ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
The Cranberries, particularmente para los que vivimos aquella década, tienen la fragancia de los años 90. Se trata de una evocación a base de canciones como “Zombie”, “Ode to my family”, “I can’t be with you”, “Salvation”, “Promises”… Llegó un punto en que los irlandeses fueron realmente populares, sobre todo a raíz de su exitosísimo “No Need To Argue” (1994), y su rutilante “Zombie”, que incluso llegó a tener su equivalente bakala en aquellos discos de chunda-chunda cuyo nombre solía acabar en “Mix”.
Aquel disco engañaba un poco, y si uno esperaba encontrarse un disco lleno de canciones como ésa y “Ode to my family”, se encontraba con un disco mucho más etéreo y atmosférico más deudor de Cocteau Twins que de las potentes guitarras cercanas al rock alternativo de “Zombie”.
Su primer disco (“Everyone Else Is Doing It, So Why Can´t We? -1992-) ya contenía dos clásicos de la banda “Dreams” y “Linger”, pero tardaron en hacerse notar, hasta que en 1994 comenzaron a remontar de forma tardía. La característica principal del grupo era la distintiva y prodigiosa voz de Dolores O’Riordan, que además de su preciosismo poseía una notable versatilidad. Lo mismo te cantaba “Ode To My Family” que el trallazo casi punk de “Salvation”.
Tras el exitoso “No Need To Argue”. Llegó su disco más oscuro, eléctrico y afilado: “To The Faitful Departed” (1996). Nótese el malrollero vídeo de “Salvation”, uno de los estandartes del disco. Otras canciones como “Free to decide”, “When you´re gone” o “Forever yellow skies” destacaban en un disco todavía bastante exitoso a pesar de su tono amargo. Lo que trajo consigo, no obstante, fue una gira agotadora que afectó particularmente a Dolores O’Riordan, causándole problemas vinculados incluso con la salud mental. La relación con la prensa tampoco fue la mejor durante este tiempo.
Tras bordear la separación del grupo y superar bastantes adversidades llegó en abril de 1999 “Bury The Hatchet”, cuyo título (algo así como “entierra el hacha”) ya parecía suponer la llegada de un nuevo momento en el que los irlandeses querían partir de cero. Incluyendo una mejor relación con la prensa y una gira más relajada. El disco en sí no es el más valorado de la banda, pero a mí me gusta bastante. Tiene un equilibrio en sus diversas facetas, los singles están a la altura y el conjunto no desentona en absoluto. Además, allá por el año 1999 uno tenía dieciocho años y siempre hay algo de tributo a la nostalgia, que en este caso se ve refrendado por una estupenda vertiente musical.
Fue además uno de los últimos amagos de éxito comercial de The Cranberries como ya iremos desgranando en el análisis de las canciones. La formación es la clásica: Dolores en voz, guitarra y sintetizador, Noel Hogan en guitarras, Mike Hogan al bajo y Fergal Lawler en la batería.
Sirva además este artículo como recordatorio y homenaje a Dolores O’Riordan, a la que será difícil de olvidar y que nos dejó antes de tiempo.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Animal instinct”: Vaya por delante que esta canción es de mis favoritas de la banda en general, así que imaginen cómo me encandila este inicio de disco. Es una mezcla casi perfecta de pop rock agridulce, medio folk acústico, medio eléctrico, donde las inflexiones de la voz de Dolores O’Riordan son magníficas. Una canción delicada, pero con cierto filo, sobre todo en base a una robusta sección rítmica. Ciertos acordes sueltos de guitarra acaban de darle el toque. La letra habla sobre la maternidad de la propia dolores, cuyo hijo, Taylor, había nacido dos años antes. Fue segundo single del disco, y aunque recuerdo haber visto el vídeo con cierta regularidad, no tuvo demasiado éxito. En Reino Unido no llegó ni al top 40.
2. “Loud and clear”: Este pop rock tiene algo de mala leche, en lugar del emotivismo de la anterior. Hay más presencia de rock, y algo de sección de viento. Entre los zarpazos de batería y la voz de Dolores, la canción tiene una energía vivaz e interesante. El título dio nombre a la gira de presentación del disco. La letra es un reflejo del rencor tras una relación abusiva.
