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sábado, 29 de septiembre de 2012

Nik Kershaw - The Riddle (1984)

Seguimos repasando obras que fueron banda sonora este año de mis vacaciones (y creo que esto se alargará al menos otra semana más). Este disco que hoy nos ocupa, ya me acompañó en los viajes por carretera en Fuerteventura hace 4 años cuando fui por 1ª vez y este verano, cuando supe que retornaba, tenía el firme propósito de escucharlo nuevamente. Estamos ante el 2º disco de estudio de Nik Kershaw. Hace ya mucho que pasó por el blog con su interesante y muy válido disco de debut “Human Racing”. Quizás sea su mejor obra “Human Racing”, en el cual se incluyen grandes canciones como “I won’t let the sun go down on me” o la indeleble “Wouldn’t it be good”.

Sin embargo, el siguiente paso discográfico de Nik no desmerece, aunque sí es constatable que el nivel del conjunto mengua ciertamente respecto al primer lp. Aún así, en este disco se incluye otra de las canciones que más claramente han quedado en el recuerdo de Nik, que no es otra que la que le concede el título, “The riddle”.

La propuesta musical no es que varíe mucho de las pautas marcadas en “Human Racing”. Pop accesible y bailable a base de una buena mezcla de guitarras y teclados y sintetizadores, sería quizás una forma acertada de sintetizar o explicar el contenido de “The Riddle”. Al contrario que en el anterior disco, en el que casi todas las canciones eran aprovechables, aquí hay momentos de medio tiempo, que a la vez lo son también de medio pelo. Metámonos con sus 10 canciones y después volvemos a hablar un poco más de forma genérica del disco y la trayectoria de Nik.

Es curioso el arranque, de la mano de una canción pop muy animada, que además fue single, dedicada al Ingenioso Hidalgo Don Quijote De La Mancha. Destaca por las saltarinas notas de sintetizadores y el bajo que también ayuda al asunto. El videoclip que se grabó, rodado en la misma Mancha, no está mal y es muy exótico, a ratos con Nik haciendo las veces de Sancho Panza, cabalgando al lado de “Don Quixote”. De hecho, creo que la venta que aparece es una en la que he comido alguna vez en Puerto Lápice. No está mal la canción, aunque el estribillo falla algo con respecto al resto de la canción. Quizás uno de los problemas mayores del disco “The Riddle” es que Nik abusa mucho del medio tiempo y los bríos y envites que hemos sentido en “Don Quixote” no van a ser la norma general. “Know how”, segunda pista del álbum, es un ejemplo de ese menor gancho sonoro y melódico que, en parte, lacra varias de las composiciones del disco, sin llegar al extremo de que sean repelentes, pero en todo caso empeoran respecto a muchas de “Human Racing”. En esta “Know how”, destacan las notas discordantes que hay en torno a los 2 minutos de duración, que suponen algo de variación respecto a un apagado Nik en su papel vocal. Lo mejor es deleitarse en ciertos arreglos o matices, los cuales completan bien a la canción. Mejor resulta la algo rockera “You might”. Las guitarras eléctricas toman el peso instrumental y permiten dar lugar a una canción algo contundente en sus formas. No obstante, los sintetizadores y teclados son elemento ineludible en las composiciones de Nik y aquí, aunque tienen menor importancia, cuando hacen acto de presencia, son muy acertados. A pesar de ciertos arreglos o leves melodías, sobre todo en sus primeros momentos, que nos hacen pensar en una composición mística y relajada, creo que es fallida la siguiente “Wild horses”. Es otro instante de pop de medio tiempo, poco frenético, en el cual en esta ocasión Nik se relaja demasiado y chirría algo. Lo que parece una variación de “Wild horses”, pero metiéndole algo más de ritmo, guitarra y bajo, es “Easy”. Un momento pop alegre, muy del estilo de los Level 42 del momento, por cierto, que nos permite llegar con una sensación media aceptable a la mitad del disco. No obstante, si aún no están del todo convencidos, no se preocupen, que ahora llegar la canción título para subir la media considerablemente.
Estamos con “The riddle” ante uno de los clásicos indiscutibles de Nik. Una melodía que comienza con ese redoble marcial de percusión y cuya línea principal instrumental, a cargo de los teclados, es de claro recuerdo para todos. Recuerdo un tal Gigi D’Agostino que hizo un remix a finales de los 90 que tuvo cierta repercusión. Un claro gancho sonoro en el estribillo, cosa de la que adolecen casi todas las composiciones del disco al que da título y sobre todo, muy bien rematado en ese final a cargo de Nik dando un giro a la entonación vocal, en lugar de finalizar con un simplón “fade out”. El videoclip también es un triunfo notable. Con ese devenir en esa especie de casa encantada de Nik, rodeado de personajes raros y elementos que transmiten vagas sensaciones de magia, termina todo en un símbolo de interrogación o enigma, que ese personaje verde (idéntico al personaje de Batman) se encarga de llevárselo. Fabulosa. No es mala “City of angels”. Podría recordarnos en parte a “Bogart” del disco anterior “Human Racing”. Hay notables cambios de ritmo en la melodía, no apto para oídos comodones, pero que Nik dispone de esta forma. Su punto más fuerte, llevando la contraria a muchas compañeras de disco, es su estribillo, con esos coros femeninos que acompañan a Nik. Tampoco está mal del todo “Roses”, que confirma una mejor cara “b” del disco que la cara “a”. No estamos ante una composición demasiado complicada, pero no queda mal ese estribillo tan cortante y tajante. “Wide boy”, que creo que también fue single y que junto a “The riddle” y “Don Quixote” también fue top 10 en el Reino Unido, dispone nuevamente una base guitarras, pero los teclados tan pop son quienes se hacen acreedores del protagonismo a los pocos segundos. Nik se ofrece con la voz doblada y efectos de coros para el estribillo. Una composición pop muy alegre y vitalista, que se agradece en esta parte final. Sin embargo, se rubrica con “salvar la ballenita” (discúlpenme la falta de seriedad, pero así la llamo yo internamente a “Save the whale”), que es una composición lenta, con una decadente melancolía sorprendente viniendo de Nik, pero que en parte no debería sorprendernos tanto, ya que podemos recordar perfectamente la gloriosa canción “Human racing” que ponía el final al anterior disco de Nik de mismo título. “Save the whale” dura ni más ni menos que 6 minutos y no está nada mal, apoyándose en esa base rotunda y con leves insinuaciones sintéticas de factura misteriosa para ayudar a Nik al micrófono. ¿Algo larga? Puede que sí.

Con la semana tan gris y de tanta lluvia que ha hecho, quizás no pegue demasiado este “The Riddle” para estos días, pero ya saben que mi propósito es hablar de los discos que en mayor o menor medida me han acompañado durante el pasado mes de agosto (no se apuren, la próxima semana ya terminamos y pasaremos a otras cosas). Realmente no tengo mucho más que decir del disco que no haya dicho en la introducción. Aunque el disco tuvo más éxito que el anterior “Human Racing” (véanse que todos sus singles llegaron al top 10), la calidad o gancho baja algo respecto al primer disco de Nik.

