ANTECEDENTES E INTRODUCCIÓN.
La única vez que Katy pasó por aquí fue con el mayúsculo “Teenage Dream”, que incluso tuvo su programa de radio en nuestras primeras temporadas. Reconozco que a Katy le dejé de seguir la pista principal hace más de una década. Me quedé, si no recuerdo mal, en el “Chained to the rythm” de “Witness” de 2017 ni más ni menos. Sin embargo, cuando me enteré de que este año venía por Madrid y a falta de oportunidades con Lady Gaga, decidí animarme a intentar coger entrada y tuve suerte (que en los días actuales no es moco de pavo).
Por ello, en los últimos tiempos he intentado ponerme al día con la discografía de Katy Perry y he estado metido en “Smile” y “143”. Hablando de los antecedentes, “Smile” es un disco difícil para la artista, encuadrado en una época personal y general con muchas aristas. Sin embargo, creo que es un disco válido y que deja momentos reconocibles dentro de lo que es la obra de Katy, aunque a ratos se ve un punto de madurez en ciertos pasajes, lo cual deriva de lo explicado en lo personal y en aquellos días de pandemia dura.
Con el disco que hoy nos ocupa, último hasta la fecha y el que motiva el tour mundial al que asistiré el día 11 de noviembre de 2025 en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, Katy recupera más su sentido pop y lúdico, además arriesgando en ciertos episodios menos inmediatos a priori. Vamos con él.
ANÁLISIS DEL DISCO.
1. “Woman’s world”: El disco arranca con un tema potente. Uno de los singles, con llamativo videoclip de factura muy feminista. Me llama la atención que la factura de esta canción me evoca más a Lady Gaga que a la propia Katy. No sé si serán las bases o las notas del estribillo. La canción es rotunda y potente y muy pegadiza.
2. “Gimme gimme”: Llegamos a la primera pieza con tintes de neo rap y la primera colaboración, en este caso con 21 Savage. No está mal “Gimme gimme”, siendo una pieza claramente fácil de recordar incluso en la primera escucha. En el sentido pop no es que sea la canción más atinada, pero no es el terreno en el que se mueve.
3. “Gorgeous”: Ahora le toca un dueto con Kim Petras, no dejando de lado el sector más rapero de “143”. Resulta curiosa la canción, con un toque oscuro y farragoso. Sin ser el estilo musical que más me llame del álbum, he de reconocer que tras varias escuchas, no es una pieza que me moleste.
4. “I’m his, he’s mine”: Más colaboraciones, ahora con “Doechii”, y poco a poco se va alejando del rap, aunque no del todo y además más adelante se volverán a esas formas. Creo que este single es el más arriesgado de todos, más allá del llamativo videoclip con Katy volando y tumbada en el capó de un coche en movimiento. No siendo precisamente mi sencillo favorito de “143” está fuera de todo debate que es una canción llamativa y que no deja indiferente. Muchos no cogieron el punto a su cierto ritmo sincopado en la melodía vocal ni a sus tarareos.
5. “Crush”: La canción más disco de todo el álbum es “Crush”. Muy movida, rítmica, bailable y con unos tarareos nuevamente, al igual que pasó en la predecesora. Las bases son muy animadas y el estribillo es verdaderamente atinado, con Katy moviéndose en tonos agudos de su registro vocal.
6. “Lifetimes”: Creo que “Lifetimes” es de las mejores canciones del disco. Es una canción sin discusión, sencilla, con una estructura directa y un buen sentido del ritmo. Escogida como single, contó con un videoclip de esos que causan envidia, con Katy disfrutando de Ibiza y Formentera, bien sea en sus paradisiacas playas o en sus animados locales nocturnos. Lo de vomitar en los ferrys es algo que yo experimenté 10 años de lo que Katy muestra al acabar el videoclip. Creo que ya puede ser considerada como uno de los clásicos de la cantante que ha dejado este “143”.
7. “All the love”: Tema muy bailable este “All the love”, con un estribillo directo e impecable. Es de esas canciones que suelen agradarme dentro de los listados de los discos, es decir, de esas que no son singles, pero que tienen un cierto encanto. Una pequeña joya oculta, sin mayores pretensiones, pero que acierta en el ritmo y melodía.
