 Esta semana, por motivos personales, adelanto la entrega unas cuantas horas. Uno es un maniático metódico y no puede concebir que antes de hacerse un programa de radio de los nuestros, el disco protagonista no haya pasado previamente por el blog en forma de artículo escrito. Por ello, como el pasado sábado 19 inauguramos los debates/coloquios/tertulias musicales en nuestro programa de radio con “Architecture & Morality” de OMD, aunque técnicamente su estreno oficial será cuando se emita el programa este miércoles 30 a las 23.00h en RUAH e &radio, pues me he apresurado a hacer un post sobre esta monumental obra del techno pop, que será el artículo de revisión de esta semana.
Esta semana, por motivos personales, adelanto la entrega unas cuantas horas. Uno es un maniático metódico y no puede concebir que antes de hacerse un programa de radio de los nuestros, el disco protagonista no haya pasado previamente por el blog en forma de artículo escrito. Por ello, como el pasado sábado 19 inauguramos los debates/coloquios/tertulias musicales en nuestro programa de radio con “Architecture & Morality” de OMD, aunque técnicamente su estreno oficial será cuando se emita el programa este miércoles 30 a las 23.00h en RUAH e &radio, pues me he apresurado a hacer un post sobre esta monumental obra del techno pop, que será el artículo de revisión de esta semana.OMD ya han pasado 2 veces por el blog, 3 si contamos el gran evento de su concierto exclusivo en M80. Las revisiones de discos estrictamente corresponden a “The Pacific Age” de 1986 y su último “History Of Modern” de 2010. Además, “The Pacific Age” también contó con un programa ordinario de los que solemos hacer en la radio, en el que la única voz que comentó algo del mismo fue la mía, como casi siempre es habitual.
Hoy viajamos 3 décadas atrás para analizar el considerado mejor disco de su trayectoria. Y razón no le falta a la gente que hace ese juicio de valor de “Architecture & Morality”. McCluskey, Humphreys, Holmes y Cooper, ya establecidos como la formación clásica de las Maniobras Orquestales En La Oscuridad, venían de editar un oscuro y a ratos moderadamente experimental 2º disco de estudio de título “Organisation”, el cual tuvo una gran aceptación debido al descomunal éxito en solitario que tuvo “Enola gay” como single.
“Organisation”, sin embargo, es un disco algo abigarrado y complicado, con temas muy íntimos y con toques ciertamente oscuros como “Statues”, con lentas decadencias como la por otro lado magnífica “Stanlow” y con ejercicios de nerviosismo y con toques trágicos en su melodía como es la asustadiza “The misunderstanding”. Con su 3ª entrega, OMD rayarían la perfección formal. Pasemos a comprobarlo.
El comienzo del disco nos puede llevar a engaños, ya que “The new stone age” es un tema oscuro, bastante siniestro, agresivo y que incluye unos rudos acordes de guitarras eléctricas. Andy también se muestra hiriente al micrófono, completamente desaforado, dando lugar a un corte que sigue la tradición de “The misunderstanding” de “Organisation”. Personalmente me encanta esta canción; me parece un tema con un arrojo y entrega abrumadora. Sin embargo, no nos encontraremos más piezas de esa factura en el disco, puesto que por ejemplo en el siguiente paso “She’s leaving” ya se muestra por otros derroteros, con una mayor mesura, calma y belleza formal. Es el contrapunto directo al comienzo, con una delicadeza y manierismo que serán comúnmente las características principales del sonido global del disco. Algo que se confirma ya en el primer single del disco y que se presenta en el tercer lugar. Será Paul Humphreys el que se haga cargo de la ejecución vocal de “Souvenir”. Otro tema de factura delicada y que en comparación con la animada “Enola gay”, single anterior del grupo, supongo que supondría un gran choque para los seguidores