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sábado, 10 de noviembre de 2012

Blondie - Eat To The Beat (1979)

Cuando parecía que este blog se iba a quedar encuadrado en el presente, metemos un volantazo y nos retrotraemos ni más ni menos que más de 3 décadas para abordar el underground neoyorkino del punk, post-punk y la nueva ola, y tratar una de sus bandas estandarte. Saben ustedes de mi debilidad por Talking Heads, grupo que ha pasado por aquí en 3 ocasiones (con su , 3er. y 6º disco de estudio), y que no es nada nuevo que les remarque que son mi grupo preferido de esa “movida neoyorkina”, pero es hora de ampliar en este blog la visión de aquellos días de mucho CBGB o mucho Mudd Club.

Y curiosamente, como me ha sucedido con muchos grupos, los Blondie eran unos “John Boy” particular de mi universo musical; es decir, que tal como narra la letra de la canción aludida de los Love Of Lesbian, de primeras no me gustaban nada y el paso del tiempo es el que ha hecho que me quitara prejuicios estúpidos hacia la banda liderada por la ex-conejita de Playboy Debbie Harry.

Se reirán ustedes, de acuerdo, pero la manía que tenía a los Blondie derivaba principalmente de que cuando empecé a ampliar mi conocimiento musical a comienzos de milenio a través del programa “So 80’s” de la Vh1, uno estaba obsesionado en esos días por ver videos de Spandau Ballet (la fiebre personal que me dio en aquellos días, cuando deseaba ver el video de “Gold” una y otra vez). ¿Qué es lo que pasaba? Pues simple y llanamente que de los Blondie en aquel programa repetían hasta la saciedad los videos de “Call me” y “Atomic” y en esos días no me hacía mucha gracia.

A los Blondie les conocía de oídas, ya que es común que nadie pueda negar haber escuchado alguna vez los ritmos del “Heart of glass” de su anterior disco al que hoy nos ocupará “Parallel Lines”, una canción que pensaba que Harry decía en el estribillo algo de “Duran duran” (cosas de los días en los que aún no eres experto en inglés y te suenan nombres de grupo al tun tun). Sin embargo, les puse cara a partir de aquí y hasta la simpática y carismática Debbie me caía gorda en aquellos días. ¡Qué cosas tiene el asunto cuando se tienen 18-19 años!

Pues lo dicho, que con el paso del tiempo Blondie me han terminado agradando y gustando. Pasemos a hablar algo de los antecedentes a su “Eat To The Beat”, 4º disco de estudio de la banda, que es el álbum que hoy nos atañe. El grupo había conseguido el éxito masivo precisamente gracias a su tercer y último lp “Parallel Lines”, sobre todo por “Heart of glass”, pero no estamos ante un disco que sea solamente eso, ya que otras piezas como “Hanging on the telephone” o “One way or another”, sin ir más a fondo, son tremendas. Quizás “Eat To The Beat” supone el comienzo del declive de la banda, que desembocaría en un par de años o 3 después en su disolución durante mucho tiempo; ¡qué raro que me meta con un disco que se sitúa en ese periodo vital de un grupo!, ¿eh?

Estamos ante un trabajo que denota posicionamiento de una banda. Es el disco de afianzamiento de lo conseguido hasta la fecha, y prueba es de ello que los singles y el disco funcionaron bien en las listas de ventas (por ejemplo, el lp llegó al nº1 en el Reino Unido al igual que “Parallel Lines”). Hay hueco en el disco para canciones de muy distinta textura, al igual que en la anterior obra de Blondie. Será mejor que comencemos con el repaso, que no sé si iba a apuntar algo más previamente, y como ahora no recuerdo, así les dejo de contar más rollos.

