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martes, 21 de junio de 2011

Concierto Orchestral Manoeuvres In The Dark. Madrid (14-06-2011)

Cuando Paul Humphreys dijo “we will be back” al final de aquel evento único en la emisora M80 el 29 de noviembre del pasado año, en lo que fue un miniconcierto de presentación de su último disco exclusivo para unos pocos afortunados que tuvimos libre aquel frío y medio nevado lunes por la mañana de finales de otoño, podría hacernos pensar en un “brindis al sol” (expresión que gusta mucho a un buen amigo mío) y que dichas palabras no tuvieran validez alguna. Sin embargo, cuando unos meses más tarde se confirmaba que OMD acudirían a Madrid el 14 de junio a la sala Arena, se demostró que era una falta de respeto dudar de la palabra de Humphreys. Pero lo importante no solo fue que el hecho ocurriera en sí, sino la forma en la que OMD ofrecieron un concierto inolvidable hace unos días en Madrid, el cual será difícil de olvidar por parte de aquellos que acudimos puntualmente a la cita.De esa forma, Orchestral Manoeuvres In The Dark regresaban a dar un concierto a la capital por todo lo alto, cosa que no sucedía desde 2007 cuando en Boadilla del Monte, en el extinto Summercase, McCluskey y la formación clásica del grupo se acercaron para poner manga por hombro una de las carpas del recinto de aquel festival; si ya me preguntan por la vez anterior en la que el grupo tocó en Madrid o alrededores, he de confesarles que no tengo ni pajolera idea.No obstante, OMD no venían solos. Se presentaba un programa muy electrónico musicalmente hablando, con Assemblage 23 y Mirrors compartiendo cartel con el cuarteto que dio forma a “Enola gay” o “Maid of Orleans”. Mucha gente que conozco tenía reticencias ante 2 teloneros, pero finalmente su inclusión en la noche, al menos a mi, me resultó bastante válida y ligera (no hubo grandes espacios entre actuación y actuación, con lo que no se hizo pesado como en otros casos que los preparativos entre una y otra banda se hacen brutalmente tediosos).En esta experiencia con Orchestral Manoeuvres In The Dark cambiaba radicalmente el panorama respecto a la anterior cita que tuvimos con ellos en M80. Los cambios no solo se mostraban de forma evidente en el plano musical y de la actuación, al contar en esta ocasión con la banda al completo con Malcolm Holmes a la batería y Martin Cooper en sus teclados y ocasionalmente con su saxofón, y por otro lado el cambio de recinto de un plató de emisora de radio a una sala hasta arriba de gente, sino que también pasamos de un día con copos de nieve a una tarde de calor sofocante cuando llegamos a las inmediaciones de la sala en la calle Princesa sobre las 19.00h.Siempre, desde que salieron las entradas a la venta, apostamos por un cambio de recinto, ya que estimamos que la sala Arena es un lugar que a OMD se le queda pequeño, como efectivamente así fue, agotando el papel y colmando el recinto de forma impresionante, pero este hecho finalmente no se produjo; personalmente estimo, visto lo visto, que con la debida promoción (cartelería, anuncios en prensa de pago y gratuita) McCluskey y cia. podrían haberse anotado un digno papel en el Palacio Vistalegre.En todo caso, confirmada la no novedad en el plano del emplazamiento, llegamos a la hora mencionada y aprovechamos para saludar a gente que ya es parte de esas pequeñas familias que se forman tras tantas y tantas experiencias en directo. Puntualmente a las 19.45h se abrieron las puertas y nos pudimos situar en una 3ª fila, que en otro concierto en esa misma sala cuando se dispone valla de separación (como pasó con Echo & The Bunnymen en 2005) equivaldría a una 1ª fila. Fue el lugar perfecto para poder ver el espectáculo, ya que incluso un chico también bastante alto y creo que alemán, que estaba en 1ª fila, decidió retroceder hasta nuestra altura para filmar con su cámara digital de video el concierto con mayor perspectiva explicaba a quien se quejaba de su cambio de lugar; al ver que había varias personas con cámaras compactas de video, pude ver que la cosa respecto a fotos y video no sería restrictiva y más aún cuando no había valla