La portada es graciosa con un Nik, cuya perspectiva le hace parecer un gordo de mucho cuidado, en blanco y negro en mitad del campo con un árbol pelado a sus espaldas. El éxito de este disco le permitió a Nik ser uno de los artistas que formó parte del Live Aid del año 1985, pero al pobrecito mío creo que le tocó actuar a primera hora de la tarde, con un calor de agárrate y no te menees, según se puede ver en los videos de dicha actuación.

El siguiente disco “Radio Musicola”, aunque tampoco es manco y se le puede sacar buen partido dependiendo del día, sí que supuso una bajada del éxito de Nik, que ya tardaría casi 4 años en sacar el siguiente disco; quizás su título lacró al disco de inicio sin posibilidad alguna de discusión. No obstante, volviendo a centrarnos en “The Riddle” y terminando por hoy, les recomiendo su escucha. Es un disco de aprobado solvente o notable (si lo ven con buenos ojos). Aparte de su canción título, que a casi todo el mundo que la escucha suele gustar, tiene al menos otras 3 canciones aprovechables y el resto, si bien no son la panacea, tampoco les harán pasar un mal rato (como mucho les aburrirán, en el peor de los casos). Pero en nota media creo que aprueba; no obstante, esta es mi opinión, ya me dirán ustedes la suya.
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sábado, 22 de septiembre de 2012

Casal - Etiqueta Negra (1983)

Una tarde camino del municipio de Ajuy en la isla de Fuerteventura, me descubrí escuchando el que fuera 2º disco de la trayectoria moderna en solitario de Tino Casal. Quizás no sea un disco que pegara mucho para escuchar en esas latitudes y en esa época del año, pero no quedó mal encuadrado al fin y al cabo. Además, hoy 22 de septiembre de 2012, se cumple el 21 aniversario de su triste desaparición, con lo que a modo de homenaje, como ya hicimos en el inicio de nuestra 2ª temporada de radio y también en la última o 3ª, esta vez es en el blog cuando coincide nuestro granito de arena en la memoria de este grande de nuestra música.

Con “Neocasal” de 1981 Tino ya había dejado claro por dónde quería moverse a partir de ahí. Dejando de lado maniobras de las discográficas que querían prostituirle convirtiéndole en un forzado nuevo Nino Bravo, junto a Julián Ruiz dio luz a un disco muy bueno, al que solamente le falla algo la consistencia. Este aspecto ya no sería algo que se viera en su 2º trabajo discográfico.

“Etiqueta Negra” fue la confirmación de lo interesante de la nueva propuesta de Tino y para colmo de bondades, el gran éxito llegó de la mano de “Embrujada”, que con su sonido acelerado, electrónico e irresistible, llegó al corazón de la gente y permitió a Casal alcanzar un triunfo notable que hasta le llevó a Londres a grabar el tema en inglés. Son 10 canciones, si tenemos en cuenta que en las últimas ediciones se anexa la formidable “Tigre bengalí”, que como conjunto son una unidad férrea que funciona muy bien.

El comienzo lleno de sonidos misteriosos, rotundidad en las formas de los sintetizadores y con una letra a base de conjuros, invocaciones y otros detalles líricos tan del cierto gusto siniestro de Tino, dan lugar a una apertura de disco que es claramente una de las canciones que mejor podrían definir a Tino de forma global. Y en ese sentido funciona igual la canción título, que es la 2ª composición que nos encontramos. En esta 2ª pieza del disco el sonido o ritmo es de medio tiempo, con un misterio notable en su halo y unas bases potentes muy acertadas, con los teclados melódicos de muy gusto, ya comandados por el importantísimo y clave en la carrera de Tino Javier Losada, que se incorporo al proyecto en esos días. Aparte de “Embrujada”, también fue un cierto éxito la poperita y de sonido fantasioso, “Póker para un perdedor”. No está mal, pero es quizás de las que menos me llamen y tengo entendido que Tino terminó por cogerle algo de manía por lo fácil de su sentido y conjunto. El estribillo es pegadizo y no me digan que no se les repite en la mente ese “rumbo a otro lugar desconocido, lejos de un lugar tan aburrido, tenemos que hablar largo y tendido de nuestro adios” tras 2 o 3 escuchas. Curiosa e innovadora suena esa especie de odisea a la africana que describe Tino en “African chic”, con melodías y sonidos realmente válidos, pero que personalmente tampoco es de lo que más me gusta; sin embargo, recuerdo que hablando con Carlos Caballero, cantante de La Broma Negra y gran admirador de Tino Casal, se extrañaba de que no me gustara. Ahora es donde el disco remonta y más aún con el último añadido que se le ha incorporado. Primero nos damos de frente con uno de los grandes clásicos por los que la gente en general recuerda a Tino, “Embrujada”. La letra tiene un tremendo gancho, con esa historia de diva en decadencia, mitad bruja, y la mezcla de palabras y frases cortas en el estribillo, que con el ritmo endiablado de los sintetizadores y la base rítmica, da lugar a un tema anfetamínico y acelerado, que causa el doble de efecto si a la par ves el video de imágenes a modo de disparador que se grabó, en el que solamente vemos a un misterioso Tino subido a un árbol fumando en la escena final. Y, por si no han tenido suficiente, llega “Tigre bengalí”. Esta pieza originariamente no se incorporaba en “Etiqueta Negra”, ya que la misma se grabó para la banda sonora de “Sal Gorda” de Trueba (que tampoco está tan mal y vi no hace mucho por primera vez; parece más del Almodóvar de comedia que de Trueba). Luego sí que se añadió en posteriores reediciones del disco y con muy buen criterio, ya que dejar a esta joya suelta (considerada tradicionalmente una de las 5 preferidas de los seguidores de Casal) sin disco donde incorporarse, hubiera sido un crimen, y quizás queda mejor en “Etiqueta Negra” que en esa obra magna posterior que fue “Hielo Rojo”. He de reconocer que conocí antes que existía la canción, es decir, leí su título, antes de escucharla. Y me dije: “a saber qué coño es esto”. Bueno, pues aunque el título no me llamaba y me parecía algo ridículo, tras escuchar los primeros acordes de guitarra y hasta esos teclados petarderos que tiene (realmente y contra todo pronóstico encantadores), caí rendido a sus pies. Tiene momentos melódicos bárbaros, como la fuerza con la que Tino afronta su estribillo al comienzo del mismo en esa frase “Cuando en la jungla recuerdo tu voz, va subiendo la tensión” y cambios fabulosos. No tiene videoclip, como casi todas las canciones de Tino, pero su actuación en playback en “Tocata” no queda para nada mal. Les recomiendo que la vean, con Tino jugando con el mástil del micro y el cable. El final es veraniego, cálido, de un buen ánimo y buen rollo pegadizo con esas repeticiones aleatorias de parte de la letra “jungla de, ríndete”, que acompañan magistralmente a esa melodía juguetona, con unos acordes de guitarra mágicos. Un gran trabajo y un gran tema, que es comúnmente desconocido a la gente, pero que casi todo el mundo que la escucha termina por pasarle lo mismo que a mi: se queda prendado de ella y le da a repetir canción en su cadena o a “ver video otra vez” en youtube.
“Los pájaros” es del corte de temas que le gustaban mucho a Tino. De ese corte me quedo más con “Mañana” del posterior “Hielo Rojo”, que no en vano, a ratos, es mi tema favorito de Tino. Este “Los pájaros” tiene un vocoder que repite el título de la canción, que más bien parece nuestro actual presidente Mariano Rajoy haciendo coros (esto me lo comentó un buen amigo y colaborador de nuestro programa de radio, y la verdad es que tiene razón, o al menos yo se la doy). El tema está dedicado a Tino y a su tropa. Esa vida nocturna y a ratos disoluta la refleja Tino con esa metáfora a través de los pájaros y no sería la primera vez que Casal dedicara canción a sus amigos de correrías, ya que no tienen más que prestar atención a la letra de la apertura de “Hielo Rojo” “Teatro de la oscuridad”. Buena resulta “Legal ilegal”. Tiene una melodía algo arrítmica, pero funciona. Quizás sea una de las joyas ocultas o menos conocidas de este “Etiqueta Negra” y que suma claramente a subir la alta nota media que termina por conseguir el conjunto de la obra. Reconozco que “Azúcar moreno” de primeras no me llamaba la atención, pero ahora me gusta bastante, sobre todo porque creo que hay ciertos cambios o giros en la melodía que son auténticos aciertos, aunque bastante sutiles y hay que reconocer que Tino está sublime en los tonos vocales con los que afronta el estribillo. Hay que quitarse el sombrero con “Un minuto más”. Una balada triste, oscura y desesperanzada que narra la experiencia de alguien que comparte un último minuto al lado del cuerpo inerte de su pareja. Según escucho la canción y escribo esto, se me pone el pelo de punta del sentimiento tan brutal que transmite Tino al micrófono. La melodía empieza de forma esquelética, para que sin darnos cuenta alcance unos fastos realmente notables. Sin duda, aquí sí, la gran joya oculta de “Etiqueta Negra”. Supone un apéndice anexo a “Un minuto más”, la pasable instrumental “Malaria”, que no es más que un epílogo musical a este disco que, como habrán podido darse cuenta al escucharlo, nos ha supuesto un viaje en una montaña rusa, como esas que hay en el Parque de Atracciones de Madrid, lugar donde Tino actuó mucho en los meses que rodearon a la edición de este su 2º trabajo de estudio.

