesto colaborar en Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH). Hemos realizado la primera toma de contacto con los responsables y el próximo lunes realizaremos la grabación de un programa piloto, de lo que será la adaptación radiofónica del presente blog, que para diferenciarlo, se llamará “Discos, música y mucho más”. Si las pruebas superan el protocolo de los responsables de RUAH, la idea sería empezar a emitir lo antes posible los lunes a las 17h en el dial 107.4 fm. Agradecimientos muy sinceros a Juan por su apoyo e interés y felicitaciones por su victoria provisional en los Premios 20Blogs en la categoría que compartíamos. Les iremos informando puntualmente. Vayamos ya con la música.

Sección Brit Pop capítulo 4º, o eso creo. Ha llegado por fin el turno a Brett Anderson y sus acólitos de pasar por “Discos, música y reflexiones”. Dentro de la corriente en la que se incluyó a esta banda británica, siempre les consideré como los “segundones” a nivel mayoritario y mundial frente a Blur y Oasis. En ese aspecto Suede siempre me parecieron estar muy unidos a Pulp. No solo debido a que ambos grupos toman muchas influencias de los años 70, sino en lo que a popularidad internacional se refiere.

Los primeros discos de Suede editados en la primera mitad de la década, les colocaron como una de las más fuertes promesas de la nueva hornada de grupos surgidos en el Reino Unido por aquellos días. Su disco homónimo de debut y “Dog Man Star” contienen verdaderos himnos de aquel momento. Por citar algún ejemplo, recuerdo aquel “Animal nitrate”.

Se suponía pues que el 3er. trabajo de la banda capitaneada por Brett Anderson tendría que ser su consagración definitiva. En aquellos tiempos, Suede se completaba con Richard Oakes a la guitarra, Simon Gilbert a la batería, Mat Osman al bajo y Neil Codling a los teclados. El momento del lanzamiento fue 1996 y la obra que entregó Suede efectivamente fue un gran triunfo. De hecho, también supuso un aumento de la repercusión internacional de la banda, haciéndose más populares en países tales como el nuestro.

“Coming Up” fue el producto final concretado en la 3º entrega de Suede. Es un excelente disco, y a mi me gusta más que “Dog Man Star”, que es el disco al que todo el mundo suele hacer reverencias. Hay una serie de canciones con un encanto irresistible, derivada de la trágica, dramática y glamourosa forma de cantar de Brett. Pasemos pues adelante en el análisis del disco. Además es un trabajo benévolo en lo que al número de canciones que incluye; un número redondo, 10.