3. “Promises”: Y aquí la inmersión en el rock es absoluta. Potente tema con fuerte incrustación de guitarra que bordea el hard rock. Contundentes riffs, distorsión, y un estribillo épico dan como resultado algo muy cercano a un himno. Difícil no cantarla a pleno pulmón. Dolores O’Riordan tiene un matiz desafiante en su voz. Comienza cantando: “Será mejor que creas que ya viene, será mejor que creas lo que te digo”. La letra habla del divorcio de la cantante, y como se puede suponer es todo lo contrario a una canción de amor. El vídeoclip era llamativo; una muestra de weird western, con una fantasmagórica puesta en escena mezcla de lejano oeste y espectros, con un toque casi gótico. Primer single del disco y quizá último gran éxito de la banda. Como curiosidad, en la lista española de singles de la Afyve llegó al número uno.
4. “You and me”: El giro estilístico es total, Esta canción es pura dulzura. Una balada atmosférica muy basada en la voz, y en una instrumentación sutil de leves acordes de guitarra y teclado. Grata de escuchar, sencilla, y con un estribillo realmente bonito y pegadizo. De nuevo una canción dedicada por Dolores O’Riordan a su hijo Taylor.
5. “Just my imagination”: Es una canción de estilo similar a la anterior, aunque un poco más vivaz y popera. En cualquier caso, tiene un espíritu naif, ingenuo, que le hace tener cierto encanto. Los jueguecillos vocales además son encantadores y el conjunto es muy pegadizo. Recuerdo ver el vídeo de esta canción más o menos cuando comencé la facultad, así que le añado un toque nostálgico a una materia prima ya nostálgica de por sí.
6. “Shattered”: Una obra de orfebrería en forma de balada. Esencialmente acústica y acompañada por unos elegantes arreglos de cuerda, esta melancólica melodía, crea unos conseguidos ambientes, con cierto derrotismo dentro de sí. The Cranberries no tienen mala mano para este tipo de canciones, y realmente lo clavan. Introspectiva y hermosa. La letra se supone que habla sobre los miedos de una madre durante el embarazo.
7. “Desperate Andy”: En este punto volvemos al rock. Tras un pequeño preludio ambiental, entran unas guitarras que no desentonan con la época brit pop que todavía revoloteaba a finales de los 90. La canción incluso tiene un punto saltarín y juguetón, con un estribillo fácil y notorio. Viene bien como contrapeso al tono de cierta melancolía que venía impregnando el disco. El giro de voz al final de la canción es curioso. El tal Andy vendría a ser un tipo en apariencia amable que en el interior resulta ser una persona mezquina.
8. “Saving grace”: Una canción que puede recordar al tono bucólico de algunas canciones del “No Need To Argue”. Se hace fuerte en las atmósferas creadas por la voz, en este caso suave y acariciante, de Dolores O’Riordan y unos arreglos de guitarra cristalinos, salvo por unos acordes en el último tercio que recargan un poco la electricidad. Una canción pacífica y agradable, sin grandes pretensiones, que no es que enamore, pero tampoco sobra. La canción podría hablar nuevamente del hijo de la vocalista, porque ya vemos que conceptualmente la maternidad tiene gran peso en este disco.
9. “Copycat”: Una canción de ritmo nervioso que en sus primeros compases puede recordar incluso a The Smiths o a “In between days” de The Cure. La pista vocal es también rápida, y tiene un toque susurrado de lo más particular, como si Dolores nos hablara de forma confidencial. Popera pero relativamente extraña. La canción habla, probablemente refiriéndose a la escena musical de la época, de salirse de la norma imperante y tratar de tener un estilo propio, que no sea clónico o derivativo.
10. “What’s on my mind: El momento más cercano al folk del disco, un estilo que no es ajeno a The Cranberries. Dominan los tonos acústicos, con ligeros pespuntes de leves guitarras eléctricas, y unas sedosas cuerdas de fondo. Corre el riesgo de parecer un interludio, pero, aunque no destaque es una canción sumamente agradable.