de OMD en aquellos días. El videoclip va acorde con la canción, con Andy McCluskey pilotando un descapotable rojo y Paul entonando la canción en el pórtico de una mansión. Para proseguir con el disco, se dispone una composición magna como es “Sealand”, la cual podríamos ver como una vuelta de tuerca a la genialidad que ya se apuntó el grupo con “Stanlow” en el anterior disco. Esta pista si cabe es más bella y hace que sus casi 8 minutos de duración te parezcan breves de la perfecta ejecución que se anota el grupo en la misma. Llegamos a esa pequeña suite formada por la oda doble que se hace a Juana De Arco por parte de McCluskey, quien no será la última vez que se vea inspirado por una mujer, ni tampoco es la primera. Comencemos con la propia “Joan of Arc”, que es la 1ª en el orden de aparición y que tiene un carácter de ensoñación, casi infantil y repleto de inocencia por ciertos efectos sonoros y que destaca por el acongojante sentimiento que le pone Andy McCluskey a la hora de interpretarla; esa parte final de la letra en la que Andy parece casi estar llorando, poner el vello de punta de la emoción. Ya si a continuación se dispone su 2ª parte, renombrada “Maid of Orleans”, para que se apreciara diferencia a efectos de ediciones como single, el efecto de impresión es desbordante. Esta pieza es el perfecto ejemplo de cómo conseguir adaptar los sonidos clásicos a la música electrónica. Algo parecido ya hicieron Kraftwerk, maestros de OMD, en “Trans-Europe Express” en la evidentemente titulada “Franz Schubert”, pero OMD aquí se postularán como unos alumnos aventajados, dando lugar a quizás su canción más emocionante de todos los tiempos. Con un par de estrofas únicamente y con una melodía con un potentísimo gancho sentimental, Orchestral Manoeuvres In The Dark sellan un tema clásico con mayúsculas dentro de la historia del techno pop, que a la par se acompañó de un videoclip muy efectista, con una bella actriz haciendo de Juana de Arco y Paul y Andy metidos en una especie de castillo medieval ambientado con una medieval chimenea, con un tablero de ajedrez de por medio. Es una canción que termina en un in crescendo de intensidad brutal, y que unido a su predecesora, conforma una gloriosa parte central de disco. Tras tanta carga sonora y demás, es más que necesario tomar aire y para ello nos sirve la esquelética y frágil instrumental que da título al disco.
 “Architecture & morality”, como canción, pasa de puntillas y no se empeña para nada en quitar protagonismo a la siguiente pieza en aparecer, la alocada “Georgia”, que junto a “The new stone age” es el tema que menos tiene que ver con el enfoque sonoro del disco al completo. Aquí el grupo se marca una canción mucho más alegre, menos refinada en las formas, y que en parte viene a adelantar el gamberrismo que OMD mostrará en uno de los singles de su siguiente disco, concretamente me refiero a “Telegraph”, un tema que por otro lado es de mis favoritos del grupo. No está mal “Georgia”, pero en este disco creo que está algo fuera de lugar. Más acertada, en lo referido al conjunto de la obra, es el final formal que concede “The beginning and the end”, que rubrica un disco manierista, perfecto en sus formas y muy elegante. Emotividad envuelta en sonido techno pop al fin y al cabo; alguien pensaría que esto no era posible. Aquí termina el track list principal, pero en las actuales ediciones o remasterizaciones se incluyen una serie de temas extras, que en parte algunos son anticipos incluidos en el track list principal del siguiente disco “Dazzle Ships”, como son las soberbias “Romance of the telescope” y “Of all the things we’ve made”, y una serie de caras b tan notables como “Navigation” o “Gravity never failed” y una versión de “Motion and heart”. La que menos viene a aportar es el “Extended souvenir”, ¿qué quieren que les diga?
