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viernes, 18 de octubre de 2019

Roxy Music - Avalon (1982)

ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
Petición repetida en mil y una ocasiones por varios de mis colaboradores radiofónicos para realizar su correspondiente programa, hoy abordo el comentario sobre uno de los mejores discos de la historia del pop-rock internacional, el “Avalon” de Roxy Music, el que fuera a la postre el último disco de la banda.

De paso aprovecho para que Roxy Music, tras mucho tiempo, vuelvan a desfilar por el blog, cosa que hasta ahora solamente habían hecho de la mano del “Stranded” de 1973. El grupo venía de editar su último disco justo al de la década anterior, el notable y bailable “Manifesto” y abrieron los ochenta con “Flesh And Blood” que les supuso un nuevo álbum nº 1 en los charts británicos.

El caso de Roxy Music es el de un grupo que decide cerrar su historia y obra con su momento culmen. “Avalon” de 1982 es un ejemplo de perfección, exquisitez, buen gusto, sentido del ritmo y emoción, todo ello abordado desde distintas perspectivas y sentires en sus canciones. Incluso los temas instrumentales son sencillamente fabulosos por sí solos, no siendo el caso de tratarse de meros interludios; de hecho, “Tara” es, de alguna manera, el epitafio creativo de la banda al cerrar este disco.

No creo exagerar al volver a repetir que quizás “Avalon” pueda estar sin ninguna duda en un top 20 (o incluso top 10) de los mejores discos de la historia. Además de los adjetivos que he utilizado en el párrafo anterior para describirlo, el disco cuenta con la inestimable ayuda (y hecho definitorio) de tener entre sus cartas un as de la talla de “More than this” como single exitoso y clásico en forma de canción. Pero este disco ni mucho menos se queda en su canción de apertura. Pasemos a ver qué nos ofrecieron Mackay, Manzanera y Ferry en su último disco como Roxy Music.

ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “More than this”: Arranca el disco con la pieza más reconocible de su listado, “More than this”. Sus notas más características, a modo de síntesis, son guitarras cálidas, bien apoyadas en teclados y un Ferry moviéndose en semifalsete con corrección, hedonismo y sutileza. Su videoclip, grabado en estudio, no es muy de relumbrón, mostrando a Ferry con chupa negra de cuero. La melodía principal acierta de lleno. Es uno de esos casos que se nota desde la primera vez que la escuchas que es un hit. Tiene ese “algo” de los grandes momentos de la historia de la música. En “Lost In Translation” Bill Murray intentó defenderla en el karaoke con respeto, y yo, hace apenas unos meses y en el mismo local de karaoke que en el que se rodó la película (pero no en la misma sala), hice lo mismo, si bien, me acerqué más a la interpretación de Bill que a la del incomparable Brian; que el señor Ferry me perdone. Sirva este artículo en el que loamos al disco como especie de disculpa.

2. “The space betweeen”: Quizás más propia del “Manifesto” de unos años atrás, “The space between” juega a la sensualidad con las formas del saxo de Mackay y las guitarras de Manzanera. Canción hipnótica, bailable y que se adentra en una especie de funky con notas de soul, que hacen de esta composición una joya oculta del repertorio ofrecido por “Avalon”. A ratos de mis favoritas. Depende del día o ánimo que se tenga.

3. “Avalon”: Este es un disco que empieza con toda la carne en el asador. Al menos con 2 de sus temas más reconocibles en los 3 primeros lugares del track list. Ahora llega la canción título. Bonita y relajada balada, con un perfecto (como siempre, dicho sea de paso) Brian Ferry al micrófono, a ratos acompañado por unos coros femeninos muy acertados. La labor de Mackay al saxo aquí es sublime a la par que sutil; es decir, que tampoco precisa de solos para destacar y hacer que el esqueleto de la canción melódicamente hablando se ensamble gracias a él. El videoclip, grabado en unas localizaciones más adecuadas que las simples de “More than this”, está muy bien.

4. “India”: Primer tema instrumental. “India” se nos muestra como un interludio de tono algo reflexivo y calmado, que de alguna forma nos va a llevar a un capítulo si cabe más intimista y de perfil bajo.