Hay que reconocer que “Embrujada” como single tuvo mucha culpa de que “Etiqueta Negra” tan bien. No obstante, pensar que el disco se reduce solamente a esa composición sería un comportamiento de vaguería melómana imperdonable, teniendo en cuenta las 9 compañeras de trabajo tan válidas que se suman a ella para conformar esta obra.

A Tino se le veía en la portada con el pelo ya más largo (tendencia de look que se alargaría más aún en “Hielo Rojo”) con un cierto aspecto a lo Sandokán que le quedaba bastante bien. De hecho, en las actuaciones en televisión de la época le podemos ver bastante sobrio para lo que él ha sido, aunque eso sí, con unos trajes de hombreras prominentes y colores muy vivos.

Hay que reconocer que el disco mejora a “Neocasal”, no quizás si analizamos las cosas canción a canción, pero sí en el conjunto. Reitero, creo que el trabajo de Ruiz en la producción es mucho mejor y da una consistencia clara al sonido de la obra, por mucho que encontremos temas de sentir distinto dentro de “Etiqueta Negra”. El paso siguiente sería quizás, al menos en mi opinión, la gran obra de Casal. En “Hielo Rojo” la temática sonora es muy clara debido al uso del fairlight y además las 9 composiciones son sencillamente maravillosas, quizás con la única excepción de “Flash de cámara”. Para más información, visiten y lean el post que hicimos ya hace casi 2 años del disco.

Esta vez no ha coincidido que hayamos empezado o empecemos hoy sábado nuestra temporada de radio y no hemos podido empezar las nuevas sesiones con un programa dedicado a “Etiqueta Negra”, como hicimos en nuestra 2ª temporada, o a “Neocasal”, con aquel gran programa con el que inauguramos nuestra 3ª temporada, en el que tuvimos el lujo de contar con la presencia a través del teléfono del amigo personal de Tino José Carlos Rodríguez Silva, el gran Julián Ruiz y la mano derecha de Tino en el plano musical Javier Losada. No obstante, “Etiqueta Negra” tendrá su programa en esta 4ª temporada que comenzaremos a mediados de octubre, lo que pasa es que lo vivido con “Neocasal” el año pasado, es irrepetible.

Hoy se cumplen 21 años desde que Tino nos dejara. Con este artículo le rendimos homenaje, como siempre muy sentido, debido al cariño y admiración que tengo por Casal, y además completamos la revisión de la trilogía de inicio del artista, esa formada por “Neocasal”, el disco que hoy nos ocupa e “Hielo Rojo”. Luego vendría la convalecencia y la 2ª etapa con “Lágrimas De Cocodrilo” e “Histeria 1990”, que también pasarán por aquí en un futuro. No olvidamos tu música y tampoco te olvidamos a ti, Tino.
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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Concierto The Killers. Madrid (15-09-2012)

Con este post, terminamos de contar la semana de traca del lunes 10 al domingo 16 de septiembre de 2012 tan movidita que hemos vivido con 3 conciertos. Pues bien, llegó el sábado día 15 de septiembre y 4 muchachos de Las Vegas venían de fiesta a la Ciudad Universitaria, a algo más que a hacer botellón. Era la 4ª vez que The Killers visitaban Madrid y la 3ª que asistíamos a verles (si no tenemos en cuenta la vez que fuimos a La Riviera a ver a Brandon en la gira de presentación de su primer disco en solitario). En esta ocasión, viendo que la actuación era al aire libre, decidimos escatimar en pagar el precio de la entrada y vivir una nueva experiencia como oyentes de un concierto. Lo que pasó es que al final hasta lo vimos. A 200 metros, pero lo vimos y escuchamos más que decentemente, sobre todo teniendo en cuenta el precio que pagamos por ello (0 euros). La cita era en los añejos campos de rugby de la ciudad Universitaria, esos que se ven al lado de la A6 abajo según sales de Madrid. Llegamos a las inmediaciones sobre las 22.30h de cara a buscar un punto flaco de las inmediaciones desde donde se escuchara más o menos bien.

La idea en principio era verlo desde la A6, más concretamente desde el apartadero que hay para una marquesina de autobuses, pero al final lo que hicimos fue tirar av. Complutense en el sentido contrario, para bordear la facultad de Ciencias de la Información y llegar a los accesos directos al recinto. Allí, la puerta de entrada y sobre todo la de salida, dejaban desde un ángulo ver perfectamente una pantalla gigante situada a la izquierda del escenario según miras, y la mitad del mismo. Aunque la nitidez del sonido no era perfecta, teniendo en cuenta la lejanía, no se escuchaba pero que nada mal, quizás algo distorsionado o retumbado, y ahí decidimos situarnos. La cosa más o menos sería satisfactoria objetivamente, teniendo en cuenta que allí nos agrupamos en torno a 5 filas de personas que no hicimos por pagar o intentar colarnos, como sí que hizo en un momento un imitador de Usain Bolt, que aprovechó un momento en el que el segurata de la puerta de salida estaba trasteando con su smartphone; de hecho, ese segurata amagó un momento con cerrar medio portón, fastidiándonos notablemente la visión, pero ante la pitada generalizada, decidió dar marcha atrás, ganándose una ovación por parte de los “espectadores-oyentes anticrisis” que allí estábamos.