“Architecture & morality”, como canción, pasa de puntillas y no se empeña para nada en quitar protagonismo a la siguiente pieza en aparecer, la alocada “Georgia”, que junto a “The new stone age” es el tema que menos tiene que ver con el enfoque sonoro del disco al completo. Aquí el grupo se marca una canción mucho más alegre, menos refinada en las formas, y que en parte viene a adelantar el gamberrismo que OMD mostrará en uno de los singles de su siguiente disco, concretamente me refiero a “Telegraph”, un tema que por otro lado es de mis favoritos del grupo. No está mal “Georgia”, pero en este disco creo que está algo fuera de lugar. Más acertada, en lo referido al conjunto de la obra, es el final formal que concede “The beginning and the end”, que rubrica un disco manierista, perfecto en sus formas y muy elegante. Emotividad envuelta en sonido techno pop al fin y al cabo; alguien pensaría que esto no era posible. Aquí termina el track list principal, pero en las actuales ediciones o remasterizaciones se incluyen una serie de temas extras, que en parte algunos son anticipos incluidos en el track list principal del siguiente disco “Dazzle Ships”, como son las soberbias “Romance of the telescope” y “Of all the things we’ve made”, y una serie de caras b tan notables como “Navigation” o “Gravity never failed” y una versión de “Motion and heart”. La que menos viene a aportar es el “Extended souvenir”, ¿qué quieren que les diga?El tercer disco de estudio de Orchestral Manoeuvres In The Dark “Architecture & Morality” fue un gran éxito en su día y no en vano es considerado a día de hoy, casi de forma unánime, como el mejor ítem de larga duración de la discografía de esta banda británica. Sus 3 singles, “Souvenir”, “Joan of Arc” y “Joan of Arc (Maid of Orleans)” vienen a demostrar por si solos la valía del disco, el cual defiende claramente su conjunto con el resto de composiciones que lo completan.
El siguiente paso de OMD sería “Dazzle Ships” de 1983. Para mi gusto, mi disco favorito de la banda. Sin embargo, en su día sería un descalabro comercial y de reputación y en los días de su publicación y promoción supondría un fuerte revés para el cuarteto, aunque el tiempo haya terminado de poner a esta solemne obra, claramente influenciada por Kraftwerk y su experimentalismo, en su lugar. Desde entonces, nada sería lo mismo y OMD virarían su carrera a terrenos mucho más comerciales, que se alejarían de la innovación que aportaban en sus 4 primeros discos. No por ello deja de haber magníficos temas en la historia posterior de OMD, la cual se alarga hasta la fecha. “So in love” de “Crash”, “We love you” de “The Pacific Age”, y las 2 partes de “History of modern” del disco de mismo título a mi al menos me lo parecen. Y, sí, también en la época en la que Andy McCluskey se quedó solito al frente de OMD también hay temas remarcables como “Pandora’s box”, “Walking on the milky way” o “Dream of me (based on love’s theme)”.
OMD están de gira con su nuevo trabajo de hace unos meses “History Of Modern” y aunque unos pocos ya les vimos de cerca en un pequeño concierto en M80 en el mes de noviembre, el grupo nos visitará el 14 de junio, haciendo parada en la sala Arena de Madrid. El precio, 30,60 euros, es de risa comparado con lo que se viene solicitando últimamente por las giras. Yo ya tengo mi entrada y no faltaré al evento, el cual les será comentado por aquí a su debido tiempo.
De momento hoy la propuesta viene asociada a un grandioso álbum, claramente pretencioso, pero que no defrauda en sus expectativas e intenciones. “Architecture & Morality” debe considerarse claramente como una de las obras cumbres de la música electrónica, como se consideran a “The Man-Machine” de Kraftwerk, “Violator” de Depeche Mode, “Actually” de Pet Shop Boys o “Vienna” de Ultravox. Si están pensando en comprárselo, hasta hace poco (no sé si seguirá la oferta) estaba en Fnac al irrisorio precio de 7,95 euros en su edición de coleccionista, la cual incluye el fenomenal video del concierto en el teatro Drury Lane y los 3 videoclips de los singles (aclarar que el video de “Joan of Arc” es una actuación en el famoso “Top Of The Pops” de la BBC) en un dvd añadido. Este disco de portada lineal (lo cual será marca de la casa en muchas ocasiones), es imprescindible en cualquier colección de discos que se precie.