Emotiva, bonita y sentimental es “Dreaming”. Un temita pop que con lógica fue single de la obra (nº 2 en el Reino Unido, ahí es nada) y que tiene una envoltura muy alejada del sonido algo derivado del punk de los momentos más potentes de Blondie. Y es que “Eat To The Beat”, si le quisiéramos poner una denominación de género musical, sería la de punk-pop o pop-punk. “Dreaming” es rítmica, movida y deliciosa. Quizás sea algo ñoña, pero funciona y es claramente uno de los pasajes más memorables del disco. Un sonido cáustico y seco es el que ofrece “The hardest part”. Más cercana al rock y al punk, nos puede recordar a los primeros pasos del grupo y podría ser un ítem que se pudo incluir en su día en “Plastic Letters” por ejemplo. En la onda de “Dreaming”, pero si cabe con un par de vueltas de tuerca más en el sentido melancólico de su sonido, se presenta “Union city blue”. Debbie canta casi desesperanzada y a eso ayudan esos “¿Qué es lo que voy a hacer?” de su estribillo. Su melancolía sin embargo tiene momentos de intensidad que acercan a este tema pop de Blondie a la épica y también hay que destacar que fue single en el Reino Unido y allí fue moderadamente bien recibida. Quizás sea la canción que más les llame la atención en la primera escucha, ya que claramente es la pieza más, digamos, “mainstream” de “Eat to the beat”. A mi me gusta mucho, a ustedes no sé; ya comentará abajo el que lo desee. “Shayla” prosigue en el sector más sentimental del disco. Se abandona la épica y la pompa de “Union city blue” para dar lugar a un tema más íntimo de sonido baladístico, en el que Debbie Harry nos seduce con unos acertados tarareos. Muy delicada, no será el único tema de este sonido que nos encontraremos en “Eat To The Beat”. Sin embargo, acto seguido llega el turno de la canción título. “Eat to the beat” es muy directa. Una canción pop rock muy sencilla, que quizás no sea la más memorable del disco y que quizás por ello sorprende que le conceda el título. De esa forma, en parte, se la pone de relevancia, cosa que no sucedería si al álbum lo hubieran titulado de otra forma. Tampoco es que suene mal, ni tampoco molesta. Mejor resulta “Accidents never happen”. La base es latente y tremendamente acelerada, y si no lo creen, reparen en la percusión y la saltarina línea del bajo. Debbie aquí se muestra en un registro más bajo y a la par más sensual. El sentido del ritmo es muy bueno y con el paso del tiempo quizás sea una de mis favoritas de la obra. Creo que no fue single, pero sí que se grabó de la misma un sencillo videoclip, con el grupo tocando en una esquelética nave industrial; bueno, esto es por sí solo poco relevante, ya que el disco dispuso de un videoclip para cada una de las canciones. El grupo echó el resto en el apartado audiovisual.
No tardará mucho en adularles y gustarles la nihilista (no en vano es casi una transcripción, reinterpretación o desarrollo del lema punk) “Die youg, stay pretty”. En lo instrumental es sencilla, una composición pop de economía de elementos, con un carácter desenfadado y pachanguero muy fresco. Debbie Harry se muestra desenfada y desentendida en esta pieza que sirve para afrontar la 2ª parte del disco y que abría su cara “b” en el vinilo. “Slow motion” suena muy retro. Casi podría ser una canción más del perfil de Olivia Newton John que de los Blondie. Es realmente luminosa, con Harry en registros muy altos y agudos. Creo que se llegó a tantear como single. Aunque uno se deje vencer por el lado más sensiblero del sonido de “Dreaming” o “Union city blue”, lo que es una verdad como un templo es que a “Eat To The Beat” se le recuerda por ser la obra donde está “Atomic”; no en vano fue nº 1 en el Reino Unido. Llega el turno de este clásico del grupo en el disco, y, ¿qué les voy a decir de ella? Es tremenda. Incluye unos cambios de ritmo que son sinónimo de genialidad. El caos sonoro y el estruendo inicial cede el testigo a una lisérgica Deborah Harry ante el micrófono, en otro de sus mejores y más memorables momentos vocales de su trayectoria como cantante. El tema a medida que avanza se vuelve hipnótico, sobre todo en su parte final, con ese ir y venir de los acordes rítmicos de la guitarra. Ahora, otro cambio brutal de registro y de factura sonora. Ya les dije que quedaría lugar para algún tema tremendamente delicado al estilo de “Shayla”. Pues aquí llega su turno. Y es que “Sound-a-sleep” es prácticamente una nana, una canción de cuna. Quizás “Eat To The Beat” en sus salvajes cambios de humor, como diría Robert Smith de The Cure, tiene un arma de doble filo, y es que aunque en la variedad está el gusto, choca realmente que tras un subidón como “Atomic” se te presente esta pieza, que es muy bonita, pero que te puede suponer una sacudida psicológica con tanto vaivén. Luego, al final del post, reflexionaré sobre ello. Solamente por su título, entenderán que “Victor” la vea con buenos ojos o escuche con buenos oidos. Es el tema más punk del disco, más desaforado y ejemplo o paradigma de ese pop-punk que creo que Blondie supieron ejecutar realmente bien en su día. Debbie está desaforada (como coloquial y privadamente suelo decir en tertulias musicales, parece que está cagándose en Dios), casi poseída en las voces y las notas tan marcadas de teclado y el ritmo marcial de la batería, dan lugar a una especie de revisión de “Atomic”, pero completamente anárquica. Para no terminar con una sacudida muy fuerte, se termina con un tema neutro. “Living in the real world” no es ni del sector emotivo o sentimental, ni de la parte más agitada. Es una canción pop rock, algo repetitiva, que cumple su papel para cerrar “Eat To The Beat”, sin llamar mucho la atención, básicamente porque lo más destacable ya hemos tenido ocasión de escucharlo antes. En parte, esta “Living in the real world” podría ser la canción hermana de “Accidents never happen”, que además se encargaba de cerrar la cara “a” del vinilo (¡qué coincidencias!).

