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viernes, 20 de junio de 2014

Johnny Hates Jazz - Turn Back The Clock (1988)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
A Johnny Hates Jazz se les recuerda básicamente por 2 cosas. La primera por “Shattered dreams”, canción abanderada (si la canción-título lo permite) del disco que hoy nos ocupa y la segunda por ser la banda de la que más activamente tomó parte el famoso productor Phil Thornalley  en dichas tareas y como músico o componente. Es importante y lógico destacar que la banda estaba formada en sí por Mike Nocito en guitarra y bajo, Calvin Hayes en batería y teclados y Clark Datchler como gran vocalista, aparte de también llevar asuntos de teclados.

Se trató de una banda de un pop, con leve aire soul, que podrían evocar a unos Spandau Ballet menos románticos o épicos, con un deje más relajado y en definitiva más pop. Su duración fue corta, pero intensa. Su disco “Turn Back The Clock”, protagonista de este post, es un compendio de 10 temas que en conjunto funcionan bastante bien y que quizás sean banda sonora perfecta para estos días del mes de junio (ya saben ustedes que aquí solemos tener muy en cuenta la idoneidad de la época del año para escuchar un disco, siempre basándonos en nuestro criterio personal).

Antes de meterme a hablarles del disco tema a tema, les comentaré la única anécdota personal que tengo con este grupo, la cual me lleva a viajar ya 11 años atrás. Fue en 2003 cuando tuve ocasión de entrar a trabajar en una enorme cadena de grandes almacenes y en el mes de septiembre de aquel ya lejano (y para mí entrañable) 2003 era cuando estaba inmerso en el curso de formación previo a entrar en tiendas. El profesor que tuvimos era un gran fan de música ochentera y congeniamos no a mucho tardar. Con él hablé más de una vez sobre Johnny Hates Jazz y sobre el hecho de que era difícil encontrar material discográfico en las tiendas. A ello, yo le comenté que en Madrid Rock había visto un recopilatorio y el hoy homenajeado “Turn Back The Clock” en serie media en una reedición de la discográfica Disky.

A los pocos meses, cuando entré en tienda (se me asignó con buen criterio el departamento de música, en el que tuve ocasión de conocer como cliente a Luis Felipe Novalvos, tertuliano de valor de nuestra vertiente radiofónica), localicé en otros centros los discos (junto al “Songs From The Big Chair” de Tears For Fears, que en aquellos días también era algo poco disponible en tiendas de discos) y solicité su traslado a nuestra tienda para vendérselos a nuestro tutor de formación. Le llamé, pero jamás se pasó por la tienda a visitarme y a llevárselos. Bueno, pues vamos al grano.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Shattered dreams”: El disco abre de forma arrolladora con quizás la canción emblema de Johnny Hates Jazz. “Shattered dreams” es un tema pop, de cristalinos teclados y bonita melodía. Estribillo sesudo, con buena dirección vocal, la cual ofrece buenas secciones y cambios de entonación acertados. Tuvo un videoclip, algo mítico, con la historia recurrente de idealizar a alguien que no conoces en persona, en este caso una modelo publicitaria, con el consecuente desencanto final. Es curioso ver que esta canción, que a priori puede parecer un tema de fácil consumo y deshecho, pasan los años y no termina de aburrirme. Sinónimo de buen pop.

2. “Heart of gold”: Se baja algo el nivel en “Heart of gold”, pero no hay que rasgarse las vestiduras. Quizás los coros que acompañan son algo petarderos, al igual que ciertas notas. Puede que debido a eso te transmita una menor sensación de cuidado y elegancia, lo cual es signo distintivo de la banda y su corta discografía. Sin embargo, tras prestar mucha atención y varias escuchas, podemos encontrar partes y giros melódicos que no están mal. Mantiene el tipo, pero le hace un flaco favor su situación en el track list justo en medio de los 2 clásicos de la historia de Johnny Hates Jazz.

3. “Turn back the clock”: Es curioso que cuando comencé a indagar en la historia de Johnny Hates Jazz, en los mentideros se comentaba mucho sobre la canción título de este disco y realmente no me sonaba de haberla escuchado. Cuando posteriormente la escuché, quizás me vino a la memoria alguna escucha lejana en la radio en mi infancia, pero muy de lejos. En todo caso, “Turn back the clock” es otro de los grandes activos del disco que titula. Un tema de pop, con una melancolía luminosa en el sentir que transmite. Nuevamente apreciamos mucha elegancia en sus formas. Quizás sea mi favorita del disco a día de hoy, aunque por su factura es lógico que antes haya quedado en el colectivo “Shattered dreams”, mucho más directo, que la leve decadencia, pero reitero que muy luminosa, que transmite esta joya pop.