Previamente y tras comprobar que desde allí se veía y escuchaba notablemente, nos tumbamos en lo que quedaba de césped en esa zona y 10 minutos antes nos situamos detrás de las vallas que delimitaban el acceso. Brandon y cia. fueron muy puntuales, y tras una intro de corte misterioso, con luces azules iluminando la escena, salieron a las tablas para comenzar con mucho arrojo y energía de la mano de su último single, el primero de su nuevo disco “Battle Born”, que salió ayer precisamente a la venta, “Runaways”. Créanme: yo, un seguidor declarado de los de Las Vegas, solamente había escuchado una vez la canción, quedándome la idea (que aún mantengo) que se sitúa a mitad de camino entre el sonido de “Sam’s Town” y “Day & Age”. Con esto, era la 2ª vez que escuchaba la canción y me capturó definitivamente. En directo suena genial. Es un tema perfecto para la catarsis y permitir empezar con un arreón de adrenalina, con esos momentos épicos dentro de su estructura que tan bien le quedan al grupo y sobre todo a Brandon a las voces y a Keuning a los coros.

En directo no lo entendí, ya que la nitidez del audio no era perfecta, pero luego en video colgado en youtube pude oír que Brandon dijo que venían a por todas, y eso se vio ya en el 2º lugar del setlist con un “Somebody told me”, que se encargó de meter en la marea de intensidad a todo aquel que por el hecho de abrir con un tema nuevo no se hubiera involucrado aún. Todo peccata minuta, no se crean, ya que proseguirían con otro tema “Hot Fuss” y tocarían techo en el terceto de apertura de la mano de la adorada por todos los que seguimos desde el principio a The Killers “Smile like you mean it”. Extraña en parte que se sitúe tan cerca del inicio del show, ya que esta canción tiene galones suficientes como para aparecer por la parte final o incluso en bises, pero inteligentemente el cuarteto norteamericano la anticipó para marcarse un listón de intensidad que sería difícil de mantener durante la hora y media que tenían programada. Aunque no era tarea fácil, consiguieron de sobra mantener el ritmo tan alto de exigencia marcado con las 3 primeras piezas que interpretaron.

Quizás hubo un ligero bajón de la emotividad con las 3 siguientes, ya que ni “Spaceman”, ni “This is your life”, que se mostraban como primeras delegadas representantes del “Day & Age”, ni la aún no familiar “Miss atomic bomb”, tienen en estos días un peso muy importante en la vida del grupo. Aún así, “Spaceman” es un disparate de ritmo en su estribillo, como muchos de ustedes sabrán, y “This is your life” supuso un momento de necesario descanso entre las notas de su medio tiempo.

Hablemos de las sorpresas. Bueno, pues al igual que sucedió con Ana Torroja en Móstoles el día anterior, aquí también hubo poco hueco para cosas raras. Quizás sí que me dejó algo fuera de juego, pero muy gratamente, ya que adoro esa composición, que el grupo mantenga la épica y sesuda “Bling (confession of a king)” en el listado de temas de sus directos. Esta canción, en mi opinión single frustrado de “Sam’s Town”, estuvo ajustada a la medida de un concierto al aire libre en una inmensa explanada ante 25000 personas. También nos dejó un poso parecido de ligero asombro que “Shadowplay”, la cover de Joy Division que el grupo grabó para la banda sonora de la película “Control” de Anton Corbijn (vean la imagen de mi avatar), tomara parte de la fiesta. Sobre tenues luces azules (las otras 2 veces creo recordar que eran verdes, tanto en el Pepeworld Festival de 2007, como en el concierto del grupo en el Palacio de los Deportes de 2009), Brandon se movió confortablemente, mientras que emulaba a su referente Ian Curtis de forma más que digna. Miren, en la siguiente foto, las 2 luces azuladas del centro de la imagen que están debajo de las deslumbrantes farolas blancas, son la de la derecha la mitad del escenario y la de la izquierda la pantalla gigante; les aseguro que, al igual que el día del último concierto de Springsteen, en vivo nuestros ojos lo veían mucho mejor.
Y cerrando el apartado de sorpresas, lo que sí nos dejó boquiabiertos fue cuando empezaron a sonar unas notas que no asociábamos a ningún tema del grupo, pero que sin embargo nos eran vagamente conocidas. Sí, resulta que The Killers se marcaron otra cover, en esta ocasión del “Forever young” de Alphaville. La versión fue solamente la mitad de extensa que el original de ese grupo que tenía un cantante parecido al ex-futbolista Morientes, pero duró lo suficiente para descubrir que a Brandon le venía como anillo al dedo, debido al tono de su voz. Recuerdo leer en la página de “Plásticos y decibelios” de Julián Ruiz, que Brandon le comentó a Julián que The Killers probablemente harían un disco de versiones como siguiente paso en su trayectoria; al final eso no ha sido así, ya que “Battle Born” ha sido la solución a la encrucijada, pero lo que está claro es que en su gira en solitario Brandon también hizo una versión del “Bette Davis eyes” de Kim Carnes (¡qué gracioso me ha resultado siempre el nombre de esta cantante!) y ahora prosiguen la tradición con este tema de Alphaville, que se suma a otros temas ya revisados como el “Why don’t you find out for yourself?” de Morrissey, el “Romeo and Juliet” de los Dire Straits o la ya mencionada cover de Joy División.

Quedó bien, pero casi fue esta visión de “Forever young” una intro a la siguiente canción, un tema por otro lado que cada día que pasa crece más en el seno interno de los seguidores del grupo. Les hablo de “Read my mind”, tercer sencillo del 2º disco del grupo, que supuso el inicio del fin de la parte troncal del show, la cual no bajó para nada en intensidad y, es más, fue in-crescendo. Llegaba el turno de “Mr. Brightside”, canción abanderada de su primer disco, que por otro lado era el tema que uno de los chavales que estaba junto a nosotros viendo el concierto por toda la cara esperaba como agua de mayo. Lo curioso es que tras todo este tiempo, casi nos habíamos olvidado de “All these things that I’ve done”, y el grupo se guardó ese as en la manga para situarlo como final formal del show antes de los bises. Retumbó una vez más el “I’ve got soul, but I’m not a soldier” y como curiosidad de la puesta en escena de ese momento del concierto, cabe destacar que sobre el telón de fondo se proyectó el videoclip que Anton Corbijn grabó con el grupo vestidos cuales cowboy de medio pelo y algo blanduchos ante unas féminas algo cabreadas.

