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martes, 8 de abril de 2014

Concierto The Stranglers. Madrid (03-04-2014)

40 años no se cumplen todos los días y menos aún si estamos hablando de una trayectoria musical. Con todos sus avatares y convulsiones varias, The Stranglers, mítica banda británica surgida en 1974 y que se propulsó a la fama en los días del punk, han llegado a esa cifra redonda de historia en activo. Con motivo de ello, han organizado una gira de celebración y que también de paso les sirve para promocionar su último trabajo, editado en 2012, el lp “Giants”. 
El lugar elegido para su parada en Madrid fue la sala Shokolive, un sitio que aún no habíamos tenido ocasión de visitar. Nos pareció una sala bastante apañada para conciertos. Diáfana, con una acústica aceptable y con una capacidad de aforo más o menos apañada. Su ubicación, en plena Latina, también le viene muy bien para contentar a todos debido a esa localización tan céntrica. 
Para este jueves pasado, día primaveral, de tarde estupenda, las puertas se abrirían a las 20h. Puntualmente llegamos al recinto, ya que, como siempre, queríamos también tomar buena nota de los teloneros o artistas invitados (no perdono aún el asunto de los que sucedió el día de Suede). El grupo que acompañaba a The Stranglers eran The Tanks. Trío formado de base, guitarra-cantante y batería, destacaron por un estilo que, por que ustedes puedan situarse, podríamos asociar a unos Franz Ferdinand en su versión más intensa y cañera. El toque personal lo ponía el cantante, muy formalmente vestido (con un look muy mod, a base de americana de tonos marrones y gafas de pasta). 
The Tanks dispusieron de media hora llena de una música que servía de correcto anticipo para The Stranglers. Se esforzaron en hablar en castellano al público que comenzaba a abarrotar progresivamente la Shokolive a medida que The Tanks iban tocando sus canciones y tras su actuación les vimos en la zona elevada de la sala haciendo fotos a The Stranglers en acción y posteriormente en el puesto de merchandising a la salida de la sala. The Tanks cumplieron bien con su papel en esta fiesta conmemorativa de The Stranglers. Aquí abajo una fotografía del trío que forman The Tanks. 
Muy puntual fue todo (así da gusto). The Tanks comenzaron a las 20.30h y The Stranglers a las 21.31h, tras unos sonidos de teclado pregrabados que nos ponían en sobreaviso de la aparición inminente del cuarteto en escena. Nos dimos cuenta de un detalle que nos entristeció en parte, que no fue otro que comprobar que Jet Black, batería original de The Stranglers, no subía a las tablas junto al actual cantante principal y guitarrista Baz Warne y con sus compañeros de trayectoria desde los albores del grupo David Greenfield y Jean-Jacques Burnel. No he conseguido enterarme del motivo, ya que pensaba que Jet Black seguía en el ajo, pero qué le vamos a hacer. En su lugar le sustituyó un fornido batería rubio, cuyo aspecto recordaba en parte al del portero actual del Borussia de Dortmund Roman Weidenfeller. Musicalmente estuvo bien e incluso se marcó un contundente solo de batería ya en los bises de la actuación. 
The Stranglers tuvieron a bien ofrecer una hora y 50 minutos de su historial. No quisieron comenzar con medias tintas y prueba de ello fue que “No more heroes”, aquel tema que versionó y readaptó al español Loquillo Y Trogloditas (precisamente con la colaboración de lujo de Hugh Cornwell) y uno de los pilares o clásicos en forma de canción de The Stranglers, sonó en el 2º lugar del set list. Vean abajo una foto de JJ Burnel encargándose de la voz principal de una de las canciones del set list. 
La fuerza o consistencia de los estranguladores se veía claramente en el escenario de la sala Shokolive desde el primer segundo. Desde la rotundidad de aspecto y entrega de Baz Warne, quitándose con pose y actitud las odiosas comparaciones nostálgicas de todo aquel que añore a Hugh Cornwell al frente, pasando por la característica forma de tocar el bajo de JJ Burnel y sus movimientos por el escenario y por el control que Dave Greenfield hizo desde sus teclados, donde rezaba el lema “No queso, no bolo”; para comprobaciones de lo último comentado, vean la foto de debajo de este párrafo. Durante toda la actuación de The Stranglers acompañó al grupo su nombre impreso en la pared circular del fondo del escenario con su característica fuente o tipo de letra, y con el icónico roedor rojo de la banda. 