¿Desean ampliar información sobre esta obra? ¿Se les ha quedado corto el artículo? No se preocupen: este miércoles 30 de marzo a las 23.00h en nuestro programa de radio en RUAH e &radio podrán escuchar la redifusión del programa/debate que realizamos en directo sobre este lp el pasado sábado 19 de marzo a las 16.00h en el dial de &radio. Mi equipo de trabajo y un servidor de ustedes confiamos en que el programa sea de su agrado, si es que no lo escucharon en su día en directo. El resto de la planificación de la programación de nuestro programa en &radio durante la próxima semana, como siempre, lo podrán encontrar en nuestro espacio de la web de la emisora. Igualmente, el sábado a las 19.00h podrán escuchar la repetición del programa de Queen en &radio y también apuntar que ya está subido el audio del programa/entrevista con El Aviador Dro Y Sus Obreros Especializados.
 
 
 

 “White boys can’t control it” resulta más sesuda en sus formas, con un ritmo más marcado y pausado, con un sonido más misterioso. Nuevamente nos alejamos de los compases ingenuos de “I’m afraid of me” para que durante unos minutos se nos ejerza un dominio marcial de los instrumentos de viento, los cuales son los protagonistas de esa solemnidad que ofrece esta canción. El gran clásico del disco es “Do you really want to hurt me”, y llega justo al final de la obra. Ver la imagen de Boy George en unos baños públicos o en un club nocturno con su estética y luego terminar el videoclip en los calabozos de una comisaría, tras un peculiar juicio, pero todo ello con la cadencia, lentitud y sosiego que transmite esta pieza, no deja de ser curioso, aparte de por los escándalos posteriores y relativamente recientes que Boy George ha ido protagonizando. Se trata del éxito menos animado de la trayectoria de Culture Club, número 1 en el Reino Unido, que de aquí en adelante se anotaría sus mayores triunfos con temas de melodía más ligera como “Karma chameleon”. Puede ser algo repetitiva, pero su aceptación estriba en la buena dirección vocal del George y el sonido sinuoso de sus líneas de bajo y batería, ofreciendo una sensación entre la relajación y el misterio a ratos muy resultona. Comúnmente suele encontrarse a “Kissing To Be Clever” con una serie de bonus tracks de lo más interesantes, que en parte vienen a paliar el fallo enorme que es que “Time (clock of the heart)” no se encuentre en el track list principal del disco. Lo primero es la bailable e hipnótica “Love is cold”, que nos permite animarnos considerablemente debido a su trepidante ritmo, formado por distintas notas de teclado y saltarinas notas de guitarra y bajo. Posteriormente nos encontramos una frivolidad rapera a cargo de Captain Crucial, que ya apareció antes en “Love twist”, colaborando con el Culture Club. Pero el mejor momento de todos vendrá justo después gracias a la citada “Time (clock of the heart)”, que sin dudas es una de las mejores canciones de toda la discografía del grupo. Personalmente puede que sea mi favorita de Culture Club. Es sobre todo esa envoltura de corte clásico, con sonidos de violín, lo que le confiere una elegancia y manierismo de alta esfera; aquí nuevamente podemos establecer un paralelismo con ABC y su “The look of love (part.1)”, que también usaba elementos que le concedían un sonido clásico. Esta canción tiene unos aires de ensoñación que le otorgan su mayor ventaja, y que sobre todo se pueden apreciar en su estribillo, el cual es excelente. Y sin que suene redundante, sino que además es una tremenda alegría tras las buenas sensaciones que te deja “Time (clock of the heart)”, se dispone como cierre “Romance beyond the alphabet”, que no es otra cosa que una versión o variación instrumental de su predecesora. Mejor forma de terminar el disco es imposible de concebir.