8. “Nirvana”: Es curioso que a ratos “Nirvana” me evoca a “Paninaro” de Pet Shop Boys, ¡qué cosas! Es una de las canciones quizás más oscuras, aunque de factura pop, de “143”. No tiene una estructura fácil, con puentes que rompen mucho el ritmo y con otras partes donde las notas de base son rotundas y potentes. No es un mal complemento de disco para afrontar el tramo final.
9. “Artificial”: Llegamos a otro de esos capítulos de cierto toque de rap de los últimos tiempos que abundaron sobre todo en el arranque del disco y que precisamente no son los que más me enganchan por cuestión de gusto personal. Lo que más me gusta es el puente de la canción, lo demás no conecta demasiado conmigo, siendo el tema de este estilo que menos me llama la atención del lp. Otra de las colaboraciones del disco, en este caso con J.I.D
10. “Truth”: Mucho mejor me entra “Truth”. Empieza con el estribillo, donde destacan los coros agudos que le dan un punto muy acertado. “Truth” se sigue moviendo en este punto de cierta oscuridad que nos acompaña desde hace unas cuantas canciones y que muestra a “143” como un trabajo en parte más nocturno o sombrío. No obstante, si no han escuchado aún el disco, no se piensen que Katy Perry se ha marcado su “The Dreaming” de su tocaya Bush; por ahí no van los tiros. En definitiva, una canción digna que apuntala el conjunto del disco en su papel de canción gregaria que no es single.
11. “Wonder”: “143” acaba propiamente con “Wonder”. No me convence excesivamente este cierre por el giro repentino que pega el disco tras una parte más oscura que a ratos resulta muy interesante. Aquí nos metemos en una canción de corte emotivo, curiosamente con unas bases muy movidas. El estribillo es claro y de fácil memoria. Remata la canción y el minutaje principal del disco con la voz de Katy aniñándose. Bien es cierto que es una canción lógica de cierre, pero lo que no me cuadra es por la deriva que el disco había tomado tras “Lifetimes”. Hay bonus tracks por ahí que resultan bastante interesantes y que hubieran sido merecedores perfectamente de formar parte oficialmente de “143” y de su listado principal como la muy pop, ligera y luminosa “I woke up”, la sensual y relajada “Has a heart” (notable joya oculta, quizás mi preferida de los bonus), la llevadera y amable “No tears for New Years’” o la bullanguera y animada “Ok”.
RESULTADO, CONCLUSIONES Y REFLEXIONES.
El disco se presenta con una portada llamativa con Katy envuelta en transparencias plásticas y rodeada de una aureola rojiza. “143” no ha tenido un resultado como en su día “Teenage Dream” o “Prism”. Lejos de ello. De hecho, alguna crítica bastante feroz he visto en contra del disco. Creo que es un trabajo que está bien, más allá de que quizás ciertos riesgos no salgan del todo bien. Es una obra reconocible de Katy Perry, con un estilo en general que no se va mucho de su halo y que partiendo del transcendental “Smile”, busca a ratos divertirse dejando también espacio para partes más intrincadas.
Se compone de canciones en muchos casos inferiores a 3 minutos, con lo que es bastante inmediato en general incluso en los episodios menos directos. Además, ha dejado claramente canciones que ya son pequeños hits o clásicos dentro de la obra de Katy, como los singles “Woman’s world”, “I’m his, he’s mine” y para mí, sobre todo (no en vano da el nombre a la gira) “Lifetimes”.
Ahora nos queda ver qué tal está sobre el escenario Katy Perry y qué espectáculo nos tiene preparado. Veremos qué tal reacciona la masa de fans a las canciones de “143” y qué escrutinio de temas, además de los singles, incluye de las 11 canciones que lo forman.
Katy sigue siendo una estrella mundial y con una repercusión enorme incluso a nivel publicitario, ya que más allá de haber anunciado alguna plataforma de comida a domicilio, es actualmente imagen de algún perfume, compitiendo en ese terreno con mi también admirada Dua Lipa. Habiéndome puesto al día con su discografía, creo que Katy no lleva una mala trayectoria discográfica, siendo bastante coherente con su trayectoria en general. Ahora me queda en poco menos de un mes poner remedio a que en junio de 2009 no me animara a ir al mismo recinto cuando giraba esta chica con su “One Of The Boys”.
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