5. “While my heart is still beating”: Nos encontramos ante la canción quizás más decadente, lenta y reflexiva del disco. “While my heart is still beating” nos introduce en unos minutos de notables matices melódicos que acompañan a un muy sentido Brian a la voz. Quietud y reflexión a mitad de obra, para afrontar una cara “b” que ni mucho menos desmerece a la “a”, aunque esta tenga los 2 hits entre sus activos.
6. “The main thing”: Empezamos retomando el pulso tras la calma que nos transmitió la canción previa, con un ejercicio algo experimental. Y es que “The main thing” es la composición más arriesgada melódicamente del disco. No deja de ser un ir y venir de acordes, apuntes y una vuelta también de un estribillo que también tiene un punto hipnótico. Quizás les cueste de cogerle el punto.

7. “Take a chance with me”: Dejamos el riesgo y ahora Roxy Music nos proponen una pieza más sencilla de asimilar. “Take a chance with me” es una pieza pop clara, luminosa y optimista que nos permite embocar un final. Ahora bien, sus primeros compases parece que nos van a mantener en un terreno extraño y agreste (casi hasta siniestro diría yo), pero no deja de ser algo más de un minuto en el que parece que la banda ha jugado con nuestras impresiones. Fue single, por eso de su mayor accesibilidad (salvo su primer minuto y algo), pero ha quedado lejos del calado logrado por las pistas 1 y 3 de este disco.

8. “To turn you on”: El grupo se pone ahora romántico en esta pieza titulada “To turn you on”. Son ejemplos de canciones hechas a medidas para un tipo como Brian Ferry. Quizás sea la canción más creíble de las que hay en el disco en las voces de un galán como Ferry (no digo que el resto no lo sean, ojo). La elegancia alcanza en este capítulo otra vez las cotas más altas de “Avalon” y, dicho sea de paso, no abandonará este nivel de sutileza y corrección en lo que queda de música.

9. “True to life”: Sin duda otra de mis favoritas es “True to life”. Tiene ese toque entre hedonista, sentimental y levemente melancólico que son capaces de hechizarme en cada escucha que le doy. La labor de las guitarras de Phil Manzanera es excepcional y el desempeño de Ferry en las voces de los estribillos también es de quitarse el sombrero (es notable el cambio de registro de las estrofas al estribillo). Una maravilla, tremenda joya oculta que hubiera merecido ser single y con un buen videoclip para que quedara para la historia.

10. “Tara”: Acaba el disco con una pieza instrumental mayúscula titulada “Tara” donde el lucimiento, muy merecido, es para el saxo de Andy Mackay. Final de oro, perfecto, para un disco inmortal.

RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
Este disco fue nuevamente nº 1 en Reino Unido con total justicia. Exitoso a más no poder. Y no hubo más. Ferry se casó poco después de la edición del disco (con la modelo que, en esta ocasión de forma no evidente, protagoniza la portada) y lo siguiente que haría ya por su cuenta, curiosamente, fue el disco que más éxito le supuso en solitario el “Boys And Girls” de 1985 con otro single de notable calado como “Slave to love”.

El grupo creo que solamente se reunió para actuar en 2005 en el Live 8 con el que Bob Geldof, 20 años después, quiso recuperar el espíritu del Live Aid. Parecía que sí que iba a haber nuevo disco del grupo tras mucho tiempo, pero finalmente lo que sucedió es que “Olympia” se lo anotó Brian Ferry en solitario. Este disco de 2010 es un trabajo sublime. De lo mejor que ha hecho Brian por “su cuenta”. Aquí hubo colaboración activa tanto de Phil como de Andy, pero finalmente el disco no se completó y firmó por la banda al uso.

Aquí entramos en el capítulo de las reflexiones. ¿Es acertado que un grupo en su momento más álgido decida dejar de editar nuevos discos y separarse? ¿Tiene sentido volver a juntarse tras tanto tiempo para crear un nuevo disco que probablemente –en muy difícil caso- no supere al último que se publicó hace tanto tiempo? Cada cual tendrá su opinión, pero yo creo que la historia de Roxy Music es gloriosa tal como está escrita.

Si “Olympia” hubiera sido firmado y rematado por el grupo, hubiera sido si cabe un disco mejor del que ya es. Pero creo que ni siquiera hubiera empatado a “Avalon”. Roxy Music es un ejemplo de grupo que se separa tras haber firmado su mejor disco, dentro de lo que ya de por sí es una trayectoria y discografía hasta aquel momento de nota muy alta. Pues, ¿qué quieren que les diga? Que olé sus bemoles y su valentía de dar por cerrada la etapa en mitad de las mieles del éxito de “Avalon” y mirar hacia otros horizontes.

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