Se dispone “Trash” como canción para darnos la bienvenida. He de decirles que es mi tema favorito del disco, con el que conocí a Suede y quizás mi preferido también de su discografía en total. Los teclados, las agridulces guitarras eléctricas y la entonación melancólica de Brett al micro, son las marcas distintivas de este clásico. Excelente estribillo en el que Anderson mantiene vocalmente de forma perfecta la palabra que da título al corte. La melancolía, está condimentada con unos matices épicos que dibuja una canción muy pegadiza. Recuerdo aquellos tiempos en los que el videoclip salía en “Del 40 al 1”. “Filmstar” deja de lado ese enfoque melancólico y épico de “Trash”, para meterse de lleno en un sonido de un rock más potente y corrosivo, cercano en ciertos matices al glam de los 70. “Lazy” fue uno de los singles tardíos de Coming Up. Con una pegada mucho menor en comparativa a “Trash” y “Beautiful ones”, es quizás de los temas más anodinos del álbum. Puede que esté muy acorde con la traducción de su título. No se puede considerar uno de los momentos más memorables del disco. “By the sea” es quizás el momento más melancólico y crepuscular de “Coming Up”. Una verdadera delicia, con un final muy emotivo y lánguido. Ejemplo de que Suede sabe moverse en todos los géneros: balada, rock, pop etc. “She” es uno de los temas más derivados del glam que incluye el disco. Algunos arreglos de corte clásico punzante en el lapso final, le hacen a este tema estar algo cercano de aquel “Hold me, thrill me, kiss me, kill me” de U2 para la banda sonora de “Batman Forever”. “She” aporta un carácter poco amable y con ciertos puntos de agresividad.Otro de los sencillos, en este caso el 2º, fue “Beautiful ones”. Es una canción de sonido más que parecido a Trash, pero quizás con un punto menor de heroicidad en el tono de la misma. La melodía pegadiza y el ritmo estupendo de los versos de la letra, sobre todo al comienzo de la misma, son sus principales valedores a la hora de afirmarles que estamos ante otra gran canción de Suede. Los tarareos de Brett hacen al tema mucho más ligero y nuevamente la intensidad que muestra en la parte final cuando se desgañita subiendo algunos tonos en su registro más agudo, ayudan a valorar si cabe más a esta pista. Muy destacable son las notas de la guitarra eléctrica al inicio de la canción. Efectivamente, me gustan especialmente esos acordes de la guitarra eléctrica en los primeros segundos y también la parte final en la que se alcanza el mayor nivel de intensidad por parte de Brett, moviéndose entre varios falsetes y su tono habitual de voz. A continuación se presenta “Starcrazy”, que es otro de los momentos de mayor rabia guitarrera y rockera. “Picnic by the motorway” tiene un extraño sonido de conformismo en la parte de su estribillo, también apoyado por la letra del mismo: “qué día más bonito” ante la descripción de la sórdida realidad que nos proyecta: “Compraré una botella y nos la beberemos entre la polución…”. Destacan los teclados y las notas disonantes que existen adornando la canción. El momento de sonido más ñoño (no se aprecie aquí matiz peyorativo alguno), viene de la mano de “The chemistry between us”. Me respaldo en esos “la-la-la-la” de carácter tan inocente para afirmar el enfoque bucólico de esta canción, que se encuentra en las antípodas de “Filmstar” por ejemplo. A pesar de decirles que es una canción algo ñoña, he de reconocer que me encanta. “Saturday night” fue otra de las canciones que se extrajeron del álbum. De mejor resultado que “Lazy”, es uno de los momentos de mayor melancolía y tristeza de la canción. Resultando bastante emotiva, no llega a esos niveles opresivos que aportó al inicio “By the sea”, pero creo que de las 10 canciones que componen “Coming Up” es la más apropiada para darle carpetazo.

Como he dicho, “Coming Up” fue un acierto comercial y de éxito de Anderson y los suyos. Canciones como los 2 primeros singles “Trash” y “Beautiful ones”, hicieron gran parte del trabajo debido a su incontestable gancho melódico y el punto melancólico con el que están aderezadas. Tampoco podemos dejar de lado la inercia que siguieron notables canciones como “Lazy” o “Saturday night” en sus labores como sencillos extraídos posteriores.

La portada es desde mi punto de vista excelente. Me gusta ese tono verdoso eléctrico y ese escorzo de las figuras representadas, dispuestas sobre ese colchón a rayas. Este acertado trabajo hacía presagiar la confirmación o mejor dicho, consolidación de la banda dentro de los grandes grupos del momento. Desgraciadamente la cosa a posteriori no fue así y “Coming Up” supuso el inicio de la decadencia de Suede en lo que a repercusión mediática y musical se refiere.

Es verdad que las expectativas generadas ante el lanzamiento de lo que sería su siguiente entrega en 1999, eran bastante grandes. Recuerdo algún artículo de Julián Ruiz en aquel suplemento del diario deportivo Marca que se llamaba “Tiramillas”, en el que el gran crítico y periodista deportivo y musical nos desgranaba lo que iba a ser el siguiente trabajo de Suede.

“Electricity” sería el adelanto del disco. Una canción épica, de retorcimiento de guitarras eléctricas, bastante acertado desde mi punto de vista, pero que a nivel de crítica no recibió muy buenas palabras. Suede, debido a sus 2 últimos lp's recibió la debida atención por parte de los medios, pero el disco no se valoró positivamente. No creo que “Head Music” esté tan mal como se le puso en su día, pero sí que es el trabajo más flojo de Brett y los suyos hasta entonces. Aún así se incluía algún momento brillante como la baladita “She's in fashion”, con aquel placentero clip con Brett montado en un coche que circulaba por campos floreados.

A nivel del apartado reflexivo de mis entradas, decirles que quizás Suede fue objeto del agujero negro musical que engulló a los grupos abanderados del Brit Pop a partir de 1998. No es que se los engullera, sino que los apartó de un plumazo del foco de interés musical del momento. Sería el turno de recoger el testigo por parte de bandas como Radiohead, Placebo, Garbage o Travis, que serían los que tomarían el mando durante un tiempo, bajando a los Oasis, Blur etc. a su clase.

