.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Concierto Of Monsters And Men. Copenhague (16-11-2019)

Esto es un matrimonio español que se va a Dinamarca a ver un concierto de un grupo islandés... ¿A que parece el comienzo de un chiste? Pues sí, y de hecho lo es: el chiste malo que supone que Madrid, en muchos casos, está en un 2º o 3er. plano dentro de Europa para que muchas bandas y artistas internacionales se decidan a venir a nuestra ciudad a ofrecer un recital. Aquí debajo el K.B. Hallen desde fuera cuando llegábamos a eso de las 18:30h.
Una tarde en la que me estaba desquitando de saber que en la gira presente del último disco de una de mis bandas favoritas, los islandeses Of Monsters And Men, viendo un concierto del presente tour en Youtube, según llega a casa mi mujer, se pone a curiosear las fechas europeas de su tour. Barcelona, la única ciudad de España en la que tocan, entradas agotadas. De repente empieza a barajar a Estocolmo y Copenhague como fechas. Descartamos Estocolmo al ser en viernes y llegar pillados de hora (no pudiendo yo cogerme el día libre en el trabajo) y empezamos a barajar en serio la opción de la capital danesa. El avión no se iba mucho de precio, si bien los hoteles se disparaban bastante.
Al final encontramos una opción más o menos aceptable y nos liamos la manta a la cabeza, casi sin proponérnoslo; de paso, suponía una experiencia parecida a las de Alfredo Morales y sus viajes por Centroeuropa a ver conciertos y la de Vicente, un amigo de Luis Felipe Novalvos (nuestro valioso contertulio de radio), que también se marcha por el extranjero a ver shows de sus grupos favoritos. Lo más parecido lo habíamos hecho por Kraftwerk hace 3 años, si bien aquella sagrada ocasión no supuso salir de nuestras fronteras, sino simplemente ir a conocer esa estupenda ciudad que es Bilbao.
Pues lo dicho, turismo y música. Conocer Copenhague (yo en particular, ya que mi mujer había estado 7 años atrás y de paso hizo de guía de la estancia) y ver a una de mis bandas favoritas actuales, que además están de gira gracias a un disco con mayúsculas; no tardaré en revisar “Fever Dream”, si bien aquí al comentar el concierto ya iré enjuiciando a sus canciones. A continuación un primer plano de la cantante de Vök, el grupo invitado que abrió la tarde-noche.
Llegamos el viernes por la noche y el sábado hicimos un tour por el centro histórico de la ciudad, bajo una lluvia que a ratos fue intensa; creo que logramos evitar el constipado o pulmonía. Después de comer nos volvimos al hotel a echarnos una siesta para coger fuerzas para lo que se venía. La apertura de puertas estaba fijada a las 18.30h y el comienzo del show a las 20.00h. Salimos del hotel a las 18.00h para llevar a la estación de tren de Peter Bangs Vej a la hora adecuada. No nos costó enfilar hacia el K.B. Hallen y cuando llegamos a su entrada ya estaba abierto el acceso (y menos mal, ya que la lluvia comenzaba a arreciar). Aquí debajo servidor ya situado en primera fila y en espera paciente para ver a mis adorados OMAM.
Ya dentro del recinto, un lugar muy adecuado para conciertos, con una capacidad para unas 4000 personas (a ojo mío), vimos el set del escenario que nos revelaba que habría teloneros. Y a las 20.00h comenzaron los mismos, demorándose el plato principal hasta las 21.00h. Los invitados fueron Vök, una banda en parte islandesa, en parte sueca, compuesta de una chica llamada Margrét en la voz, teclados y guitarras, y otros 2 chicos, uno en la batería y otro a la guitarra. No sonaron mal. Pegaban con el plan de la tarde-noche por el estilo de su música. Ofrecieron algo más de media hora de actuación, con canciones que a ratos sonaban bastante bien, siendo en ocasiones realmente bailables y disfrutables.
Pero a lo que habíamos ido hasta allí, tras tantos kilómetros hechos en líneas aéreas low cost, era lo que a las 21.00h, muy puntual, salió al escenario. Allí estaban los 5+1 que son a día de hoy los OMAM. Encabezados por Nanna y Raggi y escudados en Brinjar (al que tuvimos casi delante al habernos situado en primera fila según se mira a escena a la izquierda), Arnar y Kristján, con otro músico que se encarga de los teclados y acordeones que suplen las secciones de viento cuando hacen falta.
Al ver aquel concierto organizado por Iheart (gran parte, pero no entero, ya que cuando empezamos a mover el viaje paré de inmediato para evitar más spoilers), suponía con qué arrancarían. Luego el resto del setlist variaría mucho su posición. Pero sí, el lógico arranque fue con la potente “Alligator”, single de adelanto de “Fever Dream” y que puede llevar a engaños de vernos ante un trabajo realmente contundente. El grupo empezó a toda mecha, ya que luego metieron otro gran single como fue “Empire” de “Beneath The Skin”.
No me la esperaba tan pronto, pero llegaba en el tercer lugar del set list mi gran momento del concierto. Me refiero a “King and lionheart”. La canción sonó en su inicio más delicada que nunca y me emocionó mucho. Intenté grabarla completa, pero, pensando que los tiempos en que los tipos de seguridad ya no se preocupaban de que la gente grabe vídeos, uno de ellos me dio 2 avisos y el tramo final no lo pude completar y quedó desenfocado después del primer aviso. Por fortuna, el resto del concierto fui dosificando las fotos y vídeos (solamente grabé ya fragmentos con el móvil, que es lo que más o menos tenía pensado de antemano) y no tuve más problemas en este sentido.