Bueno, sí, no podemos olvidar que en mitad del concierto, como uno de los puntos esperados y celebrados del show se situó “Human”. Quizás los mejores momentos fueron precisamente este del del single bandera de “Day & Age” y el ya comentado de “Mr. Brightside” y en los bises y como última canción que sonó, “When you were young”. Vaya, se me olvidaba que también como cierta sorpresa, no contábamos del todo con que apareciera “Jenny was a friend of mine” y más lejos de todo eso, se ganó el derecho a formar parte del bis junto a la épica composición que fue en su día el 1er. single de “Sam’s Town”.

Fue un concierto intensísimo. A 200 metros se podía apreciar la intensidad del grupo, con un Keuning épico a su guitarra y un Brandon cada vez más consolidando su proceder en el escenario, con esa pose de brazos caídos con la cabeza medio ladeada frente al micrófono y con sus habituales subidas a los bafles frontales del escenario. A Stoermer y Vannucci no les veíamos desde nuestra posición, salvo cuando aparecían enfocados por la pantalla gigante. Además de la intensidad y la entrega, destaca la seriedad y solemnidad, que estimo solamente se vio alterada por un video algo irrisorio (al menos desde donde lo vimos) que acompañó a la algo llorica “A dustland fairytale”, en el que se veía en el telón de fondo unas siluetas cada vez bailando más deprisa; nos meamos de la risa casi, ya que no pegaba ni con cola (puede ser que desde nuestra distancia las cosas se vieran alteradas o no del todo claras; si alguien tiene algo que decir, que comente a su gusto). El juego de luces, las proyecciones sobre el telón de fondo en general (salvo el apunte comentado 2 frases atrás), la lluvia de chispas y el rayo, símbolo del nuevo disco del grupo, que escudaba los sintetizadores de Brandon, dieron en conjunto una puesta en escena muy buena.

Fue solamente hora y media de concierto, y no sé si llegó. Suficiente para que The Killers pusiera su bandera en otro lugar más de Madrid y además diferente a los 3 anteriores sitios que visitaron (una sala no muy grande, la Copérnico, la plaza de toros de Las Ventas y un espacio arena o pabellón cerrado, el Palacio de los Deportes). Salieron victoriosos de un concierto al aire libre frente a una gran extensión y a buen seguro seguirán incluyendo Madrid en sus giras, ya sea para venir en concierto individual como en 2004 y 2009 o en festivales como en esta ocasión o en 2007. Porque, sí, The Killers actuaron dentro de un festival, pero da la casualidad de que los organizadores rechazaron nuestra solicitud de acreditación, con lo que al evento y a su nombre no les voy a hacer la más mínima publicidad, ya que no se la merecen y además acrecienta mi “cariño” a estos eventos, el cual ya quedó patente en el post de intercambio realizado con El gato Kilo. Aquí, ni su nombre voy a mencionar. The Killers sí que se merecen todo el espacio posible que en este blog podamos darles. Son muy buenos. Uno de mis grupos favoritos de siempre. Si retornan por Madrid en concierto individual, tengan por seguro que pagaré mi entrada; si no me creen, “Battle Born” me lo compraré en original los próximos días.

Eran la una y media y tocaba salir volando para coger uno de los últimos metros y un búho interurbano por los pelos para retornar a casita (no, esta vez no estuvimos con el grupo al finalizar el concierto como en 2009, ni hicimos por ello), algo muertos de frío (soplaba un vientecito algo excesivo por esas latitudes y a esas horas del pasado sábado), pero satisfechos por haber asistido nuevamente a un concierto de The Killers y ver que el grupo, por mucho chismorreo que haya de malos rollos entre sus componentes, están en perfecto estado de forma. A 200 metros cualquiera se podía dar cuenta de ello; pueden imaginarse lo que tuvo que ser eso en las 10 primeras filas frente al escenario. La pasión por The Killers vuelve a estar patente con esta actuación y con el lanzamiento de su nuevo disco. Estimo que son buenos tiempos.
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lunes, 17 de septiembre de 2012

Concierto Ana Torroja. Móstoles (14-09-2012)