“White boys can’t control it” resulta más sesuda en sus formas, con un ritmo más marcado y pausado, con un sonido más misterioso. Nuevamente nos alejamos de los compases ingenuos de “I’m afraid of me” para que durante unos minutos se nos ejerza un dominio marcial de los instrumentos de viento, los cuales son los protagonistas de esa solemnidad que ofrece esta canción. El gran clásico del disco es “Do you really want to hurt me”, y llega justo al final de la obra. Ver la imagen de Boy George en unos baños públicos o en un club nocturno con su estética y luego terminar el videoclip en los calabozos de una comisaría, tras un peculiar juicio, pero todo ello con la cadencia, lentitud y sosiego que transmite esta pieza, no deja de ser curioso, aparte de por los escándalos posteriores y relativamente recientes que Boy George ha ido protagonizando. Se trata del éxito menos animado de la trayectoria de Culture Club, número 1 en el Reino Unido, que de aquí en adelante se anotaría sus mayores triunfos con temas de melodía más ligera como “Karma chameleon”. Puede ser algo repetitiva, pero su aceptación estriba en la buena dirección vocal del George y el sonido sinuoso de sus líneas de bajo y batería, ofreciendo una sensación entre la relajación y el misterio a ratos muy resultona. Comúnmente suele encontrarse a “Kissing To Be Clever” con una serie de bonus tracks de lo más interesantes, que en parte vienen a paliar el fallo enorme que es que “Time (clock of the heart)” no se encuentre en el track list principal del disco. Lo primero es la bailable e hipnótica “Love is cold”, que nos permite animarnos considerablemente debido a su trepidante ritmo, formado por distintas notas de teclado y saltarinas notas de guitarra y bajo. Posteriormente nos encontramos una frivolidad rapera a cargo de Captain Crucial, que ya apareció antes en “Love twist”, colaborando con el Culture Club. Pero el mejor momento de todos vendrá justo después gracias a la citada “Time (clock of the heart)”, que sin dudas es una de las mejores canciones de toda la discografía del grupo. Personalmente puede que sea mi favorita de Culture Club. Es sobre todo esa envoltura de corte clásico, con sonidos de violín, lo que le confiere una elegancia y manierismo de alta esfera; aquí nuevamente podemos establecer un paralelismo con ABC y su “The look of love (part.1)”, que también usaba elementos que le concedían un sonido clásico. Esta canción tiene unos aires de ensoñación que le otorgan su mayor ventaja, y que sobre todo se pueden apreciar en su estribillo, el cual es excelente. Y sin que suene redundante, sino que además es una tremenda alegría tras las buenas sensaciones que te deja “Time (clock of the heart)”, se dispone como cierre “Romance beyond the alphabet”, que no es otra cosa que una versión o variación instrumental de su predecesora. Mejor forma de terminar el disco es imposible de concebir.
 Retornamos al protagonismo de los instrumentos de viento en la animada y festiva “Who said I would”. En el video del famoso “Serious Hits… Live!” en Berlín, resulta muy gracioso ver a Collins como monta un numerito haciendo la pregunta del título a todos los miembros de su banda de directo. Este “Who said I would” es de los temas más animados de la obra y se la puede considerar como la hermana mayor de la posterior “Hang in long enough” del siguiente disco “…But Seriously”. Acertada resulta también “Doesn’t anybody stay together anymore”. Estamos ante una canción en su mayor parte comedida, con un estribillo mucho más marcado, gracias a su instrumentación de teclados, los cuales le dan una fuerza muy interesante. “Inside out” no difiere mucho de su predecesora. Nuevamente los teclados vuelven a tener un peso importante en su melodía. Líricamente y en lo que a su recuerdo principal se refiere, es una canción que se te queda muy marcada por su estribillo, el cual se repite hasta la saciedad. A pesar de ello, no es una mala canción. De hecho, creo que “No Jacket Required” es un disco sin fisuras en el que todo está muy meditado. “Take me home” es el épico final real del disco, aunque no sea el tema que le dé el cierre. Una pista muy apropiada para la rúbrica de la obra, básicamente porque tras los distintos pasajes que ofrece la obra, lo que pides es que te lleven a casa (probablemente el disco lo escuches en la misma, con lo que ahí no tendría sentido) y descansar un poco. “Take me home” es de las canciones que más abundan en el plano sentimental de la obra. “We said hello goodbye” es claramente un epílogo, ya que quizás “Take me home”, con esa épica emotiva, podría haber sido sin ningún tipo de rubor el tema que pusiera el colofón a este magnífico lp. Sin embargo, esta pieza menos ampulosa, y con unas ciertas dosis de reflexión en su sonido, nos regala un cierre de disco más comedido, en el que Phil Collins se muestra al micrófono mucho más comedido, cosa que no escuchábamos desde hace varias pistas, ya que el último momento de ese estilo fue “One more night”. Un tema este “We said hello goodbye” mucho menos evidente en su melodía, pero un tremendo acierto igualmente.