de seguridad por medio, con esa franja creada para algunos gorilas que les entra la neura (no todos son así, ya que en Editors en Joy Eslava en 2007 dimos con uno que era realmente majo y no veía motivos de restricciones al respecto).El escenario no sé si fue una especie de venganza respecto a lo que OMD le hicieron a nuestro gigante Tino Casal en 1983 en la gira de “Dazzle Ships”, cuando en su concierto compartido en el Palacio de los Deportes le querían hacer a Tino tocar en un escenario 4 veces menor al suyo. En esta ocasión, OMD tenían un espacio muy reducido, que no es otro que el que ofrece la sala Arena, el cual es un lugar magnífico para conciertos, pero que como ya he mencionado a esta formación creo que se les queda pequeño y no les hace justicia histórica. El escenario en sí estaba atestado de instrumentos y sintetizadores y al poco tiempo aparecieron en escena Assemblage 23, para dar el pistoletazo a la gran noche de emociones que nos esperaba. La siguiente imagen muestra a Paul durante su momento “Souvenir” de la noche.El aspecto del grupo, realmente, me sorprendió. Estuvimos ante 2 hombres de gran volumen, con la mayoría de las bases programadas y un vocalista cercano en fisonomía a Fred Durst de los Limp Bizkit. Durante sus aproximados 35 minutos de protagonismo, nos ofrecieron una razonable cantidad de sus composiciones oscuras, intensas, con la entonación vocal grave de su vocalista, entre las que destacaron alguna de sus más populares composiciones como “Damaged”. Fueron un buen 1er. plato en lo musical. Su aspecto era casi corporativo, de completo negro y con el nombre del grupo bordado en la camisa al estilo de lo que podría ser un escudo de un equipo de fútbol en la camiseta del mismo.Posteriormente llegarían Mirrors, con una clara estética y actitud Kraftwerk en lo que a 3 de sus componentes se refiere, y sin embargo un comportamiento y parecido más que razonable de su vocalista con Alex Kapranos de Franz Ferdinand. Personalmente no me disgustó la propuesta y el sonido que Mirrors plantearon en escena, dejando de lado el entrar en comparaciones o mencionar sus claras influencias. El vocalista hay que apuntar que se lo trabajó para ofrecer un buen espectáculo, a la par que tuvo no sé cuantos problemas con el pinganillo de su oreja, el cual tenía un lío imposible de deshacer en su cableado. Frente a sus 3 compañeros, 2 encargados de los sintetizadores y un percusionista electrónico, se mostró intenso, subiéndose incluso a las mesas de instrumentos y en todo caso imprimiendo el ánimo en claro contrapeso a la actitud fría y robótica de sus compañeros; de hecho uno tenía un parecido más que razonable con Ralf Hütter.Y tras Mirrors llegaría el motivo principal por el que en esa tarde calurosa de pre-verano nos acercamos a la sala Arena. Con un cambio de set aparentemente rápido, que se ralentizó por sutilezas de pruebas de sonido y puntualidades de cableado cuando parecía que todo estaba bien, 6 minutos pasadas las 22.00h comenzaba a sonar la parte 3 y 4 de “History of modern”, y posteriormente iban apareciendo en escena primero Malcolm Holmes, Martin Cooper y Paul Humphreys y posteriormente con una gran fuerza Andy McCluskey para comenzar el concierto de la misma forma que con su último disco. “New babies: new toys” sonó con fuerza y jugó un buen papel para que desde el segundo 1 el público dejara sin palabras al cuarteto al ver la respuesta tan efusiva ante cada uno de los temas que se fueron ofreciendo. Abajo vemos a Andy McCluskey cargando con su bajo en los primeros compases del concierto.Ya en el 2º momento del show se quiso ir bien atrás en la historia de OMD y “Messages” remató la histeria inicial y propició la 1ª ovación atronadora de la noche, ante la que Andy, mirando a Paul, no salía de su asombro. En este momento fue donde me di cuenta que, aparte de que la sala Arena sea un emplazamiento que por historia se merezcan OMD, fue un lugar inmejorable para ofrecer el concierto; todo el concierto tuve la impresión de estar en el teatro Drury Lane, donde se grabó aquel concierto de la gira de “Architecture & Morality”, y esa realidad virtual que me creé me