A falta de pan, buenas son tortas. Es lo que podemos decir aquellos que, aunque crecimos con ellos, nunca pudimos ver a Mecano por ser demasiado jovencitos en los días en los que este trío histórico de la música pop española estaba en activo y hacían giras. Por ello, el evento más parecido al que hoy en día podemos asistir para quitarnos el hambre, es cualquier concierto que la buena de su vocalista, Ana Torroja, da por la geografía española. Y, haciendo gala de un gran tino para confeccionar el cartel de las actuaciones de sus fiestas de este mes de septiembre de 2012, el ayuntamiento de Móstoles, además de habernos regalado una de las pocas actuaciones de Love Of Lesbian en Madrid de este año, nos preparó un concierto de Ana para el pasado viernes día 14; el sábado actuaba Fangoria, pero para la noche siguiente nosotros teníamos otros planes de los que en un par de días les hablaremos por aquí…
La situación era más benévola que la que tuvimos que sufrir para ver a Love Of Lesbian, cuya actuación nos cogió en miércoles, teniendo que madrugar por motivos laborales al día siguiente. Aunque el sábado también me tocaba madrugar, esta vez los motivos eran de ocio y esparcimiento, con lo que, teniendo en cuenta lo cara que está la gasolina, hice uso de mi bono B2 para llegar y luego volver de tierras mostoleñas. En tren fuimos y tras una breve desorientación a la hora de enfilar desde la estación de Móstoles-El Soto hasta el parque Finca Liana, llegamos al escenario una hora antes de que la actuación diera comienzo.
Nos sorprendimos y mucho de que la gente que estaba frente el escenario antes del concierto era mucha menos que la que 2 días antes estaba a la espera de que los catalanes Love Of Lesbian saltaran a escena. Por ello, nos pudimos situar unas 2 o 3 filas más cerca de lo que lo estuvimos el día que acudimos a ver a Santi Balmes y sus secuaces. Con bastante puntualidad se presentó ante nosotros Ana. Personalmente me tomé este concierto con muchas ganas y tener a unos pocos metros a la que ha sido la vocalista de Mecano me supuso una emoción interna bastante especial.
Abrió fuego con una canción que desconocía, cuyo título es el que también tiene la gira, “Soy”. Una canción muy sentida y emotiva, con unas proyecciones en el telón de fondo que no sé si serían de Ana Torroja de pequeña o algo así. Entramos en calor con “Como sueñan las sirenas”. Ese single de su primer disco “Puntos Cardinales”, que con su toque misterioso fue abriendo camino a los momentos más emblemáticos de la actuación. “Los amantes” fue un tema de “Descanso Dominical” (masivo disco de “Mecano” de 1988), que Ana se encargó de recuperar no hace mucho y poner nuevamente en boca de todos. Por ello, fue buena idea que lo incluyera en el 3er. lugar del orden de canciones a interpretar en su actuación de las fiestas de Móstoles, y ya con este tema el gentío terminó de coger el impulso necesario para disfrutar de ese viaje sonoro en el tiempo que Torroja nos proponía para la noche del pasado viernes.
Realmente solamente hubo 2 ausencias muy notables en el set list, una por el lado de Mecano y otra por el de Torroja en solitario. No sonaron “Hoy no me puedo levantar” ni “Corazones” (aquel dueto acertado que Ana hizo con Bosé en la época de Girados). Por lo demás, la buena de Ana no se olvidó de nada. Ahora podemos entrar en varios apartados. Ya saben que la estructura de estos post que hacemos de los conciertos que vivimos, se dividen en secciones tales como las sorpresas o canciones no esperadas, los momentos más memorables o álgidos del show y tal. Pues empecemos por las sorpresas, que realmente hubo bien pocas. Sorprendió que en esa especie de medley o popurrí que se anotó Ana (ecos de esos horrores que Mecano hacían en sus 2 últimas giras, en lugar de dar media hora más de concierto y tocar las canciones como Dios manda) incluyera a “Sentía” o “Quédate en Madrid”. En ese combo, entraron también “Aire” y “Naturaleza muerta”, 2 canciones más previsibles de sonar en un concierto de Torroja en solitario. Y aparte de eso, poco más.
El resto del setlist se notaba bien pensado, no resultando por tanto demasiado sorpresivo (salvo en el lado negativo la ausencia del “Hoy no me puedo levantar”) y con una carga emocional potente en casi todas las canciones, sobre todo (evidentemente) en las de Mecano. Sorprendió quizás más bien que ciertos pesos pesadísimos (o al menos así los veo yo) como “Mujer contra mujer” o “Cruz de navajas” sonaran relativamente pronto, en lugar de guardárselas para una recta final de corte solemne. En la primera de las citadas, podemos evidenciar uno de los puntos acusables a Ana en lo que es la disposición del espectáculo, que es la no incorporación de un teclista/pianista, y quizás un abuso algo notable de la música programada. Ana, sentada en un blanco sillón (vean la foto de arriba), cantaba como si estuviera en el juego de “Singstar” de Mecano, con la ayuda de la melodía tan elegante de piano grabada y representada en el telón de fondo con las manos tocando las teclas. Cantó muy bien “Mujer contra mujer”, pero lo de la música programada, pues, ¿qué quieren que les diga? Desluce algo o bastante. Juzguen ustedes, en la medida de lo que puedan debido a mi precaria cámara de fotos, viendo el video que grabé y les inserto a continuación.
En el lado de los puntos buenos o mejores instantes de la actuación estuvo la otra canción que he mencionado en el párrafo anterior. Con “Cruz de navajas”, quizás la mejor canción de Mecano para muchos, la exigencia es altísima, no sólo en recrear esa bonita melodía, sino por parte de la que canta para igualar ese registro conseguido para “Entre El Cielo Y El Suelo” de 1986. Ana la clavó, incluso los coros del final llegaron a poner el vello de los brazos de punta a más de uno, entre los que me incluyo. Ya me puedo morir bien a gusto, habiendo tenido a Ana Torroja a poco más de 10 metros de mi cantando en directo esta formidable canción. Les dejo un fragmento de este momento, ya que me quedé sin batería en mitad de la misma. Seguí sacando más fotos con la cámara de uno de los nuestros e hice más videos, pero si el audio de mi cámara es malo, el de la suya ya ni se imaginan...
Otro de los momentos buenos, en esta ocasión en el sector de canciones de Ana Torroja al margen de Mecano, fue esa versión de “Duele el amor” que hizo con su bajista para la ocasión, el cuál se encargó de las partes vocales que en estudio tenía Aleks Syntek. Recordemos que en verano de 2004 fue uno de los momentos de mayor éxito para Ana en la década anterior, al unirse con este músico mexicano para la ocasión. Abajo vemos a Ana con la guitarra en mano.
No obstante, y retornando al grupo de temas recuperados de Mecano, hubo otras versiones que estimo no fueron tan acertadas. Por ejemplo, no me agradó especialmente como sonó “Un año más”, aunque Ana recreó parte de la coreografía mítica de este composición. También sonó algo rara “Hijo de la luna”, la cual abrió los bises con Ana con uno de esos trajes al estilo de los que se enfundaba para interpretar esa canción con Mecano, pero esta vez en tonos blanquecinos. La imagen de abajo representa un instante precisamente de “Hijo de la luna”.
De su trayectoria en solitario, también sonaron bien “Sonrisa”, bastante cañera y guitarrera, “20 mariposas” o “A contratiempo”, esta última ya en los bises. En los propios bises, disfrutamos de la solemnidad de “El 7 de septiembre” y en el tramo final de un vaivén de temas muy movidos, con los que sorprendentemente Ana, tras casi 2 horas de concierto, se movió más que nunca de lado a lado del escenario. En ese sector pudimos escuchar una versión algo manierista y charlestoniana de “Maquillaje” (uno de los nuestros la estaba esperando como agua de mayo y yo en un principio dudaba de su inclusión), una frenética “En tu fiesta me colé” y la apoteosis de “Barco a Venus”, que fue en sí el final de la actuación. Por lo visto en el set list hubo un reparto igualitario entre temas de Nacho y José Maria Cano, según me comentó otro de mis amigos y tertuliano de nuestro programa Luis Felipe Novalvos, el cual no se quiso perder tampoco el evento; quizás estaban los hermanos tras el escenario preparados con un arma con el que atentar contra Ana en caso de que uno de los 2 saliera perdiendo a la hora del reparto de canciones (ya saben los rumores extendidos sobre la rivalidad extrema de los hermanos en aspectos como éste). No me pregunten por qué, pero me gusta mucho este primer plano que les dejo abajo del párrafo que pillé a Ana en un momento de la actuación.
Hubo tiempo para que tras dar permiso a sus músicos para que ya se retiraran, Ana hiciera gala de una cercanía y conexión con el público, que le sumó muchos enteros a su concierto, y se quedó a cantar a capella “Me cuesta tanto olvidarte” (recordemos que era final de actuación con Mecano en sus últimas giras) e incluso “Hawai Bombay”, debido a que por lo visto un niño o niña (no recuerdo bien) le había dicho antes del concierto que era su canción preferida. También cantó la letra de una canción que ahora no recuerdo, que unos fans le llevaron en una ristra de folios anexados. Más tarde me arrepentí que en esos instantes de generosidad no haberle pedido algo de “No es serio este cementerio”, una de las canciones que más eché de menos y que con más lógica podrían haber entrado en el setlist, ya que pedir que Ana Torroja se marque un “El peón del rey de negras” o un “Ya viene el sol” en esta gira “Soy”, sea esperar demasiado.
Fueron 2 horas de actuación. Con sus puntos más notables y otros menos memorables, pero en todo caso una experiencia más que satisfactoria, por mucho que hasta las 4.30h no llegara a mi casa tras encadenar 3 trayectos en búho y tener que levantarme el sábado a las 7.15h. Ya puedo decir al menos que he visto a Ana Torroja en directo cantando temas de Mecano, aunque en escena no estuvieran con ella los hermanos José María y Nacho Cano.
Tras ver esta actuación, me pregunto si merece la pena una reunión de Mecano. Es evidente que Ana, aunque de cuerpo se conserva bastante bien (no me convence ya tanto su corte de pelo tan corto de rubio platino. ¡Con lo cañón que estaba en el 2000-2001 con el pelo largo, liso y pelirrojo!), tiene ya 53 años, al igual que José María, y la exigencia que Mecano ofrecían en directo en sus días en activo está muy por encima de lo que el trío (quizás Nacho pudiera adaptarse, con añadidos o sin ellos) pueda soportar a su edad. En este apartado, mi buen amigo Alfredo Morales, colaborador y tertuliano de nuestro programa de radio, no salió tan satisfecho de la actuación y en el blog que tiene su gato Kilo, hará un post que me confesó será algo menos benévolo que el mío. ¿El motivo cuál es? Pues que este señor tuvo la santa fortuna de haber nacido antes que yo y con 14 años haber asistido con un amiguete de su instituto a ver a Mecano en el punto más alto de su carrera. ¿Cuál fue ese momento? El mítico, increíble y masivo concierto que el grupo ofreció también un mes de septiembre, pero en aquel caso en el año 1989, en el desaparecido (o reconvertido) Rockodromo de la Casa de Campo de Madrid ante más de 60000 personas. Cualquier cosa que se quiera ver de Mecano posterior o anterior a ese concierto, siempre estará por debajo.
Y aunque me gustó el concierto, es inevitable dejar de lado a Mecano, haciendo paralelismos o comparaciones con el grupo de forma inconsciente. Por ello, la actuación a ratos te podía parecer una especie de Mecano “low cost”, con su vocalista haciendo un dignísimo papel al micrófono, pero sin los hermanos Cano (y el componente emocional que ello supone), y con el punto negativo de la música programada, que casi te parecía por momentos que estabas viendo a Ana en un karaoke (lo cual, por otro lado, también pudiera valerme, no se crean).
Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios; no podemos pedirle más a Ana. Ella en parte es una mártir de las peleas de los hermanos Cano en los días en activo de la banda y para colmo, cuando el grupo se reunió en el año 1998, ella canceló la promoción de su debut “Puntos Cardinales” para centrarse en el grupo, con la mala suerte de que esa vuelta fue efímera y no hubo ni gira ni nada de nada. Creo que por su lado es quien más voluntad tiene de volver (y no piensen mal, ya que creo que esas ganas son previas a que se airearan sus problemas con el fisco), pero la traba principal está por otro lado y tiene nombre y apellidos: José María Cano. Por ello, y volviendo a lo mismo, a la buena de Ana no le podemos exigir mucho más. El concierto estuvo bien, ella se mantuvo digna en escena, cambió varias veces de vestimenta y vocalmente convenció, con ciertos momentos que nos evocaron a sus días de más gloria. Si me entero de más conciertos gratuitos en fiestas municipales que Ana ofrezca por los alrededores de Madrid, haré por ir. Lo pasé muy bien. Con todo, mereció la pena.
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sábado, 15 de septiembre de 2012