4. “Don’t say it’s love”: Bueno, espero que no se me pongan exquisitos, ya que si bien es cierto que no vayamos a llegar al nivel de excelencia de “Turn back the clock”, hay otros capítulos que funcionarán a buen nivel. Ejemplo de ello es “Don’t say it’s love”, una canción que mantiene el tipo. Tiene buenas estrofas y buen estribillo. Cierto es que tiene algún puente que varía el ritmo contra natura, pero en general es un tema digno. En el pop importa muchas veces la inmediatez y en esta canción el estribillo se queda fácilmente en la memoria.

5. “What other reason”: Del pop pasamos a la balada más íntima hasta el momento de la obra. Es cierto que la canción título es una balada, pero no en el sentido de “What other reason”. Se baja el ritmo y la melodía. En lo vocal entran unos coros agudos acompañando a la voz principal cuando toca. Uno de los aspectos que más destacaría de Johnny Hates Jazz es el adorno puntual de las canciones con leves notas de teclados perfectamente insertadas. Aquí podemos encontrar esa característica en ciertos momentos. Una canción que llama la atención por romper el ritmo tan luminoso en general del lp hasta el momento, pero que quizás les tarde en agradar. Yo, tras mucho tiempo, me arriesgaría a decirles que es una pequeña joya oculta.
6. “I don’t want to be a hero”: Si hablamos en clave vinilo, comenzamos con la cara “b”. Y para ello, nada mejor que un tema pop directo, donde destacan los teclados poperitos. Nuevamente nos encontramos ante una canción de estribillo potente y directo. Sin duda es uno de los temas de pop más accesible de “Turn Back The Clock”. No obstante, salvo algún detalle en cierto cambio melódico, personalmente la considero demasiado hueca y vacía.

7. “Listen”: “Listen” es una canción que baja las emociones, o más bien la sobrecarga de producción y teclados, y afronta un medio tiempo pop discreto. En esta canción Johnny Hates Jazz vuelven a ofrecer principalmente suavidad y elegancia en las formas. En las voces notamos un tono más hedonista, sin llegar a extremos, que funciona bastante bien.

8. “Different reason”: Turno ahora para otra balada. “Different reason” quizás no sea quizás el mejor capítulo de este perfil del disco, pero en la melodía la verdad es que nos encontramos con unos sectores realmente muy válidos. Quizás lo más previsible sea su letra y entonación, que se pasa de pasteleo por momentos. Sin embargo, reitero la idea personal de que la melodía nivela la balanza y termina por dar lugar a un tema satisfactorio para seguir completando un lp de buena nota global.

9. “Don’t let it end this way”: Con “Don’t let it end this way” nos encontramos ante una pieza exótica dentro del disco. Y es que esta canción es una pieza que tiene un ritmo y cadencia muy distintos a lo que se ha ido ofreciendo hasta el momento. La base de percusión y batería es lo que marca el cambio y en las voces estamos ante una interpretación nuevamente algo hedonista, pero con un registro que repunta en el estribillo de cierta manera. Considero que los adornos instrumentales vuelven a jugar a favor del resultado de la canción, terreno en el que durante casi todo el disco, en muchas de sus canciones, Johnny Hates Jazz aciertan con dichos matices.

10. “Foolish heart”: Quizás “Foolish heart” no sea una canción muy adecuada para un final de álbum. Puede que sea la gran joya oculta del disco y una de sus mejores canciones, por ello, no es muy normal guardarse un as para este momento. No obstante, si lo vemos desde otro punto de visto, es una forma de terminar el disco en un altísimo nivel. Tiene un estribillo emocionante y una melodía delicada, con una melodía de notas de teclado-flautín muy características. Gran canción, aunque quizás sea más lógico terminar con un tema de factura o perfil más bajo que una pieza de este nivel. De alguna forma y salvando las enormes diferencias, es como el final del “Artpop” de Lady Gaga a cargo de “Applause”. De lo buena que es, no da la sensación de final de disco y te imaginas que va a haber más. Pues no. Suficiente.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Aunque a día de hoy a este disco y a este grupo, en ciertos sectores, se les considera un grupo pop de cierto culto, la verdad general es que a “Turn Back The Clock” y a Johnny Hates Jazz se les recuerda poco o nada. Los 2 grandes himnos, en formato single de radiofórmula, siguen funcionando; es decir, que no es raro que por ahí escuchen de cuando a cuando “Turn back the clock” o “Shattered dreams”.

