La distancia geográfica no era tanta, pero sí la distancia temporal. Desde que acudimos en la primavera de 2017 a la sala Costello a ver la presentación del notable lp “Escuela De Capataces”, no habíamos tenido ocasión de volver a Miqui Puig en el escenario. Nos hicimos eco de la fecha fijada para este pasado viernes 7 de noviembre de 2025 ya hacía un tiempo, pero fue en la semana previa cuando fuimos cogiendo impulso y generándonos muchas ganas de ver la propuesta que Miqui estaba explicando en algunos medios.
El concierto estaba previsto para que se hubiera llevado a cabo en la sala Changó, pero pocos días antes se cambió el recinto a favor de la sala Upper del Teatro Magno, un sitio que no conocíamos y que considero se ajustó perfectamente a la propuesta para la ocasión.
El concierto estaba planteado como una sesión sin pausa. Es una fusión entre 2 de las facetas artísticas principales de Puig, la de cantante y músico con la de dj. Miqui se presentó puntualmente a las 21.00h sobre el escenario acompañado de 2 músicos y arrancó hora y media de música, lleno de himnos de la trayectoria de Miqui Puig y Los Sencillos, tal y como rezaba la promoción del evento.
Se empezó con fuerza con la contundencia de temas como “Raros” y situando también en esos primeros instantes la acertada “Los Módena”. En esos primeros compases, para empezar a buena velocidad, se seleccionó también “Todo va bien (de momento)” de Los Sencillos. Realmente no fue un inicio, sino una línea a seguir durante todos los minutos de actuación. No hubo espacio para baladas, momentos íntimos o incluso medios tiempos. Todo se expuso en alto nivel de potencia, bases y ritmo.
No tardó mucho en aparecer “Bonito es”, que sonó rápida y briosa. Con todo, fue de las canciones que tuvo vuelta en el tramo final, algo como sucedió con “Vos trobava a faltar”, que apareció levemente en los primeros segundos del concierto y que fue a su vez de las encargadas en poner el broche a los 90 minutos de partido de presión alta junto a la efectiva y muy apropiada “Viva acid house”.
Siguiendo comentando el tramo inicial, muy al principio apareció Jeanette sobre la pantalla de fondo, lo cual nos avisaba que venía ni más ni menos que un clásico de la talla de “La puta canción de amor en la que el chico gana” de aquel maravilloso debut en solitario “Casualidades”. Muy importante es otro himno de los últimos tiempos (aunque ya haya pasado un tiempo desde que se editó “Escuela De Capataces”) como es “El chico que gritaba acid”; su “no hay futuro, no queda hielo” es verso relevante de la discografía de Puig y bien reflejado quedó en la noche, además expuesto en la pantalla de fondo.
Hay que destacar muy en positivo la pantalla de fondo, las cuales se aprovecharon muy bien con proyecciones de cine clásico, muchas del género musical de baile, que acompañaban bien la puesta en escena de las canciones; en este apartado, me gustó mucho cuando pusieron una escena de la soberbia “Network” de Sydney Lumet. Miqui Puig es un tipo con un conocimiento cultural brutal, no solo en el sector de la música, y las proyecciones escogidas pusieron de manifiesto lo dicho.
Muy curioso fue descubrir una versión en italiano del “Eyes without a face” (“Occhi su di me”) de Billy Idol. Arriba les hemos insertado el momento. Otra versión fue el “No estaría mal” de The Free Fall Band, grupo al que Miqui hizo discurso en su defensa y valía en la introducción. Cerrando de comentar el apartado de versiones, tampoco faltó el “Se fuerza la máquina” de Gato Pérez, muy querida por los seguidores de Los Sencillos.
Hubo, ya avanzada la actuación, un combo muy efectivo que destacó dentro del aluvión de potencia (ahí es nada) que fue encadenar “Drama” y “Doctor amor”. En lo personal me gustó mucho que apareciera por ahí, aunque no en versión larga, “Phutbol”; quedó bordada con mi querido Maradona en la pantalla de fondo, calentando antes de un partido en los tiempos del Nápoles.
En el tramo final sumaron también lo suyo que estuvieran presentes “El sirviente” y “Totalmente a favor”, la cual no me esperaba tanto que fuera de la partida. Al acabar el concierto me compré el libro “Yo No Quería Ser Miqui Puig”, con las memorias musicales de Miqui, el cual amablemente me dedicó a mi familia, aprovechando para saludarnos después de tanto tiempo.
Fue una gran noche para Miqui Puig, llevando a cabo esta particular rave, como alguna asistente calificó al espectáculo cuando saludaba a Miqui al terminar el show. Buena respuesta por parte del público, tanto en asistencia como en actitud. Le confesé a Miqui que este show fue uno de los más intensos que he vivido y he asistido ya a unos cuantos conciertos a estas alturas de mi vida. Me dio la sensación de que Miqui y sus músicos tuvieron que terminar agotados, como también lo terminamos los asistentes, aunque muy satisfechos del espectáculo y repertorio vivido.
Espero que no pase tanto tiempo hasta que tenga una nueva ocasión de volver a ver a
Miqui Puig en directo. A buen seguro la propuesta que nos traiga será novedosa con
respecto a las ocasiones previas que he tenido con Miqui. Miqui es una persona inquieta, nada acomodaticia y eso es algo que se nota y muy de agradecer para los que
gustamos de seguir su trayectoria y acudir, cuando la vida nos lo permite, a verle sobre
un escenario. Hasta la próxima sr. Puig. Terminamos agradeciendo a Pilar González y
Gloria González de G-News que contaran con “DMR” para poder informarles de este
concierto.



1 comentario:
Aunque me gusto más el concierto de 2017 en la sala Costello, este también me gustó por su amplio repertorio, quedándome con ganas de más, no de más canciones sino de que las que eligió las hubiera interpretado enteras
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