Eurythmics - Revenge (1986)

Llegamos a otro grupo que solamente ha pasado una vez por el blog y que en consecuencia solamente ha tenido un programa de radio dedicado a ellos (ya saben que primero es preciso que exista post en el blog para que realicemos algo en la radio). De dúo a dúo y tiro porque me toca. Si la pasada semana eran los Tennant-Lowe de Pet Shop Boys los protagonistas del artículo de nuestro regreso vacacional, hoy pasamos a otra pareja, que también en sus primeros momentos miraron claramente al techno pop, pero que avanzada su carrera viraron en otras direcciones o géneros, aunque sin olvidar del todo la electrónica. Nos referimos a Annie Lennox y Dave Stewart; Eurythmics, vamos.

Y precisamente la obra que escogemos para hoy es ejemplo claro de esa mayor amplitud de visión o tendencia al pop rock más generalista. Además, “Revenge” también fue un disco que escuché 2 o 3 veces en la playa de Jandía de Fuerteventura, aunque antes de comer (no como con Pet Shop Boys que sonaban más avanzada la tarde). Quizás el grupo alcanzó su máximo apogeo con el anterior trabajo tras una trayectoria impecable desde que editaron “Sweet Dreams (Are Made Of This)”. “Touch” mantuvo el nivel e inquietudes electrónicas y ya ni hablemos del disco “1984” dedicado a la obra de George Orwell de mismo nombre y de una notable experimentalidad a ratos. Sin embargo, con “Be Yourself Tonight” fue donde el grupo se acercó de forma más clara a todos los públicos y consecuencia de ello la paradigmática “There must be an angel (playing with my heart)” fue nº 1 de ventas en el Reino Unido con mucha justicia.

La obra que hoy nos ocupa, editada en 1986, abunda en las formas expuestas en “Be Yourself Tonight”, y si cabe las refuerza. Cuenta con 4 singles, de los cuales 3 son clásicos indudables y de gran calado y llegada a cualquiera que se exponga a su escucha; quizás solamente la agresiva canción de inicio de la obra “Missionary man”, fue el único single que no cumple en ese terreno, sin que por ello también esté apañada dicha composición claramente, aunque con otras formas.

Choca la rotundidad inicial que nos ofrece “Missionary man”. Estamos ante uno de los temas más rockeros y rotundos, no solo del disco, sino de la trayectoria global de Eurythmics. Las notas afiladas de armónica suman a la carga sonora de las guitarras eléctricas y al aplomo y fuerza con la que Annie se presenta ante el micrófono. Un buen tema de inicio para abrirnos bien los ojos desde los primeros segundos. El videoclip que se grabó es algo oscuro, pero encaja muy bien con el sentir de la canción. Quizás sea el single que menos haya calado de los 4 que se sacaron de las 10 canciones que forman “Revenge”, pero el dúo insistiría en estas formas en el siguiente disco con su “I need a man”, que nos puede evocar fácilmente a esta composición que abre el disco que hoy revisamos. “Thorn in my side” podría ser la canción que más ha quedado en la memoria colectiva de “Revenge”. Desde sus embriagadores apuntes de saxofón, hasta sus formas algo manieristas levemente orquestales, se erige como una composición pop pluscuamperfecta de gusto exquisito. Realmente melódica, sus cambios en la melodía son más genialidades añadidas de Dave Stewart. Igual de buena resulta “When tomorrow comes”. A ratos es mi favorita del disco. Tiene un punto más emotivo en su melodía y sus partes de guitarra en algún momento que Annie utiliza para respirar, son de lo mejor del disco. Otro clásico de Eurythmics que guarda en su interior “Revenge” y quizás uno de los videos en los que más guapa podemos ver a Annie Lennox a lo largo de la trayectoria del grupo. Me atrevo a señalar a la poperita “The last time” como la joya oculta de “Revenge”. Puede que por mi parte sea una ligera frivolidad, pero la verdad es que su ritmo engancha y la pronunciación más aguda del título de la canción al final de las frases del estribillo por parte de Annie, son marca inconfundible de esta canción. Es agradable y contrasta mucho con la solemnidad de la siguiente “The miracle of love”. Esta “The miracle of love” fue single extraído y es realmente sentimental y emocional. Una balada comedida, quizás en algunos puntos o instantes ciertamente pastelosa, pero con ciertos detalles de calidad en el sentido de la creación de la melodía.
Luego hablaré más de ello, pero creo que el mayor pecado de “Revenge” estriba en el orden de las canciones. Ahora toca “Let’s go”, un tema pop que alterna sintetizadores y el saxofón que tan presente está en esta obra. No está mal, ya que no estamos ante un ejemplo de pop evidente o plano. Sobre una base rítmica potente Annie y Dave disponen “Take your pain away”. Es una canción que ofrece una leve sensación hipnótica en el miniestribillo, el cual se nutre básicamente de Annie cantando el título de la canción de forma liviana. No obstante, el ejemplo de pop más de algodón de azúcar de “Revenge” es “A little of you”, compuesta melódicamente a base de una línea algo ñoña de tecladitos delicados. No está mal y en parte podría suponer una primera aproximación a esa joya que considero es la posterior “You’ve placed a chill in my heart” del siguiente lp “Savage”. Se vira totalmente con la siguiente pista “In this town”, que es de los ejemplos más rockeros del disco, con ese efecto de directo, que si cabe le confiere más intensidad y garra. El final resulta cuanto menos exótico con “I remember you”. Annie se muestra en unos registros bastante más agudos y elevados, en esta pieza de sentir acústico que rubrica un disco de notable alto o sobresaliente.

