Es cierto que tras el éxito de su debut “She’s So Unusual”, Cyndi Lauper quizás tardó demasiado en editar su 2º disco de estudio. Quizás la irrupción de Madonna y estudiar cómo contrarrestar el latigazo mediático de la Ciccone, o por otro lado la responsabilidad de mantener la exigencia del buen pop despachado en su 1ª obra, fueron algunos de los posibles motivos por los que Lauper se demoró en exceso en una época en la que lo normal era ir a disco editado por año.
Bueno, tampoco podemos pasar por alto que en 1985 Cyndi se implicó en esa entrañable película juvenil como eran “Los Goonies”, en la que se encargó del tema principal de la canción e incluso aparecía brevemente en el film en una especie de no sé si videoclip o actuación en televisión dentro de un televisor que había encendido en una de las casas de los chicos de la mítica pandilla.
Finalmente el resultado se concretaría en “True Colors”, protagonista del post de esta semana, que si bien incluye una serie de temas muy buenos y algún que otro clásico como es la canción que le otorga el título, es un disco que a día de hoy no es demasiado recordado. Siempre intento romper lanzas a favor de obras arrinconadas y creo que “True Colors” es uno de esos casos y bajo mi punto de vista es un buen lp; no está al nivel de “She’s So Unusual”, pero se puede escuchar sin realizar demasiados esfuerzos. Además, ya hace tiempo de la 1ª vez que Cyndi pasó por el blog en el que hablamos sobre su debut, por lo que no creo que sea mal momento para volver a su historia en este caso con su 2º disco. Veamos qué es lo que nos ofrece.
Abrir fuego con un tema de influencias rockeras como es “Change of heart” me parece un tremendo acierto. Es una de las composiciones que de siempre me han gustado más de la discografía de Cyndi, ya desde que la descubriera en aquel recopilatorio “Time After Time. The Best Of Cyndi Lauper” que me compré de la artista hace cosa de unos 9 años a día de hoy, más o menos. Es contundente, con sus razonables dosis de épica, y que finaliza con una bajada de intensidad que le reporta una cierta melancolía maravillosa. Las notas de guitarra eléctrica y sus acordes son de lo más interesantes y rítmicas, a la par que no ceden en lo que al vigor se refiere. “Maybe he’ll know” es una especie de ejercicio techno pop con tintes de ska en sus teclados que inaugura la parte más ingenua y desenfadada del disco tras el tema de apertura que, como hemos podido escuchar, era más rotundo. Después nos encontramos con “Boy blue”, una canción más misteriosa en su sonido, con una latente línea de bajo y una adecuada base electrónica. “Boy blue” es un tema medio, que no disgusta, pero que tampoco va a ser de lo que más recordemos del disco. Sin embargo, justo después se presenta la canción título que sí que es un clásico absoluto de Lauper. “True colors” fue versionada por Phil Collins en los 90, también con relativo éxito, y en todo caso es una canción de textura casi acústica, con matices y sutilezas sonoras con intención que le permiten diferenciarse. No obstante, aquí Lauper es quien se anota el mayor mérito de la canción, ya que puede ser de sus mejores momentos al micrófono de toda su trayectoria; abandona los excesos y nos ofrece una interpretación vocal sin posibilidad de discusión, o al menos así lo veo yo. “Calm inside the storm” es una buena pieza. Tiene mucho ritmo, el cual adquiere tras una notable intro más misteriosa. Es esta “Calm inside the storm” una canción que podría ser un ejemplo muy claro del sonido medio que Cyndi Lauper ha ido desarrollando a lo largo de su carrera. Las notas de guitarra eléctrica, con matices derivados del funky mezclados con sus melodías de teclado, forman una pista animada bastante válida para situarse en el ecuador de la obra.Recuerdo que en un especial de “Nos Queda La Música” sobre la trayectoria de Cyndi Lauper, su presentador José Luís Casado afirmaba de la versión de “What’s going on” de Marvin