11. “Delilah”: Volvemos al rock mediante unos acordes más eléctricos y sobre todo con una sección rítmica más notoria. La melodía vocal es más nerviosa y con un énfasis mayor que puede darle cierta excentricidad. Canción pertinaz que a veces puede parecer algo paranoica, sobre todo teniendo en cuenta algunas partes de la letra: “mantente alejada de mí, mantente alejada de mi casa”. Cuanto menos curiosa y con una peculiar personalidad.
12. “Fee fi fo”: Medio tiempo tirando a balada melancólica, que como suele suceder con The Cranberries tiene una buena atmósfera. El estribillo es más animado y se añaden unas guitarras eléctricas más vehementes, Y en esta combinación entre la introspección y los matices rock transcurre la canción, siempre con un deje de solemnidad como base. La letra es una de las más duras del disco, versando sobre los abusos que sufrió la cantante siendo niña.
13. “Dying in the sun”: El cierre del disco tiene un saber derrotista, casi decadente. Dolores O’Riordan aporta una voz fina y melancólica, atmosférica, elegantes y minimalista. Bastan unos acordes de guitarra acústica y piano junto con unos arreglos muy matizados de cuerda. Bella canción, aunque deja con una sensación de bajona importante. La canción reflejaría el periodo negativo de depresión que sufrió la cantante en algún momento entre su tercer y cuarto disco.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
“Bury The Hatchet” es un disco muy ligado a las emociones tanto de la banda en general, como de Dolores O’Riordan en particular. Particularmente a las de esta última. Temáticamente aparecen menciones a su divorcio, su maternidad, sus oscuros periodos de depresión que incluso la llevaron a sufrir de anorexia o trastorno bipolar… Episodios que nunca la dejaron del todo. Es un disco emocionalmente honesto, que se defiende de maravilla musicalmente. Tiene el clásico zarpazo de hard rock que solía introducir la banda, medios tiempos agridulces, canciones atmosféricas, folk… Hay equilibrio entre todos los palos que hacen que “Bury The Hatchet” sea una obra compensada.
Su siguiente referencia fue “Wake Up And Smell The Coffe” (2001). Su primer single fue “Analize”, una canción bastante positiva, pero que tristemente tiene cierta asociación con el 11 de septiembre. La canción se editó a finales de agosto de 2001 y en un momento del vídeo musical aparecía un avión sobrevolando unos rascacielos. Con el subsiguiente atentado, ocurrido unos 15 días después, el vídeo tuvo que ser editado. Uno de los países donde más éxito tuvo la canción fue en España, alcanzando un top 10. En Reino Unido apenas llegó al 89. Los posteriores singles, si bien interesantes, no tuvieron mucho recorrido: “Time is ticking out” y “This is the day”, ya en 2002.
2002 trajo su recopilatorio “Stars: The Best Of 1992-2002”, que incluía dos canciones nuevas: “Stars” y “New New York”. Otro extenso recopilatorio llegaría en 2008, “Gold” y un directo en 2009. Tras un tour de reunión hubo de esperar a 2012 para que el grupo lanzara nuevas composiciones. El resultado fue su álbum “Roses” que incluía canciones que iban a formar un disco en 2003, que finalmente fue cancelado, y que fueron regrabadas. La versión limitada de 2 CD, por cierto, incluía un directo en Madrid de 2010.
En 2017 lanzaron un disco de versiones acústicas y orquestales de algunos de sus clásicos, y de tres canciones nuevas. Esta obra se llamó “Something Else” y en general recibió críticas positivas. Al año siguiente murió Dolores O`Riordan.
En 2019 salió a la venta “In The End”, un disco póstumo con canciones nuevas en el que estaba trabajando la banda antes de la defunción de la cantante.
Es de justicia recordar los discos en solitario que Dolores O¡Riordan lanzó: “Are You Listening?” (2007) y No Baggage (2009). Destacar del primero la oscura y extraña “Black widow”.
Hay canciones de The Cranberries que son imprescindibles para conocer los derroteros de la música de los 90 (sin descuidar trabajos posteriores) y algunas de ellas están en “Bury The Hatchet”. Siempre es bueno volver a él de vez en cuando.
Texto: Mariano González.
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