Considero “Coming Up” como un disco muy llevadero y de los mejores asociados al Brit Pop de mediados de los 90. Exponente dentro de la discografía de Suede de sus momentos más dulces. Es un álbum accesible y fácil de disfrutar, con canciones con un punto entre lo épico y lo melancólico muy interesante, véase “Trash” por poner un ejemplo. Quizás a mi me resulte muy entrañable este disco y todos los de la época por coincidir con mis años de instituto. Espero que ese halo de nostalgia no haga que tenga una impresión errónea de este lp y que les haga pasar un buen momento escuchándolo.
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sábado, 12 de septiembre de 2009

2007 Crowded House - Time On Earth

Quizás un apartado en el que no hemos ahondado mucho en la historia del blog, son los regresos acertados. Creo recordar que en ese aspecto solamente hemos tratado “Black & White 050505” de Simple Minds, y no es que se dé el caso de que Jim Kerr y los suyos hayan anunciado en alguna ocasión que lo dejasen. Pasó lo mismo con R.E.M. y su “Accelerate”.

Sin embargo, hoy sí que se da la ocasión de una banda que se disolvió y que tardaron una década en volver a juntarse contra todo pronóstico. Efectivamente, 1996 supuso el fin de una exitosa trayectoria de la banda australiana Crowded House, con el lanzamiento de su recopilatorio “Recurring Dream”. Esta banda liderada por Neil Finn, fue una de las formaciones que mejor definieron el pop sentimental y melódico desde mediados de los 80 hasta su disolución; canciones como “Four seasons in one day” o la mundialmente conocida “Don’t dream it’s over”, corroboran esta afirmación que les hago.

Neil Finn inició varios proyectos en solitario, como por ejemplo aquella aventura de la mano de su hermano en The Finn Brothers, que nos reportó alguna que otra aceptable canción como “Nothing wrong with you”. Hay que decir que ninguna de las tentativas de Neil al margen de Crowded House le reportaron el éxito que tuvo con su banda, aunque sí se mantuvo la aceptación por parte de la crítica de manera general.

Como suele decir Julian Ruiz ante los regresos después de mucho tiempo de las bandas: “hay que comer, ya que los royalties no dan casi dinero a estas alturas”. No obstante, a la hora de plantearse la refundación de Crowded House, había un elemento que no sería el mismo. El batería Paul Hester tras haber estado sumergido en una fuerte depresión, se quitó la vida unos años atrás. El resto de la banda con Nick Seymour al bajo y Mark Hart a la guitarra y teclados, (tras el letargo en el que se encuentran ahora inmersos Supertramp) sí que se reincorporaron al trabajo. Para suplir la baja de Hester, se unió a la banda un batería que me recuerda brutalmente a uno de los personajes de la serie “Futurama”.

El resultado de la reunión se concretó en el disco “Time On Earth”. Desde mi punto de vista un orgulloso regreso tras tanto tiempo y separación oficial del grupo. En la mayoría del disco nos encontraremos temas relajados y reflexivos, muy en la tónica que era habitual en la primera etapa de la banda, con algún que otro momento puntual de energía e incluso experimentación. Pasemos a ver cuáles son sus bondades.