Según pude leer en su día, y en propias declaraciones de Deborah Harry, el disco salió poco menos que “por cojones” (algo así como lo que dijo Loquillo de su disco “Hombres” de 1991 junto a Trogloditas). Parece ser que las relaciones entre los 6 miembros oficiales del grupo en aquellos días (véanse junto a Debbie a Chris Stein en la guitarra, Clem Burke a la batería, Jimmy Destri en teclados, Nigel Harrison en el bajo y Frank Infante como guitarrista), no estaban en su mejor momento.

Por ello, “Eat To The Beat” es el comienzo del camino hacia la disolución del grupo en los primeros 80. Aún les quedaría algún disco más antes de su separación hasta finales de los 90, pero no llegarían al nivel de este “Eat To The Beat”, al cual se puede criticar todo lo que ustedes quieran, pero que mantuvo dignamente el nivel que marcó el predecesor “Parallel Lines”. Incluso en aquellos días “Call me”, como single compuesto para la banda sonora de la película “American Gigolo”, tuvo un éxito y aceptación tan grande como la que por ejemplo tuvo “Atomic”; sí, también fue nº 1 en el Reino Unido.

He advertido que hablaría de ello al final, pues bien, vamos con ello. Quizás el orden de canciones invita a crear una sensación de desorden, que si queremos no verlo como imperfección, sería un retazo de la anarquía punk de donde proviene la banda. Individualmente las canciones son todas salvables, algunas menos que otras eso sí, pero no hay casos de flagrante sonrojo. Lo que pasa es que el disco, por la variedad de estilos que soporta, peca de inconsistencia y para haber ensamblado bien el conjunto habría que haber hilado muy fino en cómo colocar las canciones en fila. La tarea no era fácil y de hecho creo que ahí se erró, ya que pasar de escuchar de un tema al siguiente, a veces resulta muy abrupto.