Retornamos al protagonismo de los instrumentos de viento en la animada y festiva “Who said I would”. En el video del famoso “Serious Hits… Live!” en Berlín, resulta muy gracioso ver a Collins como monta un numerito haciendo la pregunta del título a todos los miembros de su banda de directo. Este “Who said I would” es de los temas más animados de la obra y se la puede considerar como la hermana mayor de la posterior “Hang in long enough” del siguiente disco “…But Seriously”. Acertada resulta también “Doesn’t anybody stay together anymore”. Estamos ante una canción en su mayor parte comedida, con un estribillo mucho más marcado, gracias a su instrumentación de teclados, los cuales le dan una fuerza muy interesante. “Inside out” no difiere mucho de su predecesora. Nuevamente los teclados vuelven a tener un peso importante en su melodía. Líricamente y en lo que a su recuerdo principal se refiere, es una canción que se te queda muy marcada por su estribillo, el cual se repite hasta la saciedad. A pesar de ello, no es una mala canción. De hecho, creo que “No Jacket Required” es un disco sin fisuras en el que todo está muy meditado. “Take me home” es el épico final real del disco, aunque no sea el tema que le dé el cierre. Una pista muy apropiada para la rúbrica de la obra, básicamente porque tras los distintos pasajes que ofrece la obra, lo que pides es que te lleven a casa (probablemente el disco lo escuches en la misma, con lo que ahí no tendría sentido) y descansar un poco. “Take me home” es de las canciones que más abundan en el plano sentimental de la obra. “We said hello goodbye” es claramente un epílogo, ya que quizás “Take me home”, con esa épica emotiva, podría haber sido sin ningún tipo de rubor el tema que pusiera el colofón a este magnífico lp. Sin embargo, esta pieza menos ampulosa, y con unas ciertas dosis de reflexión en su sonido, nos regala un cierre de disco más comedido, en el que Phil Collins se muestra al micrófono mucho más comedido, cosa que no escuchábamos desde hace varias pistas, ya que el último momento de ese estilo fue “One more night”. Un tema este “We said hello goodbye” mucho menos evidente en su melodía, pero un tremendo acierto igualmente.