tuvo encandilado durante la hora y 35 minutos que duraría el concierto.Llegaba el petardeo y los momentos pop más alocados de la historia de Orchestral Manoeuvres In The Dark, aquellos que formaban parte del irregular “Junk Culture” de 1984. Y “Tesla Girls”, con sus sampleados del “No, no, no”, mantuvieron patas arriba a la sala. Realmente un amigo mío y yo siempre nos hemos tomado a coña a esta canción y a Locomotion, y en el estribillo, en lugar de decir “Tesla girls, tesla girls”, comenzamos a gritar “Indurain, Indurain”, por el parecido que siempre he estimado que Andy tiene con el ciclista navarro. No es un tema que me haga especial gracia, pero siempre me lo paso bien escuchándolo, lo cual supongo que es el papel básico que juega o el objetivo que busca. Fueron acertados los fondos de imagen en la pantalla-telón de fondo, con esas imágenes de chicas al estilo de décadas anteriores (comprobable en la fotografía situada debajo de este párrafo) y algunas extrañas fórmulas matemáticas.Posteriormente el grupo se adentraría en la parte inicial del show en un sector arriesgado, para nada esperado, con un par de canciones que no entraban en casi ninguna quiniela. Ya cuando Andy dijo “¿recordáis el año 1983? ¿recordáis “Dazzle Ships”?” más de uno nos quedamos de piedra. Cuando McCluskey prosiguió diciendo “Esto es “Radio waves”, se confirmaba que OMD se atrevían con uno de los momentos más acelerados y gamberros a ratos de aquel maravilloso 4º disco de estudio de la banda, que alternaba momentos alocados (“Telegraph” y la presente), instantes experimentales (“Radio Prague”, “Introducing radios”) y pasajes melancólicos (“Of all the things we’ve made”, “The romance of the telescope” o “Silent running”). Quizás sobre el papel pensé que sería “The romance of the telescope” la que abanderaría a “Dazzle Ships” en el set list, o incluso “Genetic engineering”, que también se ha incluido en alguna parte de la gira. Tenía descartada mi adorada “Telegraph” completamente. En definitiva “Radio waves” fue un soplo de aire fresco, solo alterado por un momento en el que un asistente se volvió loco y empezó a espetar repetidamente a Andy McCluskey “¡Qué hijo de puta que eres!”; por lo visto, a pesar de su vehemencia, el buen hombre lo decía en el buen sentido, poseído por el éxtasis de escuchar uno de sus quizás temas preferidos o al menos de uno de los discos que más admire… ¿Quién sabe realmente? Abajo podemos ver a un Andy pletórico en su bajo justo en mitad de “Radio waves”.En esos primeros compases no tardó mucho en aparecer “Statues”, como un añadido a la revisión del lp “Organisation”. Un tema íntimo, que sumergió a la sala en una oscuridad y lenta melancolía que hizo las delicias de los que allí estábamos. La verdad es que como momentos al margen de canciones incluidas en los recopilatorios y singles, fue un acierto que Orchestral Manoeuvres In The Dark se atrevieran tanto con “Statues” como con “Radio waves”, lo cual en parte compensaría a la larga algunas lacras imperdonables del set list que comentaré un poco más adelante, en los únicos leves apuntes negativos del concierto en sí.Mediada la actuación llegaría el momento de abordar la obra magna de OMD. “Architecture & Morality” se vería representado por la suite compuesta por “Joan of Arc” y “Maid of Orleans” y por otro lado con “Souvenir”. Yo también me esperaba “The new stone age”, una de mis preferidas, pero éste fue uno de los borrones asociados al olvido que se achacan al set list. La delicada y deliciosa “She’s leaving” también entraba en las apuestas, pero de misma forma se quedó excluida la pasada noche del 14 de junio. Por el contrario, y hasta pasados unos días después del concierto no sería cuando me daría cuenta de sus ausencias, ya que principalmente “Joan of Arc” y acto seguido “Maid of Orleans” eclipsarían cualquier conato de queja sobre lo dispuesto de “Architecture & Morality” para la actuación. Primero “Joan of Arc” sonó realmente emotiva, con un Andy inconmensurable al micrófono y al bajo a la par, mientras el grupo tocaba sobre un telón de fondo con imágenes de vidrieras que recreaban perfectamente el universo de esta canción. La muestra de ello, justo abajo.Pero la traca final la supondría “Maid of Orleans”, donde Andy se liberó de su bajo, para nuevamente sobre imágenes de estatuas renacentistas y vidrieras de cruces sobre la pantalla gigante de fondo, se esforzó de forma sobrehumana en recrear los bailes espasmódicos más increíbles que te puedas imaginar. Todo ello dispuesto sobre una iluminación de shock, con fogonazos de luz blanca, que crearon una atmósfera que no sé si consigo describir de forma digna con mis torpes palabras. La emoción transmitida por esa bonita melodía y ver a Andy fuera de sitio de lado a lado del escenario, hicieron que por un momento me descubriera a mi mismo con la boca abierta, completamente alucinado. Al terminar, McCluskey se quedaría durante medio minuto en el extremo izquierdo del escenario (según miras al mismo), mirando al público completamente emocionado mientras recibía una merecidísima ovación y cogiendo aire a la par, ya que el esfuerzo por su parte requería tomarse un leve respiro. Impresionante. ¿Qué más nos faltaba por ver después de tal muestra? Pues más cosas, por supuesto. La imagen de abajo muestra justo a Andy en plena vorágine de baile de “Maid of Orleans”, completamente empapado en sudor.“Souvenir” fue la otra canción que se eligió del 3er. disco de estudio de la banda, y que supuso un lucimiento personal para Paul Humphreys, el cual desde sus teclados entonó de forma correctísima esta delicada composición. Al mismo tiempo, Andy se subió a la tarima de la batería de Malcolm para estar más unido que nunca con su bajo en las manos al propio Malcolm y a Martin y dejar a Humphreys todo el protagonismo de este single de “Architecture & Morality”; lo pueden comprobar en la foto de abajo.Otro momento de protagonismo para Humphreys, en lo que a sus interpretaciones vocales se refiere, lo supuso “Forever live and die”, que estuvo situada en el combo inicial y que fue introducida por Andy en plan bromista metiéndose con Paul refiriendo que éste nunca sale de sus teclados ni baila. Sin embargo, para este single clásico del lp “The Pacific Age” de 1986, Paul abandonó sus teclados y dejó a Andy al cargo de los mismos, para intercambiarse sus papeles durante unos minutos (la próxima imagen así lo demuestra). Y estos fueron los 2 momentos vocales que Paul Humphreys tuvo en el concierto.Si hablamos de momentos especiales, he de confesarles que tras un concierto de tan alta exigencia y de un grupo que admiras tanto, es difícil escoger. Quizás aparte del momento excelso de forma objetiva que ya he descrito de “Maid of Orleans”, un servidor de ustedes se queda con la interpretación de “So in love”. Adoro este primer single del álbum “Crush” de 1985, el cual se presentó como era de esperar tras “Talking loud and clear”, ya que siempre van de la mano en los set list de las últimas giras. “Talking loud and clear”, por otro lado, permitió a Andy cantarla sentado en un bafle frontal, con un escenario decorado en su pantalla digital con pétalos coloridos de flores (evocando al desternillante videoclip tan campestre con los espantapájaros y tal de por medio) y de paso recuperarse algo de toda la exigencia física que llevaba acumulada ya superada la mitad de la actuación. La siguiente foto muestra un momento de Andy en mitad de “Talking loud and clear”.Al terminar este suave pasaje que formaba parte de “Junk Culture”, Andy advirtió que sería la última canción lenta que tocarían y tenía razón, ya que “So in love”, por mucho que sea una balada, tiene una carga emotiva increíble. Fue un gran momento poder escucharla en directo y más aún poder escuchar esas fenomenales notas de saxofón a cargo de Martin Cooper, el cual estuvo sublime en esos momentos de la canción. Andy no patinó en los coros de falsete que él mismo se hace y dio lugar a una versión en directo increíble. Abajo les dejo la prueba del video que saqué de la misma (nuevos agradecimientos a mi amigo Jose que se encarga de subir los videos a su canal de youtube). En el mismo podrán comprobar que las imágenes de fondo evocaban de forma meridiana a las calaveras que aparecían en el videoclip de la propia canción, el cual