Desde el inicio del disco, Crowded House se muestran sentimentales en su sonido. “Nobody wants to” es un claro ejemplo de ello. Las marcas de sonido de estos australianos parecen haber permanecido inmutables al paso del tiempo y al largo periodo de separación que sufrieron. Neil Finn sigue demostrando con canciones como la que abre el álbum, que es un experto a la hora de componer canciones que llegan a tocar la fibra sensible. “Don't stop now” es una canción pop más ligera y rápida que la sentimental “Nobody wants to”. Sirvió igualmente como primer sencillo del disco. Dispone de un mayor ritmo e inmediatez, partiendo de la sencillez de su estribillo, que consiste tan solo en la repetición del estribillo. No suena nada mal. Vagamente nos puede evocar a “When you come”, aunque con algo menos de frenesí vocal por parte de Finn. “She called up” muestra el lado alegre y simpático del grupo. Recordando claramente a brillantes momentos del pasado como “Now we're getting somewhere”, es una canción luminosa y rebosante de felicidad y optimismo en lo que a su sonido se refiere. “Say that again” tiene un carácter más sombrío y destaca por su rítmico bajo a cargo de Nick. Tiene un sonido algo subterráneo y menos reluciente que otras canciones de la banda. El estribillo que contiene es de los que más pegadas tiene en el conjunto del álbum. “Pour le monde” es un canción de corte melancólico, que devuelve la calma que nos podría haber quitado el énfasis del estribillo y ciertas partes de “Say that again”. “Even a child” comienza con brío con una animosa guitarra, que nos puede aportar nuevamente alegría. Mucho brillo y energía positiva para uno de los temas más animados de la obra hoy propuesta. “Heaven that I’m making” es una de mis preferidas. Con su ritmo pausado y su estructura cíclica de vuelta al estribillo, genera una placentera calma. Neil se queja de que “este paraíso que estoy creando, no puede llegar lo suficientemente rápido”.“A sigh” es una pieza casi acústica y de las más sentidas del disco (y eso es decir mucho). En esta parte central, tan solo será “Silent house” la que tendrá algo más de intensidad, sobre todo en la parte final de su estribillo, ya que “English trees” es tema suave y un sentido homenaje al desaparecido anterior batería de la banda. En cierta parte de la letra parece haber una absolución entonada por Neil cuando dice “todos tus crímenes están perdonados”. Por decirlo de alguna manera es el “Wish you were here” particular de Crowded House, apoyada en un sonido suave y sentido. La verdadera joya de la corona, desde mi punto de vista, es “Walked her way down”. Es el tema más enérgico del disco, ayudado sobre todo por Finn y su entrega. El sonido de las guitarras suena con mucho arresto y es una canción única en su especie dentro de este relajado y sentido lp. Quizás este hecho hace que destaque más respecto a las otras. “Transit lounge” es el tema más experimental del disco. Con arreglos electrónicos y ciertas programaciones, con ayuda de acertados coros femeninos, se crea una composición para disfrutar de largas estancias en los aeropuertos. Finn alterna momentos susurrantes con otros de mayor intensidad en lo que a la voz se refiere. “You’re the one to make me cry” es una importante balada, que siguiendo en la línea de buscar ejemplos comparativos con otras canciones anteriores de la banda, me recuerda mucho a “You’re not the girl you think you are” y no me refiero únicamente al título. Instrumentalmente destaca por sus arreglos de corte clásico, que le dan mucha elegancia. Estupendo final (otra semana más) de la mano de “People are like suns”. Se me quedó muy marcada esa frase que dice “la gente son como soles, están ardiendo en su interior”. Tiene un regusto optimista que me gusta para terminar un disco muy humanizado.

Nuevamente sigo con la intención de hacerles una propuesta musical adecuada a las fechas en las que nos encontramos. También nos encontramos con otro caso en el que solamente la experiencia personal me justifica, ya que hace 2 años, tuve la suerte de acudir a la gira de presentación de este disco. Fue el 30 de septiembre de 2007 cuando se programó un concierto en la Sala Arena, para posteriormente ampliar aforo a La Riviera ante la buena respuesta popular en la venta de entradas.Aquel día, curiosamente, la seguridad estuvo bastante permisiva. Por ese motivo, les dejó flanqueando estos párrafos las mejores instantáneas que pude sacar. La situación, como los seguidores habituales de este blog sabrán, cambió radicalmente un mes y medio después en el concierto de Interpol. El concierto duró hora y tres cuartos. Estos australianos, prepararon una exquisita selección de las mejores canciones de la historia de la banda y varios temas del disco hoy presentado. Echar en cara a Neil y sus compañeros dejar de lado “Walked her way down”. Hubo instantes sumamente emotivos, como por ejemplo cuando sonaron los acordes de “Don't dream it's over”.Time On Earth se puede considerar un perfecto ejemplo de orgulloso y magnífico regreso. Es cierto que comercialmente hablando y en lo que a repercusión mediática se refiere, el resultado no fue tan importante como los picos de popularidad que alcanzó el grupo en 1986 o 1996 gracias a temas como “Don't dream it's over” o “Weather with you”. Lo que desde aquí les estoy valorando como orgulloso o acertada reunión, estriba en la calidad de la obra entregada. Canciones como “English trees” o “Walked her way down” lo justifican. A nivel personal he de destacar también, que en aquel concierto tuve la ocasión de conocer en persona a Neil Finn y a Mark Hart. Con el primero no pude más que estrecharle la mano y con Mark al menos le pude comentar que 5 años atrás le había visto actuar con Supertramp.Estos muchachos cuentan en su discografía con una buena colección de canciones delicadas, emotivas y muy elegantes. Al hablarles de Prefab Sprout hace unas semanas, ya busqué sacar comparativa entre ambas bandas. Por fortuna, el paso del tiempo y la larga interrupción de actividad de la banda en conjunto, no mermó su buen hacer a la hora de componer canciones. Lo único que sucede con estas bandas medianas, es que cuando paran y regresan, es complicado que vuelvan a suscitar el mismo interés que tuvieron en su primera parte. Hay varios ejemplos: Tears For Fears, The Lightning Seeds etc.