 Una pista que no estaba en ninguna de los 2 ítems recopilatorios de Midge que me compré antes de iniciar la ardua tarea de hacerme con sus discos de estudio en solitario (“Pure” me fue imposible conseguirlo en original, por cierto), es “Lied” y es de las grandes joyas ocultas del disco. Se trata de uno de esos momentos de gran rabia y fuerza de Midge, cargada de una buena dosis de emotividad, no solo en la interpretación de Midge, sino también en las notas de su melodía en las partes de su estribillo. Ya desde su inicio destaca la latente base de percusión que nos hace intuir que la canción irá subiendo de intensidad. Muy bonita resulta la delicada “Homeland”, suponiendo el momento más calmado de la obra, pero que para nada resulta tediosa, sino todo lo contrario, ya que es bastante satisfactorio escucharla, si puede ser en solitario y en un respetuoso silencio y clima relajado. Para terminar el disco se presenta “Remembrance day”, que a ratos resulta muy parecida a “Hell to heaven” en ciertos compases, de la que se diferencia en ese estribillo de tanta potencia, con esa famosa frase “observa al mismo tiempo que comienza a caer la lluvia”, sentencia que aparece en el lateral del frontal de la edición en cd que tengo. No es de mis preferidas y creo que el disco debería haberse rubricado quizás mejor con “Homeland”, pero sus motivos tendría Midge para finalizar de esta forma. En la edición remasterizada se incluyen 4 bonus tracks, incluyendo la versión single de “Sister and brother” (que aporta más bien poco a la que ya figura en el disco; en mi caso es el final real del cd) y las composiciones instrumentales “Honorare”, “Oboe” y “Music #1”, las cuales son reminiscentes de ciertas caras b que ya editaba Ultravox en su etapa con Ure al frente, al estilo de “Dreams” o “Overlook”. “Honorare” resulta muy misteriosa con sus diferentes sonidos y sus teclados fantasiosos, con unos resultones efectos de lejanía. Podría ser la banda sonora perfecta para por ejemplo visitar “La cueva de los verdes” de la isla de Lanzarote (si alguien lee esto y hace la prueba, que me lo comente). “Oboe” tiene un sonido más grave, partiendo de la base del instrumento del que toma su título. “Music #1” es más enérgica que las 2 anteriores, más rotunda y contundente. Particularmente, me quedo con “Honorare”.
Una pista que no estaba en ninguna de los 2 ítems recopilatorios de Midge que me compré antes de iniciar la ardua tarea de hacerme con sus discos de estudio en solitario (“Pure” me fue imposible conseguirlo en original, por cierto), es “Lied” y es de las grandes joyas ocultas del disco. Se trata de uno de esos momentos de gran rabia y fuerza de Midge, cargada de una buena dosis de emotividad, no solo en la interpretación de Midge, sino también en las notas de su melodía en las partes de su estribillo. Ya desde su inicio destaca la latente base de percusión que nos hace intuir que la canción irá subiendo de intensidad. Muy bonita resulta la delicada “Homeland”, suponiendo el momento más calmado de la obra, pero que para nada resulta tediosa, sino todo lo contrario, ya que es bastante satisfactorio escucharla, si puede ser en solitario y en un respetuoso silencio y clima relajado. Para terminar el disco se presenta “Remembrance day”, que a ratos resulta muy parecida a “Hell to heaven” en ciertos compases, de la que se diferencia en ese estribillo de tanta potencia, con esa famosa frase “observa al mismo tiempo que comienza a caer la lluvia”, sentencia que aparece en el lateral del frontal de la edición en cd que tengo. No es de mis preferidas y creo que el disco debería haberse rubricado quizás mejor con “Homeland”, pero sus motivos tendría Midge para finalizar de esta forma. En la edición remasterizada se incluyen 4 bonus tracks, incluyendo la versión single de “Sister and brother” (que aporta más bien poco a la que ya figura en el disco; en mi caso es el final real del cd) y las composiciones instrumentales “Honorare”, “Oboe” y “Music #1”, las cuales son reminiscentes de ciertas caras b que ya editaba Ultravox en su etapa con Ure al frente, al estilo de “Dreams” o “Overlook”. “Honorare” resulta muy misteriosa con sus diferentes sonidos y sus teclados fantasiosos, con unos resultones efectos de lejanía. Podría ser la banda sonora perfecta para por ejemplo visitar “La cueva de los verdes” de la isla de Lanzarote (si alguien lee esto y hace la prueba, que me lo comente). “Oboe” tiene un sonido más grave, partiendo de la base del instrumento del que toma su título. “Music #1” es más enérgica que las 2 anteriores, más rotunda y contundente. Particularmente, me quedo con “Honorare”.