Gaye que era un error, un claro patinazo muy desafortunado. Yo no lo veo así. Las comparaciones son odiosas, pero he de decir que antes de la versión de Gaye escuché la versión de Cyndi y de siempre me gustó. Es una versión a la que Lauper le aporta una generosa dosis emotiva, con una bonita instrumentación y que para nada estimo que destroza el original. De hecho choca mucho que tras este momento tan intenso se presente la desenfadada y exótica “Iko iko” que se sitúa en el territorio más ingenuo y menos pretencioso que de cuando en cuando abordaba Cyndi Lauper. Los coros del tema se entrecruzan con la voz principal de Lauper para ofrecer un resultado cuanto menos curioso. “The faraway nearby” no abandona el sector más pop de la obra, resultado tremendamente ligero sobre todo en ciertas partes vocales a cargo de Cyndi. Los teclados a priori pueden parece algo regulares, pero la melodía vocal y sus sinuosas maniobras al micrófono de entonación es lo que más protagonismo alcanza en esta composición. Llegando al final de la obra nos encontramos con la bullanguera y ruidosa “911”. Su carácter le es conferido por ese binomio de ciertos sintetizadores muy rotundos entrelazados con la batería. Quizás es de los temas menos aprovechables de la obra. El cierre lo supone “One track mind”, que opta por el sector más intenso y rockero que hay en la obra. El sentir que desprende puede ser bastante adecuado como final de disco. Todo está muy bien dispuesto, incluyendo los coros que se encargan de repetir el título de la canción y que sirven como compañía a Cyndi.
El 2º disco de estudio de Cyndi Lauper cumplió relativamente con las expectativas en su época, y a la larga ha sido una obra que no está muy bien valorada. Cierto es que es un disco que quizás peca de falta de consistencia en sus 10 temas, pero también hay que apuntar que incluye una serie de pistas que no están nada mal. Además, no podemos dejar de remarcar que en su interior guarda un clásico tal como es la canción que le otorga su nombre.
De nuevo Cyndi tardaría un tiempo razonable en editar un nuevo álbum y no sería hasta 1989 cuando volviera a la carga con “A Night To Remember”, que en su tiempo si que pasó brutalmente desapercibido en comparación con el masivo “Like A Prayer” de su rival Madonna.
Este lp que hoy les propongo, aunque no nos ofrece un resultado tan bueno como fue el debut de Lauper (o incluso respecto al notable regreso que fue “Bring Ya To The Brink”), sí que es un ejemplo de álbum que para las fechas que llegan no les desentonará en la lista de reproducción de sus dispositivos de escucha de música portátiles o incluso para meterse con él a primera hora de la tarde cuando hayan regresado a sus casas ya aprovechando la jornada reducida que tienen muchos a estas alturas. Su delicada portada, con esa foto de Cyndi tumbada en la arena, mostrando el reflejo de la misma en el agua, podría decir que es la mejor que Cyndi Lauper tiene en su discografía, en dura pugna con la de “A Hat Full Of Stars”. En fin, que ustedes lo disfruten si quieren.
Termino por esta semana con 2 apuntes. Primero recordar que la temporada radiofónica de “Discos, música y reflexiones” ya finalizó; al respecto publicaré un post en los próximos días haciendo balance de esta 2ª temporada. No obstante, esta tarde a las 19h podrán escuchar en RUAH la repetición del último programa que versó sobre el disco “Los Sencillos”, de Los Sencillos, en el que contamos con el que fuera su líder y cantante Miqui Puig al teléfono. Y segundo, informarles que he ido respondiendo a varios comentarios atrasados; lo digo por si quieren ver mi réplica a sus opiniones (siempre respondo). No obstante, aún no voy al día, ya que el jaleo y trastorno casero que me trae de cabeza desde finales de abril aún colea, aunque ya va remitiendo y en breve lo hará de forma definitiva. Poco a poco iré respondiendo al resto de sus comentarios en las diversas entradas; no se preocupen.