En ese concierto del que vi la mitad en Youtube, detrás de “King and lionheart” venía “I of the storm”, cosa que esta vez no sucedió, y en parte me agradó que así fuera, ya que al menos el orden se vería bien alterado; hoy he visto el concierto ya entero, y sí, varió mucho el orden, alguna canción se cayó de la lista y otras se sumaron. En Copenhague el grupo decidió sellar un cuarteto de apertura de aúpa al meter como cierre de ese grupo de arranque la bullanguera y festiva “Mountain sound”, la cual mantuvo la cierta histeria del público danés, un colectivo menos histérico que el de nuestro país, pero en el que también hay cabida para gente que intenta colarse filas. Tampoco es que la gente estuviera muerta, pero noté menos entusiasmo en las masas; cosas del norte, supongo. Por cierto, “I of the storm” sí que sonaría, por fortuna, pero lo hizo más adelante. Aquí un fragmento que grabé con parte de su puente y estribillo.

Bueno, no pretendo ir lineal contando de inicio a fin el concierto. Ahora quiero reparar en lo que tuvo de protagonismo el disco en sí que provoca esta gira. Me gustó mucho la selección de temas no singles que ofrecieron los OMAM, porque, por supuesto, “Wild roses” y “Wars” no faltaron. Del resto estuvo muy bien que “Ròròrò” apareciera en los primeros compases, con una Nanna muy sentida al micrófono. Estuvieron en el setlist también “Sleepwalker” con buena conjunción entre Ragnar y Nanna a las voces (algo podrán comprobar en el vídeo que insertamos debajo de este párrafo, aunque no esperen gran calidad ni de imagen ni de sonido), y “Stuck in gravity”, esta última más hacia el final, y que sirvió a Ragnar para afianzar claramente su papel en los directos.

Resultó muy sorpresivo que el bis lo abrieran en formato íntimo con “Waiting for the snow” con Nanna sentada al borde del escenario, con luz muy cálida. Esa pregunta “¿qué me ofreces?” que se repite tanto en la canción, sonó muy sentida, con Nanna esforzándose mucho en transmitir los sentimientos correctos que merece esta joya de “Fever Dream”. Evidentemente los chanchullos vocales de producción de estudio aquí no aparecieron, ni falta que hicieron para tocarnos la fibra cuando la cosa iba acabándose. A continuación un cachito de “Waiting for the snow”.

Ya que estoy con el bis, comentar que el grupo remató de forma muy peculiar el bolo danés, ya que si bien optaron por sumar otro clásico de claro gusto para todo fan de Of Monsters And Men, que es esa gran apertura de su disco de debut, es decir, “Dirty paws” (lo cual permitió a la banda y público soltar esos “hey!” como de aviso que incluye la canción por última vez en la noche), se salieron de lo evidente con la pista de cierre. Y es que el grupo acabó precisamente como acaba “My Head Is An Animal”, con “Yellow light”. No me la esperaba ni en broma (ya saben que yo no miro los setlist de la gira antes de ir a mi concierto, pero, ya comprobado a posteriori, sí es cierto que ha sido el cierre de conciertos en casi todos los ofrecidos hasta la fecha). Esta canción me encanta. Supuso un momento de liberación de Nanna, que se movió sin parar de lado a lado del escenario mientras el público coreaba el tramo final de la canción. Broche de oro sin duda, y dejando de lado opciones más sencillas. Fueron valientes. La parte troncal del concierto se cerró con “Six weeks”, apuntalando el papel del disco de debut en el repertorio de este concierto y de la gira en general.
El setlist no registró ausencias notables. Quizás faltaron “Wolves without teeth”, como single notable y elegante, o la más rara, pero que sí metieron en shows de la gira de “Beneath The Sking”, “Silhouettes”, temazo que el grupo se anotó para poner su grano de arena a la banda sonora de “En Llamas (Los Juegos Del Hambre)”. Por tanto, la locura y esparcimiento de “Little talks” estuvo presente a eso de algo superada la mitad del show. Ya he mencionado que en esta ocasión no vino la chica rubia que tocaba las trompetas en giras anteriores, sino que el teclista mantuvo las melodías de forma muy solvente con acordeón. Claramente es un momento esperado para cualquiera que se estrene en un concierto de la banda, como era nuestro caso; por ello, aunque fuese un pequeño fragmento debía de inmortalizar.