Quiero decir que “Time On Earth”, para aquellos que conocemos a Crowded House fue un más que decente regreso y nos agradó mucho escucharlo. Sin embargo, a nivel generalista, promocional y mediático no se le prestó demasiada atención. La portada se compone de unos bloques cuadrados que parecen cajas forradas de papel de periódico, un esquelético árbol y una serpiente gigante llevándose a la boca a un hombre. Curiosa portada sin lugar a dudas.

He de decirles que ando algo perdido sobre los movimientos actuales de Crowded House. Si no se ha producido nueva ruptura, debería de estar cerca el lanzamiento de un nuevo disco en las próximas fechas. Si esa fuera la situación y si lo que se publica tiene un nivel incluso ligeramente inferior al del lp hoy revisado, volver a sentarse a escuchar a Neil Finn y su banda valdrá nuevamente la pena.
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sábado, 5 de septiembre de 2009

1971 Pink Floyd - Meddle

Para esta semana, la propuesta musical de “Discos, música y reflexiones” viene de la mano de una de las leyendas de la historia del rock. Sin ningún lugar a dudas una banda de gigantes, compuesta por unos hombres innovadores, experimentales, arriesgados, vanguardistas y muy grandes: Pink Floyd. Simplemente espero que para aquellos que como yo, hayan regresado de nuevo a la rutina laboral, este disco les ayude a llevarlo algo mejor. Para los que estén de vacaciones aún, o las cojan de forma tardía ahora, también espero que les agrade recuperar a Pink Floyd para estos próximos días.

Una vez más, y ya llevamos unos cuantas, damos la bienvenida a esta humilde bitácora a uno de los grupos más importantes de todos los tiempos, a través de uno de los discos, que para nada es el más evidente a la hora de escoger dentro de su trayectoria. Más sencillo habría sido sumergirnos en los sonidos de discos inmortales como “Animals”, “Wish You Were Here”, “Dark Side Of The Moon” o “The Wall”. Sin embargo, justamente nos vamos a ir al preludio y justo al inicio de los que serían los felices 70 para esta formación, que serían inmejorables debido a los discos que acabo de nombrarles.

La obra por la que me he decantado, es su 6º disco de estudio: “Meddle”. No es que hubiera pasado mucho tiempo desde la edición de su aclamado y psicodélico debut “The Piper At The Gates Of Dawn”, pero sin embargo estos años ya habían supuesto al grupo el trauma de ver la marcha de su líder original: el genial y complicado Syd Barrett. Poco después de la edición de este primer trabajo, David Gilmour se unió a la formación. Este guitarrista y cantante, será pieza clave en el desarrollo posterior de la banda, llevando el mando principal de la nave junto a Roger Waters.

Igualmente, me doy cuenta de que “Meddle” es hasta la fecha el disco más antiguo que hemos revisado. Creo recordar que precisamente fue “Even In The Quietest Moments…” del año 1977 de Supertramp, rivales de Pink Floyd, el lp más lejano en el tiempo de los que hasta ahora habían desfilado por aquí. Esta semana marcamos un nuevo límite temporal en lo que a la lejanía se refiere.

Después de la citada y traumática marcha de Barrett, siempre recordada por la banda hasta el punto tal de dedicarle parte de un disco en “Wish You Were Here” de 1975, y con el nuevo dueto de líderes Gilmour-Waters al poder, con el batería Nick Mason y el teclista Richard Wright quedando en un 2º plano, los siguientes trabajos de la banda fueron marcando una evolución clara partiendo de la psicodelia de su debut, dirigiéndose al rock sinfónico que les consagraría definitivamente.