Bueno, tampoco podemos pasar por alto que en 1985 Cyndi se implicó en esa entrañable película juvenil como eran “Los Goonies”, en la que se encargó del tema principal de la canción e incluso aparecía brevemente en el film en una especie de no sé si videoclip o actuación en televisión dentro de un televisor que había encendido en una de las casas de los chicos de la mítica pandilla.
Finalmente el resultado se concretaría en “True Colors”, protagonista del post de esta semana, que si bien incluye una serie de temas muy buenos y algún que otro clásico como es la canción que le otorga el título, es un disco que a día de hoy no es demasiado recordado. Siempre intento romper lanzas a favor de obras arrinconadas y creo que “True Colors” es uno de esos casos y bajo mi punto de vista es un buen lp; no está al nivel de “She’s So Unusual”, pero se puede escuchar sin realizar demasiados esfuerzos. Además, ya hace tiempo de la 1ª vez que Cyndi pasó por el blog en el que hablamos sobre su debut, por lo que no creo que sea mal momento para volver a su historia en este caso con su 2º disco. Veamos qué es lo que nos ofrece.
Abrir fuego con un tema de influencias rockeras como es “Change of heart” me parece un tremendo acierto. Es una de las composiciones que de siempre me han gustado más de la discografía de Cyndi, ya desde que la descubriera en aquel recopilatorio “Time After Time. The Best Of Cyndi Lauper” que me compré de la artista hace cosa de unos 9 años a día de hoy, más o menos. Es contundente, con sus razonables dosis de épica, y que finaliza con una bajada de intensidad que le reporta una cierta melancolía maravillosa. Las notas de guitarra eléctrica y sus acordes son de lo más interesantes y rítmicas, a la par que no ceden en lo que al vigor se refiere. “Maybe he’ll know” es una especie de ejercicio techno pop con tintes de ska en sus teclados que inaugura la parte más ingenua y desenfadada del disco tras el tema de apertura que, como hemos podido escuchar, era más rotundo. Después nos encontramos con “Boy blue”, una canción más misteriosa en su sonido, con una latente línea de bajo y una adecuada base electrónica. “Boy blue” es un tema medio, que no disgusta, pero que tampoco va a ser de lo que más recordemos del disco. Sin embargo, justo después se presenta la canción título que sí que es un clásico absoluto de Lauper. “True colors” fue versionada por Phil Collins en los 90, también con relativo éxito, y en todo caso es una canción de textura casi acústica, con matices y sutilezas sonoras con intención que le permiten diferenciarse. No obstante, aquí Lauper es quien se anota el mayor mérito de la canción, ya que puede ser de sus mejores momentos al micrófono de toda su trayectoria; abandona los excesos y nos ofrece una interpretación vocal sin posibilidad de discusión, o al menos así lo veo yo. “Calm inside the storm” es una buena pieza. Tiene mucho ritmo, el cual adquiere tras una notable intro más misteriosa. Es esta “Calm inside the storm” una canción que podría ser un ejemplo muy claro del sonido medio que Cyndi Lauper ha ido desarrollando a lo largo de su carrera. Las notas de guitarra eléctrica, con matices derivados del funky mezclados con sus melodías de teclado, forman una pista animada bastante válida para situarse en el ecuador de la obra.Recuerdo que en un especial de “Nos Queda La Música” sobre la trayectoria de Cyndi Lauper, su presentador José Luís Casado afirmaba de la versión de “What’s going on” de Marvin Gaye que era un error, un claro patinazo muy desafortunado. Yo no lo veo así. Las comparaciones son odiosas, pero he de decir que antes de la versión de Gaye escuché la versión de Cyndi y de siempre me gustó. Es una versión a la que Lauper le aporta una generosa dosis emotiva, con una bonita instrumentación y que para nada estimo que destroza el original. De hecho choca mucho que tras este momento tan intenso se presente la desenfadada y exótica “Iko iko” que se sitúa en el territorio más ingenuo y menos pretencioso que de cuando en cuando abordaba Cyndi Lauper. Los coros del tema se entrecruzan con la voz principal de Lauper para ofrecer un resultado cuanto menos curioso. “The faraway nearby” no abandona el sector más pop de la obra, resultado tremendamente ligero sobre todo en ciertas partes vocales a cargo de Cyndi. Los teclados a priori pueden parece algo regulares, pero la melodía vocal y sus sinuosas maniobras al micrófono de entonación es lo que más protagonismo alcanza en esta composición. Llegando al final de la obra nos encontramos con la bullanguera y ruidosa “911”. Su carácter le es conferido por ese binomio de ciertos sintetizadores muy rotundos entrelazados con la batería. Quizás es de los temas menos aprovechables de la obra. El cierre lo supone “One track mind”, que opta por el sector más intenso y rockero que hay en la obra. El sentir que desprende puede ser bastante adecuado como final de disco. Todo está muy bien dispuesto, incluyendo los coros que se encargan de repetir el título de la canción y que sirven como compañía a Cyndi.