“Crystals” también jugó su papel en su momento, permitiendo otro momento de lucimiento para ese batería de tremenda potencia que es Arnar; en este sentido he de apuntar que hacía tiempo que un batería a la hora de tocar en directo no me impresionaba tanto. Hay que ver la contundencia que imprime este tipo. No en vano, es un músico muy profesional, ya que de hecho cuando los roaddies estaban afinando los instrumentos, fue él mismo quien en un momento subió a su batería a dar los últimos retoques (nadie se dio cuenta de este detalle –no noté ningún grito o aplauso-, pero yo sí reparé en ello).
Ya que hemos hablado de Arnar, voy a seguir hablando del proceder de los miembros oficiales del grupo (sin que sea impedimento para que si acaso comente algo más de otras canciones que tocasen). Nanna Bryndís Hilmarsdottir me pareció una mujer realmente profesional. Cantó excelentemente bien, sin desafinar (cosa difícil con un timbre tan peculiar como el suyo).
Nanna tocó la guitarra bien a modo de acompañante (ya que en ese papel destaca el aplicado Brinjar), se animó de cuando en cuando a completar a Arnar a la percusión (como si le hiciera falta a Arnar ayuda), y en momentos como “Lakehouse” se soltó las riendas y se movió por todo el escenario. Nanna no se mostró demasiado comunicativa con el público; solamente algún “tak” –gracias en danés- y, eso sí, soltó un par de frases en danés la única vez que se dirigió al respetable.
Algo más cercano resultó Raggi, por ejemplo cuando antes de que sonase “Wars” invitó al público a bailar. Su tono, más cálido y grave, cuajó bien en directo en los binomios con Nanna y brilló también cuando le tocaba llevar la voz principal.
Más lejos tuvimos al bajista Kritsján, al cual no apreciamos mucho, pero que no desentonaba con el resto de componentes. Brinjar sí que le tuvimos cerca y ofreció capítulos buenos de guitarra eléctrica, con algún lucimiento puntual, pero sin entrar en divismos. Respecto al set del escenario, el grupo solamente dispuso detrás un telón con el ojo que protagoniza la portada del último disco y las luces contaron con unas columnas laterales de focos que le daban de cuando en cuando algo de gracia.
El concierto duró algo más de hora y media. No me faltó casi nada. Me hubiera gustado escuchar quizás ese cierre genial de “Fever Dream” que es “Soothsayer”, pero no era su noche; me conformé con ver que “Ròròrò”, que no era de la partida últimamente, sí que apareció. A mi mujer le apenó algo que se olvidaran de “Wolves without teeth”, pero no pudo ser.
En general salimos muy contentos del concierto. Vimos a una banda que apreciamos muchísimo y en un concierto muy acertado. Tocaron bien, una buena selección de canciones y en un recinto muy apropiado para conciertos de este calado (de los que no tenemos en Madrid; si por algo será que por aquí estas cosas no...). Debido al nivel de vida danés, cierto es que la entrada nos costó en torno a 20 euros más que en Estocolmo o Barcelona, pero no deja de ser un mal menor.
Al acabar nos volvimos a nuestra zona de operaciones de la ciudad (cerca de la estación central de tren), para cenarnos un kebab y comentar lo vivido. Tacho a otro de mis grupos favoritos que hasta la fecha no había visto. Y además me supone mi primera experiencia en el extranjero viendo conciertos. Supone un esfuerzo económico, pero merece la pena y queda un gran recuerdo. Veremos si para ver a otros artistas actuales que no suelen venir por aquí o que solo vienen a festivales, tendré que empezar a plantearme esta especie de “erasmus musicales”.

No hay comentarios: