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sábado, 3 de enero de 2009

1983 Billy Idol - Rebel Yell

Buenos días a todos. ¿Qué tal han entrado el año? ¿bien? Espero que sí. En caso negativo, la propuesta que les dejo para hoy, tiene el claro objetivo de que enfoquen este 2009 con ganas, y sobre todo energía, la cual en su justa medida se la puede aportar el disco que hoy les presento. Todo esto, siempre y cuando por las mañanas, cuando se dirijan hacia sus centros de trabajo, se pongan el susodicho álbum en sus mp3 o mp4, o como quieran que ustedes escuchen la música.

Abordamos hoy la figura del sr. Billy Idol. Controvertido y por otro lado, carismático personaje, abanderado del punk/rock, al que siempre hemos visto en las portadas de sus discos con cara de tener muy pocos amigos. Este caballero, como ya sabrán muchos de ustedes, inició su carrera musical en los Generation X. Tras abandonar el grupo, Idol decidió volar por libre y su trayectoria en solitario se abrió con su disco homónimo, en el que Billy ya dio con la fórmula del éxito con canciones como “White wedding”.

El debut de Idol en solitario se puede considerar como un más que aceptable comienzo. No obstante, en el caso de este artista, se dará el hecho de que las expectativas generadas en su primer disco, se vean más que satisfechas al producirse el lanzamiento de su 2º trabajo. “Rebel Yell”, así sería titulado su siguiente lp, viene a incluir un puñado de canciones realmente excelentes, que confirmarían a Idol como un icono mundial del rock duro. Pasemos por tanto al análisis del disco y a conocer esas piezas que tanta energía desprenden, y que a la par son tan maravillosas.

El disco empieza con la canción que le da título. La aguerrida, y sobre todo abrasiva, guitarra es lo que más personalidad da a la canción. Evidentemente estamos hablando de un personaje asociado al punk, no podemos esperar lógicamente otra cosa. No obstante, existen ciertas notas de teclado, que dan un carácter distinto al sonido. Idol se desgañita brutalmente en la parte del estribillo: “a medianoche ella lloró más, más y más, con un grito rebelde, lloró más, más y más”. Por otro lado, en el inicio de la canción y en las partes que no comprende el estribillo, Billy canta de forma relajada, grave y lúgubre, cual oscuro crooner. Esta canción fue un tremendo éxito para Idol y una de sus temas más recordados. Ha llegado a ser versionada de forma más que digna por los H.I.M. en sus comienzos. La novedad principal que aporta es la inclusión de esos teclados que descargan suciedad punk del tema y que de paso lo acerca al sonido de la época. “Daytime drama” es un medio tiempo en comparativa con la apertura del disco. Lo más importante del tema son las experimentaciones de producción puntuales que se realizan con el sonido de la guitarra. Los teclados, esta vez de forma más sostenida y velada en la retaguardia, vuelven a hacer acto de presencia confirmando su aportación a la obra de Idol. Si bien podemos decir que Idol más bien es enérgico que rabioso, quitando así esa sensación que se transmite por las fotografías de Billy de las portadas de los discos, esta canción es uno de los momentos de rock medio más claros aportados por el disco. Tras este intermedio que sirve para recuperar el aliento perdido en la primera canción, nos viene de frente uno de los clásicos de Billy Idol. “Eyes without a face” es una pieza exótica y nueva en lo que a su sonido se refiere, dentro de la discografía de Idol. Excepto alguna parte, en la que alguna guitarra eléctrica desprende cierta rabia para que no nos encontremos tan extraviados y no perdamos la perspectiva, la instrumentación de la misma se forma por unos teclados cristalinos e inocentes (de cierto regusto melancólico) y batería y efectos de percusión. Igualmente, la interpretación vocal de Idol es sublime y de las mejores que haya conseguido a lo largo de su historia. Cierto aire angelical confieren a la canción esos coros femeninos que acompañan a Idol en los estribillos, que cantan en francés a esos “ojos sin rostro”. Líricamente la canción tiene un fuerte carácter agrio y doloroso visto en partes como “Pasé tanto tiempo creyéndome las mentiras para mantener vivo el sueño, que ahora me entristece y me vuelve loco ver la verdad por amar lo que fuiste”. Tan solo por esta canción, el disco en sí ya valdría la pena; no obstante, para mayor fortuna nuestra, no se queda ahí. “Blue highway” es de los momentos más cercanos al pop… mejor corrijamos y digamos rock ligero (no vaya a ser que Billy Idol lea algún día esto y me declare la guerra) que regala “Rebel Yell”. Ritmo, vertiginosidad y energía, en este caso con un carácter de buen rollo, es lo que nos regala esta canción. La línea de guitarra utilizada a lo largo de toda la canción es estupenda y aunque la misma pretende ser aguerrida, viene contrarrestada por algunas notas de teclados fantasiosos de la época. De nuevo Idol, vuelve a contenerse en su interpretación vocal y vuelve a hacer gala de un estupendo registro. Si me dicen que esta canción no les anima, harán que algún día pierda la fe en la música. Tras este vibrante y animado momento aportado por “Blue highway”, se presenta “Flesh for fantasy”. Este tema, claro alegato al sexo y la lujuria, es uno de los escogidos para el recopilatorio de Idol y también fue promocionado como sencillo. Sin embargo, sucede el hecho común en tantos artistas de que está a la sombra de la canción título y de “Eyes without a face”, con lo que la gente que no vivió la época y solamente ha escuchado temas de Idol en la radio de pasada (normalmente los mencionados ahora mismo), no la conoce. Lo mismo de siempre: no saben lo que se pierden. La canción nos puede recordar a los Simple Minds de esos años, e incluso no desentonaría en “New Gold Dream 81-82-83-84” de los escoceses. La energía y la rabia viene en su, por otro lado, sencillo estribillo, que simplemente se compone del título de la canción. La guitarra, menos en un fragmento mediada la canción, se muestra principalmente rítmica y junto a los teclados utilizados, da forma a una canción perfectamente representativa de la época. Un verdadero regalo y sorpresa que me encontré al escuchar el disco por primera vez. “Catch my fall” empieza de forma sigilosa y con un Idol casi susurrante. Aquí lo reseñable es el saxofón incluido en los estribillos de la canción “cógeme al caer, si tuviera que tambalearme”, que nuevamente vienen a demostrar la predisposición de Idol de adaptarse a los nuevos tiempos. Otro tema que, como ustedes podrán comprobar, es tremendamente llevadero y accesible. No es tan fiero el león como lo pintan suele decirse, y con Idol en esta ocasión pasa lo mismo. Eso sí, supongo que no se atreverán a decirme que por ello las canciones hayan dejado de rallar a un alto nivel hasta el momento, ¿no? “Crank call”, curiosamente y para contradecir el anterior planteamiento que les ponía, vuelve a mostrarnos a un Idol que vuelve a subir su nivel de rabia. Quizás el tema más aguerrido que nos encontramos en el disco junto a la canción título. “Stand in the shadows” nos va a suponer un subidón de adrenalina, pero más bien por su vertiginoso ritmo, más que por la rabia que tiene el tema. Es nuevamente otro de esos temas de ese rock tan accesible, enérgico y movido que Idol nos lleva proponiendo a lo largo del disco en temas como “Blue highway”. Un disco tan perfecto, sin una sola canción malsonante o con ritmo plano, no podría terminar de una forma ramplona. El caso es que para esta ocasión, se nos incluye una canción triste, de sonido lejano, que no tiene nada que ver con el resto del conjunto de la obra, pero que por otro lado es estupenda. “The dead next door” es una pieza lenta con unos teclados y acordes de guitarra llorones, que curiosamente nos deja un regusto melancólico y amargo tras una obra tan vibrante y enérgica. Quizás la canción la que más tiene algo que ver es con “Eyes without a face”, pero tampoco de una forma muy clara. La canción trata el tema de la muerte, los fantasmas y el más allá de una forma muy elegante.

Principalmente por los acertados singles “Rebel yell” y sobre todo por “Eyes without a face”, el disco supuso un tremendo éxito para Billy Idol. El cantante se convirtió en el icono de los rebeldes de la época y se coló en muchas habitaciones de adolescentes, iniciando el fenómeno de colocar posters de cantantes y grupos en las paredes de tantos y tantos jóvenes. Su icono, con ese pelo de punta rubio y esa cara con la sempiterna expresión de rabia y mala leche, es reconocible por casi todo el mundo. Igualmente, siempre me ha dado por pensar si Matt Groening se inspiro en Idol para crear el personaje de Bart Simpson. Otra influencia de imagen de Idol en épocas posteriores: echen un vistazo al cantante de Offspring.

En 1986 vería la luz el 3er. disco de Idol, titulado “Whiplash Smile”. Un disco con una aceptable acogida, sobre todo por la balada acústica “Sweet sixteen” que volvió a poner a Idol en el candelero del panorama musical del momento. Esta canción hace que el disco se reciba de forma equivocada, ya que menos dicho corte, el lp es bastante rabioso y cargado de adrenalina. No obstante, y como sucedió a muchos artistas surgidos en los ochenta, tras este trabajo, la productividad (hubo un parón de 13 años entre el 5º y 6º disco de estudio) y el nivel de excelencia de las entregas que iría sacando Idol, se vería notablemente resentido.

Podemos decir, que aunque Idol a lo largo de los años 90 y en la presente década, ha seguido sacando algún disco, nunca ha vuelto a conseguir un aceptable éxito comercial llegado, y tampoco se ha acercado al mismo nivel de acierto en sus composiciones en lo referido a tener la misma pegada y gancho, que muestran canciones como las pertenecientes al disco hoy analizado. Este última aspecto es muy importante, porque en grupos que tienen una dilatada trayectoria como es el caso de Idol, muchas veces el nivel de ventas no está en consonancia con la calidad o acierto del trabajo; si no, pregúntenselo a Jim Kerr y sus compañeros de Simple Minds cuando lanzaron el excelente “Black & White 050505”, que prácticamente pasó desapercibido para el mercado.

Recientemente, y esto como comentario desenfadado e hilarante, llegué a ver un disco de Idol titulado “Happy Holidays”, en el cual Idol cantaba a la Navidad (qué apropiado en estas fechas) y cuyo track list incluía canciones como “Here comes Santa Claus”. Si esto no les ha hecho soltar una carcajada, les describiré la portada del disco. ¿Se imaginan a un Idol con cara enfadada al uso? Pues no, en esta ocasión se nos presenta Idol con un smoking cual crooner con un micrófono antiguo en sus manos y con una cara tremendamente amigable, en una actitud que parece que hasta nos invite a su casa a comer pavo el día de Navidad. Aquí ya el parecido era más bien con el antiguo central del Bayern de Munich Stefan Effenberg o con Juanjo Artero en su papel de Charlie en la recién acabada serie “El Comisario”. Tuve ocasión de ver este lp el año pasado en Fnac Callao en Madrid por estas fechas. Este año no lo he vuelto a ver. En aquella época era motivo de peregrinación y primera parada en mis visitas a este espacio de discos. Sin palabras.

Idol fue un icono y un precursor del rock duro para todos los públicos de los 80, que más tarde pregonarían o extenderían grupos como Europe o Bon Jovi. Sin embargo, para la percepción social pasado el test del paso del tiempo, Idol ha quedado en un nivel menor de recuerdo que las bandas que les acabo de mencionar. Como les he comentado antes, no se dejen asustar por las portadas de los discos de Idol, que como en esta ocasión muestra un personaje dispuesto a darnos una paliza como poco. Yo también tenía mis temores a la hora de abordar el disco, ya que uno tampoco es un seguidor del rock demasiado duro en general. Sin embargo, tras haber escuchado las canciones se viene a demostrar que Idol, como ya les he mencionado antes, más que rabia, por lo general era energía y brío, aunque la ira hiciera puntualmente acto de presencia en alguna canción como la propia “Rebel Yell”.

Lo dicho, no se asusten y procedan a darse un paseo por este disco de Idol, que les diré que hacía ya un tiempo que no veía por las estanterías de los centros comerciales o tiendas de discos. Curiosamente lo vi el pasado sábado en la tienda Saturn del Centro Comercial Plenilunio y a un precio muy decente. Eso sí, solamente quedaba un ejemplar. Si quieren poner en un apuro a los Reyes Magos, inclúyanlo en la carta que les remitan. Que trabajen un poco, ya que solo lo hacen una vez al año.

2 comentarios:

Nelson dijo...

OK! Pero "Dancing With Myself" ¿Qué?

Abacab dijo...

Sin duda "Dancing with myself" es un aténtico temazo y de mis favoritas de Idol, pero en este artículo la revisión era del disco "Rebel Yell" y no del primer disco "Billy Idol", que era donde la canción que mencionas se incluía como tema de cierre. Por otro lado, es probable que en la retrospectiva que hago habitualmente del artista, al menos hubiera debido citarla. No obstante, en un futuro es muy probable que aborde la revisión de dicho álbum (un excelente trabajo) y ahí sí que hablaré largo y tendido de la canción. Gracias por escribir.