fue grabado en nuestro país en el municipio de Alhabia en la provincia de Almería.Para hablarles del otro gran momento que yo estimo personalmente, me tengo que ir al bis. De la parte de McCluskey en solitario sonaron un par de temas. Primero fue el “Sailing on the seven seas”, con una rotundísima batería a cargo de Malcolm Holmes, y con el vigor y potencia que muestra esta pieza muy bien llevado al directo. No obstante, el pasaje solemne lo supuso la 1ª canción que OMD dispusieron al regresar a escena. Estoy hablándoles de “Walking on the milky way”, que se valió de ciertas imágenes del videoclip (como esas de la chica tan guapa que aparece en el mismo haciendo los coros) y que nos mostró a un Andy sin límites de entrega, algo increíble tras más de hora y 20 minutos de concierto a esas alturas. El tema es brutalmente emotivo en estudio, pero en directo se te puede poner el vello de punta. Pude grabar otro videoclip de la misma que espero que les guste. Significativo resulta que Andy se desplome al final de la misma forma que lo hacía ese dinosaurio de pega y él mismo en el propio videoclip. Con tanto desgaste, no era para menos.“Walking on the milky way” fue el 1er. tema que se incluyó en los bises. El 2º y último fue “Electricity”, introducida a base de pistas ofrecidas por Andy tales como “la última canción es la más antigua que tenemos y también va a ser la más rápida”. Y en efecto “Electricity” supuso un final de concierto apoteósico, acelerado, pero que por el contrario adoleció de un fallo en una de las fases que dejaron algunas bases instrumentales sin sonido durante unos segundos, pero que por fortuna no hizo palidecer en exceso este genial broche de oro al show. Con este próximo video, termina la parte audiovisual del post.Hubo muchos más momentos, es difícil comentar todos. Por ejemplo, también en “Locomotion” nos reímos a discreción un amigo mío y yo por una coña personal que tenemos con el tema y un pasaje del videoclip de la misma, que por lo surrealista que es no viene a cuento que les explique, ya que aunque éste no es un blog profesional, sino personal, creo que hay ciertos límites que mejor no hay que traspasar para no caer en demasía en la parodia. Lo que sí que les dejo a continuación es un pasaje de la interpretación en directo de “Locomotion”, con esos engranajes adueñándose del telón de fondo.De “History Of Modern”, último lp del grupo aparecieron también “Green”, muy calmada y comedida, y la emotiva parte nº1 de la canción que concede el título a la obra, la cual, al igual que sucedió en el concierto de M80 en el pasado mes de noviembre, impregnó a la totalidad de la sala en un sentir intenso y con una emotividad desbordante. Es un tema muy bonito y en directo brilla con intensidad. “Sister Mary Says”, un tema que no me deslumbra en estudio, hay que reconocer que gana en directo, y como 2º single del disco no faltó a la cita como sí que faltó el vilipendiado primer sencillo “If you want it”.Imperdonable. Se me estaba olvidando. En el último capítulo antes de los bises, no pudo faltar “Enola gay”. Situada en esta ocasión en un lugar mucho más acorde con su importancia que aquella apertura de concierto en el Summercase de 2007, el tema abanderado de “Organisation” y quizás de toda la historia de OMD (si “Maid of Orleans” lo permite), supuso el broche final a la parte troncal del concierto. La gente estaba ya fuera de sí tras poder experimentar la escucha de esta canción inmortal a nivel global, dispuesta sobre un fondo digital que en algún momento dispuso el propio título de la canción tal y como muestra la siguiente imagen que pude sacar.Creo que como repaso de las canciones ya está bien. El set list por orden, por si lo quieren echar un vistazo, fue el siguiente: “Intro (History of modern, parts 3 & 4)”, “New babies: new toys”, “Messages”, “Tesla girls”, “Radio waves”, “History of modern, part 1”, “Forever live and die”, “If you leave”, “Souvenir”, “Joan of Arc”, “Maid of Orleans”, “Statues”, “Green”, “Talking loud and clear”, “So in love”, Sister Mary says”, “Locomotion”, “Dreaming”, Sailing on the seven seas”, “Enola gay”. BIS: “Walking on the milky way”, “Electricity”.