Sin embargo, mucha gente no pasa de considerar a este grupo un “one hit wonder” y poco más. Siendo justos, sentenciamos que Johnny Hates Jazz no descubrieron América musicalmente, y ni mucho menos su aportación al mundo de la música es relevante. Pero, también siendo justos, hay que tener la cabeza sobre los hombros y ser conscientes de que no todos los grupos tienen ese rol en la música y a muchas bandas solamente hay que estarles agradecidos por haber conjugado bien elementos en un buen puñado de canciones para confeccionar un lp que nos haga pasar un buen rato escuchándolo.

Y en ese sentido, a Johnny Hates Jazz hay que agradecerles este disco. “Turn Back The Clock” es un disco realmente agradable. Dispone de un conjunto de 10 canciones bien medidas y equilibradas, entre cuyos capítulos tenemos opción de escuchar bastante variedad, de baladas a temas pop, pasando por medios tiempos resultones. La portada, con fotografía sobre fondo blanco de sus 3 componentes, va muy en boga con las que tenían artistas o grupos del estilo, como por ejemplo Rick Astley, contemporáneo de estos y que se llevó la palma unos meses antes con su “Whenever You Need Somebody”, jugando con unos temas que buscaban más la épica y la emoción, en lugar de la calma, los matices y la elegancia que perseguían Johnny Hates Jazz.

En su día, salvo los singles, no les fue muy bien la cosa al grupo y duraron poco más. Phil Thornalley siguió a lo suyo y en sus labores de producción continuó teniendo éxito en los 90, siendo uno de los más notables el que alcanzó junto a la bellísima Natalie Imbruglia con su disco de debut “Left Of The Middle”. Bien, pues lo que ya les he dicho durante el post: este “Turn Back The Clock” de Johnny Hates Jazz viene pintiparado para estos días del mes de junio.

De nuestro programa de radio, recordarles que ya finalizamos nuestra temporada de radio y este sábado a las 16.00h y el próximo miércoles a las 23.00h en la sintonía de Radio Universitaria de Alcalá de Henares (RUAH) podrán escuchar el último programa que dedicamos a Pulp y “This Is Hardcore”. No a mucho tardar publicaremos el tradicional post de resumen de la temporada.

2 comentarios:

cvb dijo...

¡Qué sorpresa alegre esta reseña! El caso es que mundialmente Johnny Hates Jazz lo petaron en Uk,USA y prácticamente media Europa en 1988. En España sonó en las radiofórmulas, pero pese a ello no tuvo ventas importantes. Además no eran "cool" para ser pinchados en discotecas (al menos en Valencia), donde en sesión de tardes (entonces yo tenía 16 años) sí pinchaban por ejemplo mucho, Swing Out Sister -grupo algo más funk, pero en una onda no muy distinta-.
Me acuerdo que me compré el vinilo y me gustó mucho en general, al margen de los singles. Vi un concepto claro de lo que era la música entre romántica-melódica, muy electrónica, blanda si se quiere y de fácil acceso al oído.
Era un momento de cambio total, en el que el "viejo y glorioso" synthpop estaba en tierra de nadie-bueno salvo DM- y el sonido de esta banda era algo deudor, pero tampoco de forma muy evidente, del sonido más electro, tipo Pet Shop Boys. También surgió otra banda como Climie Fisher, cuyo compositor había estado en la interesante y casi desconocida banda en España, Naked Eyes, que iba por similares derroteros.
Era entonces la tendencia que a mi me gustababa, pues en 1987-1988-1989 el bombardeo Stock-Aitken-Waterman hacía ya estragos, y vale, a mí podía gustarme más Information Society, When in rome, The Game "Walk Away", "Camouflage", es decir nuevas bandas que tenían más que ver con mi concepción del tecno, pero este otro tipo de música que era puro pop, combinado con sintetizadores, también me gustaba bastante.
Por cierto, creo que hace un año o dos volvieron.

Abacab dijo...

Cvb, gran disco, muy bonito y de buen gusto. Tu comentario es una loa en toda regla (y muy merecida al respecto). Desconocía lo de su regreso hace un par de años (y eso que suelo estar muy al tanto de estas reuniones de bandas de hace tiempo). Quizás podrían haber dado más de sí, pero fueron fugaces, muy fugaces.

Gracias por escribir.