El 2º disco de estudio de Cyndi Lauper cumplió relativamente con las expectativas en su época, y a la larga ha sido una obra que no está muy bien valorada. Cierto es que es un disco que quizás peca de falta de consistencia en sus 10 temas, pero también hay que apuntar que incluye una serie de pistas que no están nada mal. Además, no podemos dejar de remarcar que en su interior guarda un clásico tal como es la canción que le otorga su nombre.
De nuevo Cyndi tardaría un tiempo razonable en editar un nuevo álbum y no sería hasta 1989 cuando volviera a la carga con “A Night To Remember”, que en su tiempo si que pasó brutalmente desapercibido en comparación con el masivo “Like A Prayer” de su rival Madonna.
Este lp que hoy les propongo, aunque no nos ofrece un resultado tan bueno como fue el debut de Lauper (o incluso respecto al notable regreso que fue “Bring Ya To The Brink”), sí que es un ejemplo de álbum que para las fechas que llegan no les desentonará en la lista de reproducción de sus dispositivos de escucha de música portátiles o incluso para meterse con él a primera hora de la tarde cuando hayan regresado a sus casas ya aprovechando la jornada reducida que tienen muchos a estas alturas. Su delicada portada, con esa foto de Cyndi tumbada en la arena, mostrando el reflejo de la misma en el agua, podría decir que es la mejor que Cyndi Lauper tiene en su discografía, en dura pugna con la de “A Hat Full Of Stars”. En fin, que ustedes lo disfruten si quieren.
Termino por esta semana con 2 apuntes. Primero recordar que la temporada radiofónica de “Discos, música y reflexiones” ya finalizó; al respecto publicaré un post en los próximos días haciendo balance de esta 2ª temporada. No obstante, esta tarde a las 19h podrán escuchar en RUAH la repetición del último programa que versó sobre el disco “Los Sencillos”, de Los Sencillos, en el que contamos con el que fuera su líder y cantante Miqui Puig al teléfono. Y segundo, informarles que he ido respondiendo a varios comentarios atrasados; lo digo por si quieren ver mi réplica a sus opiniones (siempre respondo). No obstante, aún no voy al día, ya que el jaleo y trastorno casero que me trae de cabeza desde finales de abril aún colea, aunque ya va remitiendo y en breve lo hará de forma definitiva. Poco a poco iré respondiendo al resto de sus comentarios en las diversas entradas; no se preocupen.
2 comentarios:
Nunca he escuchado el disco completo pero "True colors" me parece un temazo (personalmente me parece mejor que la versión de Collins) e "Iko iko" me gusta mucho también, me parece una canción muy divertida.
saluditos
Lillu, este disco no está del todo mal. Tiene unos cuantos temas aprovechables. Coincidimos en lo de la versión de Phil Collins; creo que es mejor la original de Cyndi y eso que a Phil le admiro muchísimo. Sí, es cierto, "Iko iko" tiene su gracia.
Saluditos y gracias por escribir.
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