¿Echan alguna en falta? Yo sí. Imperdonable: “Pandora’s box”. Uno de los temas mejores de Andy McCluskey en solitario al frente de OMD, en aquel notable “Sugar Tax” de 1991 se quedó inédito. Daba por sentado que aparecería justo tras “Sailing on the seven seas”, pero solamente era un pálpito que no se concretó. Lástima. Una deuda que tengo contraída con OMD que intentaré saldar con ellos en un hipotético próximo concierto; esperemos que tenga lugar, y evidentemente no solo por el hecho de que pueda escuchar en directo “Pandora’s box”, la cual hubiera quedado de rechupete con imágenes de la homenajeada actriz de la letra Louise Brooks sobre la pantalla de fondo de escenario.Una petición lógica también me lo parecía “The new stone age”, básicamente porque no solía faltar en los últimos años en las giras de OMD. Hubiera sido atronador escuchar este tema tan potente que abre un disco que resulta luego ser bastante contrario a las sensaciones que te genera este su tema de apertura. Esperar que otros temas favoritos como “We love you”, “Telegraph”, “The misunderstanding”, “All the things we’ve made” o incluso la gran pieza que estimo es “Dream of me (based on “Love’s theme”)” de la era McCluskey en solitario, hubieran sonado en la sala Arena el pasado 14 de junio, era poco más que una absurda esperanza, viendo el devenir de los 4 OMD últimamente; aunque quizás hubiera cabido pensar lo mismo de “Statues” o “Radio waves”, ¿no? En definitiva, lo que fue un crimen fue la omisión de “Pandora’s box”, algo que teniendo en cuenta la hora y 35 minutos de concierto, no hubiera precisado siquiera de una permuta por temas que a mi no me disgustan como “If you leave” o “Dreaming” (ese single de despedida en el 88 que para mi tiene un punto especial al igual que todas las últimas composiciones de las bandas antes de separarse, a no ser que éstas sean horribles), sino que con 5 minutos más de duración, llegando a la hora y 40 minutos hubiera sido suficiente.Fue la única pega a un concierto de sobresaliente lo de “Pandora’s box”. En lo que a la actitud y proceder de los componentes, todo papel jugado al lado de un arrollador Andy McCluskey corre el serio peligro de quedarse en nada. Paul Humphreys dispuso de sus 2 momentos de protagonismo vocal y de cuando en cuando se dirigió al público, aunque en menos ocasiones que Andy. Los buenos de Malcolm y Martin, desde su batería y teclados respectivamente, jugaron su baza inestimable de cara a que OMD sonaran como tenían que sonar. Además, Martin Cooper tuvo su par de instantes de protagonismo con el saxofón que le quedaron niquelados, tal como muestro en la imagen que sigue a este párrafo.Finalizado el concierto, y con la emoción a flor de piel, pudimos conocernos personalmente con gente de las redes sociales y reunirnos todo el equipo de contertulios de los debates musicales de “Discos, música y reflexiones”, ya que uno de los nuestros, por motivos personales, tuvo que ver el concierto en una zona alejada del escenario. Abajo les dejo una fotografía del grupo. De izquierda a derecha Luis Felipe Novalvos, Mariano González, Víctor Prats, Óscar Cañas y Alfredo Morales.Antes de marcharnos, quisimos tantear el buen ánimo de los componentes del grupo, total, ya son casi de la familia tras la experiencia vivida en M80 unos meses atrás. Nos fuimos por la parte trasera de la sala, donde no mucho tiempo después, y mientras que los grupos teloneros iban desfilando, salió del interior del recinto Paul Humphreys, el cual entre peticiones de reediciones especiales de “The Pacific Age”, firmó varios autógrafos y se hizo fotos con varios de los que allí estábamos. Yo, ante las peticiones de las citadas reediciones del disco de 1986, que por otro lado me gusta, le dije a Andy “Mejor “Crush” con la película”, a lo que Humphreys me respondió “Sería divertido”. Abajo les dejo la foto que nos pudimos sacar nuevamente con él.Cuando Paul se despidió con maleta en mano por las callejuelas de las inmediaciones de la plaza de los cubos, seguimos en parte su ruta para recuperar la calle Princesa y regresar a Plaza España pasando nuevamente por delante de la sala. En la