Analizando el set list, del cual les dejo debajo de este párrafo una fotografía que saqué al ejemplar que consiguió una de las chicas de las primeras filas, verán ustedes que hubo un buen escrutinio de los éxitos de The Stranglers. Quizás les pueda sorprender el hecho, al igual que a mi, que temas tan notorios como “Peaches” o “Golden Brown” sonaran antes incluso de llegar al ecuador del concierto. En ese sentido, sí que fue más previsible que el “All day and all of the night” fuera reservado para el primero de los bises. 
Aunque Warne, de expresión lasciva según comentarios de quien me acompañó al concierto (podría ser), es quien se encarga de casi todo el apartado vocal, JJ Burnel también se hizo cargo de varios de los temas como voz principal, amén de los coros que sumó durante numerosos temas. Incluso David Greenfield también tuvo su momento de lucimiento vocal en un fragmento del concierto. Aquí debajo un primer plano del intenso Baz Warne. 
El concierto estuvo muy bien. Fue un show con una sala repleta, en la que el público superaba los 40 años de edad, con creces en muchas ocasiones, y donde reinó la emoción de vivir la potencia sonora de The Stranglers en escena una vez más; solamente hubo un conato de altercado en las primeras filas en un momento determinado, pero la madurez de quienes parecían implicados les hizo recapacitar a tiempo para que la cosa no fuera a mayores y continuar disfrutando de los minutos de música que aún les quedaban a The Stranglers. 
En el apartado del set list me jodió sobremanera que de “La Folie” solamente cayera la mítica “Golden brown”. Es el disco que más interiorizado tengo del grupo (y que de aquí a final de año pasará por el blog con su correspondiente post de revisión a fondo) y por ello eché de menos que hubieran incluido alguna joya del tipo “Non stop”, “The man they love to hate”, el “Let me introduce you to the family” o incluso que se hubieran atrevido con la excelsa canción título. Me chocó mucho, la verdad. No me voy a poner a pedir rarezas como caras “b” tipo “Love 30” o “You hold the key to my love in your hands”, pero sí alguno de los otros temas citados. 
Dentro del repertorio, precisamente un sector que estuvo muy bien fue el que inició la citada “Golden brown”. Tras la misma, llegó el turno de “Always the sun”, que quizás fue uno de los pasajes más emotivos del concierto y luego, para cambiar nuevamente el ritmo, con el aviso de “it’s disco time” por parte de Warne, la petardera “Thrown away”, la cual fue introducida por unos bailes muy graciosos que se marcaron Baz y JJ en el escenario. Quizás este tramo fue mi preferido del concierto y además por otro lado se distanció por unos instantes de la intensidad y fuerza que en general tuvo la actuación de The Stranglers. 
Con el único “pero” comentado de la ausencia de más temas en el set list pertenecientes a “La Folie”, quedé encantado de haber podido ver a The Stranglers en acción, cosa que a estas alturas de la película consideraba difícil, y en la que puede que haya sido la última visita del grupo a Madrid. Cierto es que Hugh Cornwell, con su carisma y presencia indiscutible, no está ya en el redil, pero es que no lo está desde el año 1990, con lo que ya hemos tenido tiempo de hacernos a la idea. La pena fue lo de Jet Black, pero qué le vamos a hacer. Supongo que la lástima de su ausencia fue más bien en el plano emocional, ya que su sustituto en la batería rindió correctamente. 
The Stranglers celebraron por todo lo alto sus 4 décadas en activo en Madrid. Consiguieron un éxito de convocatoria al llenar el recinto que escogieron para la ocasión. En el diario 20Minutos, el día del concierto, se titulaba la reseña del concierto renegando de la nostalgia; aunque en un concierto de una banda tan longeva, esterilizar ese aspecto de las sensaciones es imposible, sí es cierto que The Stranglers no vinieron para nada jugando esa baza. Así lo demostraron. Fue un placer asistir, vivirlo de primera mano y poder contárselo. Agradecemos a Pablo Camuñas de Promociones Sin Fronteras sus gestiones de cara a conseguir que “DMR” fuera acreditado para informar de este gran concierto.

2 comentarios:

jairo F.Quindós dijo...

buen concierto por lo que describes, me pasaba por aqui a saludarte Victor este año voy al SOS ya te contare la experiencia y a ver si un dia de estos te llamo amigo

Abacab dijo...

Jairo, primero de todo, disculpas por la tardanza en responder.

Ya me contaste que lo pasaste genial por el S.O.S.. A ver si este próximo año repites.

Saludos y gracias por escribir.