No obstante, no seré yo quien critique a este disco con Debbie en el plano central de la foto de la portada y solamente acompañada de 2 de los otros componentes de Blondie. Está bastante bien. No tiene la frescura y soltura de “Plastic Letters”, ni tampoco es tan perfecto como “Parallel Lines”, pero es que “Eat To The Beat” tiene su propio estatus: el de un disco variado, algo anárquico y desordenado en su concepto global, que no en vano como ya he comentado antes, podría reflejar el espíritu punk del que proviene el grupo. Como a muchos familiares y amigos, hay que quererlo con sus virtudes y sus defectos, siendo más las primeras que los segundos.

Esta tarde en la sintonía de RUAH y de &radio a las 16.00h podrán escuchar en riguroso directo el 3er. programa de la temporada que versará sobre el disco “Duke” de Genesis. El miércoles podrán escuchar el primer programa entrevista de la temporada, cuyo contenido podrán conocer en los próximos días. Estén atentos.

5 comentarios:

Víctor Hugo dijo...

Un disco variadísimo, como bien hemos estado hablando en la radio. Me gusta pensar y creer que dicha heterogeneidad formaba más bien parte de esa mentalidad Punk de 'hago lo que quiero y cuando quiero' que tan buenos resultados comerciales dio a esta gran banda -porque hay que decir que a diferencia de otros grupos de la escena neoyorquina, la señorita Harris y compañía componían auténticos 'hits' y que lo bordaban en directo-.
Mi canción favorita de este disco y casi de entre mi lista de favoritas de todos los tiempos está "Union City Blue". Tiene un algo..:)

¡Saludos!

jairo F.Quindós dijo...

Blñondie es uno de esos grupos que cuando los descubre gusta su musica la voz de la Harry es increible, quien no se ha estremecido con su Maria, en fin sublime cronica de Eat to The Beat Abacab un abrazo colchonero.

Abacab dijo...

Víctor Hugo, pues seguro que es eso que comentas y en parte pienso. Sí es verdad que "Union city blue" tiene algo. Saludos.

Jairo, y tanto, "Maria" fue un regreso triunfal tras mucho tiempo. Celebro que te haya gustado la crónica. Otro abrazo colchonero para ti.

A los 2, gracias por escribir.

AAAALLLLL dijo...

Fueron un autentico revulsivo a finales de los 70 encuadrados entre el punk ramoniano y el pop nueva olero con bellezon al frente, en fin lo tenian todo para triunfar y triunfaron de lo lindo pero no supieron adaptarse a los 80 que acabaron con ellos, les paso un poco como a ABBA, de hecho a mi Blondie me parecen una especie de Abba mas rockerillos, mi favorita de Blondie es sin duda "one way or another" y de este disco que comentas, quizas uno de los mas variados en estilo del grupo (guitarras, disco, reggae, etc), me quedo con el clasico "atomic" versionado hasta la saciedad, tambien destacaria "dreaming" aunque la comentada "union city blue" no se queda atras.

Lo del regreso del grupo con sus miembros en la tercera edad se me hace dificil de digerir y mas viendo a Debbie, dios si mi madre se conserva mejor, claro que mi madre es mas joven, deberia estar prohibido trabajar con tantos años, todo es culpa de Zapatero que atraso la jubilación.
Por cierto ya me he apuntado a los 20 blogs, voy a arrasar aunque tenga que compartir el premio con el Dragón.

Un abrazo!

Abacab dijo...

ATROCIDADES DEL POP ESPAÑOL o Kenzo (que tienes que cambiarte el nick de usuario!), estoy de acuerdo contigo, pero en la conservación física, como bien apuntas, hay que tener en cuenta que Debbie ya tiene creo que 67 años... Es una abuelita.

En su día fueron geniales y su regreso en los 90 también les fue bien.

Si no gano yo en los Premios 20Blogs, espero que ganes tú y tu terrorífico dragón.

Un abrazo y gracias por escribir.