parte trasera, tras marcharse Humphreys, se afirmaba que Andy ya se había marchado y que había salido por la parte de delante. Buena maniobra la en teoría ejecutada por Andy. Y puede ser que así fuera, aunque en parte me sonaba a cortina de humo conchabada por la gente que estaba en la puerta de la sala, para que los fans se marcharan, pero lo que vivimos a continuación, me hace dudar de si pensar mal o creerme esa versión.El caso es que según llegábamos de nuevo a la altura de la sala Arena, bajando la calle Princesa desde la plaza de los cubos, vimos que el batería Malcolm Holmes y el teclista y saxo Martin Cooper iban subiendo la calle tan tranquilos, en el anonimato de la noche al no quedar ni un solo fan ya en la puerta de la sala. Directamente me fui a por Malcolm Holmes, el cual desfilaba con sus pintas heavies de los últimos años y cubata en mano y se vio sorprendido al no esperarse quizás que le asaltara ningún fan y menos un grupo de gente que venía bajando la calle y que no teníamos aspecto de haber estado en el concierto, al no estar detenidos enfrente de la sala. Les cogimos de sorpresa y nos atendieron lo mejor que pudieron dentro del asombro y quizás miedo y con ciertas dudas por parte de ambos, conseguí inmortalizar ese momento inesperado en sendas fotos que flanquean el presente párrafo. Con esto terminamos la experiencia y enfilamos el camino del metro.Supongo que Andy se iría acto seguido tras acabar el concierto y justo cuando le dieran el aviso de que ya no quedaba nadie en la parte frontal, para irse lo más rápido posible a un lugar donde recuperarse del inhumano esfuerzo físico al que se autosometió durante toda la actuación. Con tal agotamiento, es normal que no tuviera ganas de soportar a fans pidiendo autógrafos y fotos.Afrontemos las conclusiones del concierto tras contarles la experiencia global de la tarde. Fue un día para no olvidar. Orchestral Manoeuvres In The Dark firmaron una actuación sensacional en su regreso a la capital y se sobrepusieron a la designación de un recinto que no hace justicia a su leyenda, música y éxito histórico, pero que adaptaron a sus necesidades para que una vez vivida la experiencia muchos pensáramos que, a pesar del tamaño reducido del escenario, no hubiera un sitio mejor para poder disfrutar de una experiencia tan intensa. Porque lo que hay que destacar, o mejor dicho remarcar, pues ya lo he mencionado, es que no medió perímetro de seguridad entre escenario y público con valla de por medio, sino que los situados en primera fila estaban en contacto directo con las tablas. Y eso es algo muy de agradecer y en muchos grupos puede darse lugar a un concierto así, sin por ello temer por la seguridad de los artistas. Por cierto, la siguiente fotografía que tomé muestra a Andy con los brazos en cruz y con las cruces que aparecieron en la pantalla de fondo durante “Maid of Orleans” en perfecta sincronía.Salvo por el detalle de algún error de set list comentado, el resto del concierto no ofrece queja alguna. Puede ser que se quedara algo corto y la hora y 35 minutos se hiciera acreedora de unos 10 minutos más, que hubieran supuesto un par de canciones más, que quizás hubieran subsanado las omisiones flagrantes de por ejemplo “Pandora’s box”, pero la verdad es que por 30,60 euros de precio final, incluyendo 2 teloneros que aunque pecaran de falta de originalidad, sonaron bien, no se puede pedir más.Esperemos que esta no sea la última bala de OMD en Madrid y que en tiempos venideros aún veamos a McCluskey, Humphreys, Holmes y Cooper de nuevo por nuestras tierras y dando lugar a un espectáculo tan logrado, emocional e intenso como el que ofrecieron el pasado 14 de junio de 2011. Salvo imponderables, un servidor de ustedes no faltaría a esa supuesta cita, lo cual no es para menos estimo tras leer las sensaciones que les intento transmitir con este post. Sirva el presente como buen recuerdo para los asistentes que den con el blog y como una crónica lo más completa posible para todos aquellos que no pudieran asistir y quieran hacerse una idea de lo que fue la actuación de OMD en Madrid dentro de la gira de su disco “History Of Modern”.