Tras el irregular y complicado “Atom Heart Mother”, llega el turno de la obra que he considerado más adecuada rescatarles, para iniciarles en el universo nada fácil de entender del “Fluído Rosa”. “Meddle” es un disco corto en lo que a número de canciones que incluye se refiere; sin embargo, el simple hecho de que una de las mismas abarque ni más ni menos que casi 20 minutos de duración, hace que la duración total del disco se encuentre dentro de unas medidas estándar. Voy a proceder a analizar la obra lo mejor que pueda, ya que repito que enfrentarse a Pink Floyd, y captar todos los detalles que su música desprende, no es tarea sencilla.

No se podría elegir una forma más contundente de empezar un disco por aquellos tiempos. “One of these days” es una canción apocalíptica y muy agresiva en lo que a su sonido se refiere. Compuesta sobre la doble línea de un bajo atronador de ultratumba, creada a duo por Gilmour y Waters, también se ve sorprendida en ciertos momentos por los latigazos electrónicos de los teclados de Rick Wright, que no podrían estar mejor incluidos. Mason, además de su labor a la batería, la cual comienza mediada la canción (cuando también entra la guitarra eléctrica), aporta el único matiz vocal de la canción en la forma de una poseída voz que dice simplemente “uno de estos días, te voy a cortar en pequeños pedacitos”; esto viene a sumar el último punto de tremendismo que le faltaba a este arrollador tema. No podemos olvidar ese ruido de tormenta de aire huracanado, sobre el cual se desarrollan los movimientos de los instrumentos, que ayuda más a crear un sonido oscuro al corte. Es una de las canciones que me sirve para afirmar que Meddle podría sonar actual a día de hoy. Junto a “Echoes”, será el único tema del disco que se ganó estar incluido en el recopilatorio doble de hace unos años. Quizás una de mis canciones favoritas de todos los tiempos de Pink Floyd. Cambiando de tercio completamente, pasando a un sonido más soleado y menos turbulento y convulso, se nos presenta “Pillow of winds”. Gilmour toma de nuevo las riendas al micrófono, tras esa breve pero intensa aparición de Mason a la voz. De hecho, el lp se moverá en su núcleo central por los derroteros del sonido acústico, dejando a un lado el carácter fuerte y acongojante de la canción de apertura. “Fearless”, sigue de hecho por la senda marcada por su predecesora en el disco. Serán los matices de producción, quizás inapreciables para el gran público, los que harán grandes a Pink Floyd y en este disco, aún en las canciones más relajadas, se nota lo sofisticado de las composiciones de la banda. Con “Fearless” seguimos igualmente en canciones de más de 5 minutos de duración.Lo que sería la cara “b” del vinilo, supondría un reparto más desigual entre las canciones que lo componían, ya que tanto “Saint Tropez” como “Seamus” no llegan a los 4 minutos y no dejan de ser un ligero aperitivo para la obra maestra del disco que hoy revisamos: “Echoes”. “Saint Tropez” supone el estreno al micrófono de Roger en el disco. Tiene un sonido vagamente cercano al blues, sobre todo por las notas de piano que incluye. “Seamus” ya introduce esos matices tan peculiares que les gustaba meter a los Floyd en sus obras. Sobre unos ladridos nerviosos de perro, se dispone una marcada guitarra acústica, para sustentar el escaso devenir vocal de David. Hemos llegado al gran momento de la semana, y en consecuencia del álbum revisado. “Echoes” es una perfecta sinfonía, llena de matices, experimentación en los sonidos, el origen de los mismos y la producción. Una obra de 20 minutos de duración, que fue justamente homenajeada al concederle el mérito de darle título al “grandes éxitos” de la banda. La psicodelia viene de la mano de sonidos retorcidos, con un punto de cierto oscurantismo (pero no gótico) y el misterio habitual que casi siempre ha desprendido la banda. Es difícil analizar un tema de tan basto metraje. Sumergirse en la misma y navegar por su más de cuarto de hora de música, es una experiencia recomendable a cualquier apasionado de la música moderna que se precie. Su complejidad de elementos es tal que es muy difícil citarlos todos. Destaca esa intro en los primeros 2 minutos, con un fuerte regusto misterioso, que dará paso a la sección de sonido acústico, más en concordancia con la parte central del disco. Posteriormente se entra en la parte más psicodélica y enrevesada con estridentes sonidos agudos (según he oído por ahí, de ballenas), que ayudan a darle esa pincelada oscura. Para cerrar se vuelve a la estructura de la parte vocal tras la introducción, pero ya con una mayor carga instrumental, menos acústica. Se termina el disco con ese sonido de tormenta de viento huracanado, con el que se nos daba la bienvenida. Algo así, como haber sido atravesados por un tornado y haber estado disfrutando de la música en el ojo del huracán. Terminar el disco con esta canción, hace que te quede una idea más fortalecida de que lo que has estado escuchando merece mucho la pena.

Este trabajo supuso un cierto éxito comercial a Pink Floyd, aparte de unas críticas bastante favorables, lo cual le vino bien al grupo, ya que con sus 2 anteriores trabajos, las valoraciones habían sido dispares por parte de la prensa especializada. Lo más importante de “Meddle” es que marca el inicio del acelerón definitivo del grupo hacia las cumbres más altas de la música rock. Posteriormente en la recién inaugurada década de los 70, vendrían discos legendarios como “Dark Side Of The Moon”, que batió records de duración en lo que a permanencia en la lista de los más vendidos se refiere.

“Meddle” es un disco que sigue sonando moderno en la actualidad. Cualquiera de las obras de Radiohead a partir de “Ok Computer”, tienen una clara influencia del grupo que hoy hemos analizado, partiendo las mismas de la canción “Echoes”, que ya he referido, dio nombre al recopilatorio doble que editó la formación a comienzos del siglo XXI. Estos honores vienen a poner de relevancia la importancia de esta magnánima y monumental composición dentro de la discografía del grupo.

Sin embargo, a medida que vaya pasando el tiempo y el éxito/consagración de la banda como una leyenda en activo de la música moderna sea cada vez más evidente, las grietas internas que desencadenarían la dolorosa ruptura en la primera mitad de los años 80, se irán haciendo cada vez más grandes. El carácter de Waters se fue haciendo cada vez más tiránico e insoportable, llegando a maltratar psicológicamente de forma severa a alguno de los componentes. Esté donde esté, que se lo pregunten a Rick Wright, por si hubiera alguna duda. No obstante, esos terremotos internos y personales de los componentes en sí, quedan bastante lejos del momento que hemos escogido analizar esta semana, y los dejaremos para análisis en posteriores vueltas a la banda.

“Meddle” trae bajo el brazo el inicio de los días felices del grupo. Todo lo que les vendría a continuación, durante al menos los siguientes 7 años, van a ser casi siempre buenas sensaciones y éxito, sobre todo mucho éxito. El universo de Pink Floyd siempre se muestra complejo y difícil de descifrar. Estos detalles se aprecian ya desde la abstracta portada del disco con esos tonos oscuros y verdosos. El disco ya en sí supone una dura prueba para cualquier oído, con lo que hoy no les saturaré más. Es probable que la próxima vez que regresemos a desempolvar un disco de Pink Floyd, se trate de una de las obras posteriores a este disco, que editaron dentro de la década de los 70.

La obra que les propongo, quizás puede resultar algo anodina en lo que a sus 4 canciones interiores se refiere, menos en esos ladridos tan curiosos que se meten en “Seamus”. Sin embargo, este lp de 6 canciones, vale su peso en oro por disponer entre sus pistas de “One of these days” y “Echoes”. Ambas canciones, son de las más valoradas a día de hoy por los seguidores más puristas de la banda, que se desmarcan de la facilidad de quedarse con “Another brick in the wall (part 2)” o “Wish you were here” a la hora de recordar a estos muchachos. Espero que a aquellos seguidores del blog que no lo conozcan, les merezca la pena gastar unos minutos escuchándolo. A los que ya han pasado por dicha situación, no necesito decir más para convencerles.

Sirva a la par esta revisión como un sentido homenaje póstumo a Rick Wright, en el momento en el que casi se cumple un año de su triste fallecimiento, el cual imposibilita una nueva reunión de esta mítica formación. Hubo un fogonazo en 2005, por el que los 4 componentes clásicos se reunieron para tocar en el Live 8, y que hizo que la gente especulase sobre un posible regreso en forma de gira mundial o algo así. No fue posible, y nunca más lo será. Estuve pensando hacer este artículo justo la semana después de enterarme de la muerte de Wright, pero no encontré el momento y curiosamente he retomado el intento para cumplirlo, justo al cumplirse el 1er. aniversario de su muerte. Dedicado a él especialmente, también al malogrado Barrett, que murió un par de años antes que Wright, y al resto de los Pink Floyd.
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