4 comentarios:

Víctor Hugo dijo...

Así deben ser las crónicas. Sí señor.
He estado escuchando a Mirrors y tienen también un toque estético similar al de Hurts, pero mucho más mecánicos y germánicos:)

¡Saludos!

Sergio Reina dijo...

Impresionante testimonio, te lo tuviste que pasar en grande, se nota como lo disfrutates por tus palabras. Que envidia más sana me das¡


Un abrazo

el gato kilo dijo...

El post es de premio, parece casi un documental escrito que un simple post, no es para menos pues el concierto fue grandioso y los fans nunca lo olvidaremos a pesar de esa omision fragrante de "pandora's box" pero en fin cada uno tiene sus canciones favoritas y a veces todo no puede ser, seguro que alguno salto de alegria cuando tocaron "if you leave" o "dreaming" porque no se las esperaba, igual que yo no me esperaba temazos como "radio waves" o sobretodo "statues".

La duración estuvo bien aunque no se hubiesen muerto por meter "pandora's" y "new stone age" o sí, quien sabe que ya se sabe estos viejunos estan delicadetes..
La verdad es que se quedaron de piedra con el entusiasmo del publico español, que pena que eso luego no se traduzca en la venta de discos, vendrian mas veces a tocar aqui.

En lo que realmente difiero de ti es en la impresion que te dieron los teloneros aunque coincido en que eran apropiados y que la duracion de su minishow no se hizo larga y eso fue un punto a favor porque con lo repetitivos que eran ya solo faltaba que se hubiesen tirado siglos en el escenario pero quizas es que yo pido demasiado, he descubierto grupos interesantes que actuaban de teloneros de otros grupos y al final he terminado comprandome el disco pero con lo que vi esa noche nunca me compraria un disco de Mirrors o Assemblage 23 porque en todo caso me compro un disco de Kraftwerk y otro de OMD que para eso son los originales.

Me ha hecho gracia lo que dices que en un momento dado la sala arena te recordo al teatro Drury Lane, a mi absolutamente nada y comprendo que te lo puedas estar pasando genial y tu cerebro te juegue una mala pasada y caigas en la idealizacion de un sitio, a mi me ha pasado muchas veces, sobretodo cuando estoy borracho pero te puedo asegurar que por muy bien que me lo pase, y me lo pasé como un enano, mi opinion no cambió en absoluto sobre esta sala: indigna de un grupo como OMD, indigna para dar cualquier concierto que no sea de perfil muy bajo, vamos que podria entender que un grupo que esta empezando y no conoce nadie tocase ahi pero jamas bandas con un poquito de fama y prestigio, menos ya un grupo del nivel OMD, y no digo mas porque se me llevan los demonios, sere medianamente correcto y lo dejare en que la sala arena es absolutamente repugnante y merece ser demolida por Gallardon, mil veces mejor es la Joy pero esto de las salas en Madrid es un problema que llevamos arrastrando mucho tiempo y lo que nos queda. Lo de Vista Alegre, no lo veo ni de coña y no quiero ni imaginarme el ridiculo que podria ser, algo de eso paso con los pet shop boys y no es nada bonito ver un pabellon de esas caracteristicas con toda la grada vacia y eran los PSB, a OMD los conoce mucha menos gente.

En fin confiemos en que el proximo año se dejen caer por estas tierras, siempre seran bienvenidos.
Como ves tenemos material, polemica, etc para el hipotetico programa especial sobre el concierto jejeje.

Un abrazo

Abacab dijo...

Víctor Hugo, también yo había notado algún parecido entre Hurts y Mirrors. Tienes razón. Saludos.

Serreina, lo pasamos en grande. Fue un concierto memorable.

El gato kilo, lo del emplazamiento, qué quieres que te diga? Pues que esa sensación de cercanía que tuvimos en esta sala, no la hubiéramos tenido en ningún otro lado. Bueno, sí, quizás la Joy Eslava como apuntas puede que hubiera sido mejor lugar y no se hubiera perdido el carácter. No obstante, coincido en que es un lugar indigno para OMD por su historia y caché, pero me gustó vivir allí el concierto después de todo. Es verdad, tenemos material de sobra para ese especial que propondremos realizar en la asamblea de RUAH del próximo viernes.

A los 3, gracias por escribir.