Quizás el punto flaco que le veo a “Revenge” es el orden de las canciones. Se pone demasiada carne en el asador en la cara a, con los 4 singles casi seguidos y de esa forma se deja una cara b, que aunque está bien, adolece de alguno de los grandes singles del disco. Es un buen inicio “Missionary man”, pero por ejemplo creo que el cierre “I remember you” quedaría mejor en otro lugar y se podría haber finalizado mejor el álbum con “Take your pain away” o incluso “Let’s go”. El conjunto es bueno, ya que no hay necesidad de pasar de canción en ningún momento, pero la disposición podría haber sido mejor.

“Revenge” funcionó bien. Destaca por su portada, con esa imagen tan formal y directa de Annie y Dave, que parece un retrato a partir de una foto del grupo, algo que ahora con los actuales smartphones y sus app se conseguiría fácilmente. Se encargó de mantener a Eurythmics en la 1ª línea, siendo un grupo que gustaba tanto a gente joven como no tan jóvenes. Eran quizás los mejores días de Eurythmics, asociados claramente a canciones como “Thorn in my side” y “When tomorrow comes”. Sin embargo, todo lo que sube tiene que bajar, y eso fue lo que en parte sucedería a partir de aquí con Lennox y Stewart y que se puede comprobar en el hecho de que en 3 años se finiquitaría la 1ª parte de Eurythmics.

Y es que el grupo quiso rizar el rizo con “Savage”, el cual, como alguno de los más antiguos del lugar recordará, revisamos en el blog ya hace tiempo. Con “Savage” el grupo intento regresar a las formas electrónicas de unos discos anteriores y también al experimentalismo. Lo que pasó fue que la gente no entendió nada el single “Beethoven (I love listen to)” y que “I need a man” fuera el otro single, con formas tan arrolladoras y rockeras como “Missionary man”, tampoco ayudó. La más accesible, ligera y deliciosa “You’ve placed a chill in my heart” llegó demasiado tarde y “Savage” ya tenía ganado el sambenito de obra maldita. Muchas veces me pregunto si me gustan los discos malditos porque realmente me gusten o porque me deje guiar por su condición de patito feo; quiero pensar lo primero.

Las cosas entre Lennox y Stewart tampoco creo que fueran demasiado bien en lo personal cuando tras “We Too Are One” (quizás un título algo curioso o con distintas lecturas visto lo que sucedió tras el mismo) el grupo dio por zanjada su trayectoria en conjunto para dedicarse a proyectos individuales. Con este mencionado disco de 1989, el grupo rectificó y volvió a la senda de la música para todos, con algún gran momento como por ejemplo la elegante “Don’t ask me why”. Pero bueno, paremos por hoy, que no voy a hacer una retrospectiva total de la historia de Eurythmics y ya he hablado suficiente de lo que deparó a Lennox y Stewart tras el celebérrimo disco “Revenge” que hemos revisado hoy. Un disco para todos los públicos, muy bueno, que cualquier despistado que no conozca mucho o nada de Eurythmics puede escuchar sin problema alguno e incluso es posible que le guste.
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viernes, 14 de septiembre de 2012

Concierto Love Of Lesbian. Móstoles (12-09-2012)

¿Qué mejor para despedir el verano que afrontar una última semana de piscina abierta en mi urbanización cargadita de conciertos? Este pasado miércoles iniciábamos unos días intensos en este apartado, asistiendo a las fiestas patronales de Móstoles para ver a Love Of Lesbian. Ya lo avisó Santi Balmes cuando estuvo en nuestro programa de radio hace unos meses, informando que en nuestra región harían un concierto de alguna fiesta mayor de los municipios de alrededores de Madrid. Y así fue, pero, para nuestra mala suerte, la ciudad escogida fue Móstoles. Lo de la mala suerte, es porque nos pilla justo en la otra punta de donde vivimos y lo que nos ahorramos en la entrada, al ser un concierto gratuito, nos lo gastamos en gasolina (y más con los precios desorbitados y vergonzosos que cuesta en estos días el carburante).
Iniciamos nuestro peregrinar por vías desconocidas para nosotros 2 horas antes del inicio y tuvimos bastante suerte a la hora de encontrar sitio para aparcar, ya que lo dejamos a 10 minutos andando del escenario del parque Finca Liana donde actuaban los catalanes. No era la primera vez que íbamos a ver un concierto a Móstoles. La vez anterior fue hace 3 años para ver a Revólver, lo que pasa es que aquella vez partíamos desde Madrid y la disposición fue distinta, ayudado también porque aquel concierto cayó en sábado y no en un duro miércoles.
Bueno, pues a las 22.15h ya estábamos frente al escenario y vimos que había un nutridísimo grupo de personas ya agolpadas, como si estuviéramos en un concierto de pago en cualquier sala. Luego, con una petición de escrutinio que hizo Santi Balmes en el concierto, nos dimos cuenta que éramos más los que veníamos de fuera, que los mostoleños, mostolenses o mostovitas (como nombró el cantante de Love Of Lesbian a los residentes de Móstoles en un momento de la actuación). Aún así conseguimos situarnos más o menos bien y desde nuestra situación veíamos la parte de al lado del escenario donde el grupo estaban en espera de que llegara la hora de saltar al escenario.
Hubo puntualidad por parte de los 5 componentes oficiales y sus 2 músicos acompañantes para esta gira y a las 23.00h, con el sonido de la instrumental e interludio del último disco “La Noche Eterna. Los Días No Vividos” que es “Tercero segunda”, saltaron al escenario para comenzar con el trallazo que es la propia canción “La noche eterna”. Teníamos como referente el concierto del festival del día de la música, el cuál escuchamos el pasado 23 de junio a través de Radio 3 mientras veíamos el España 2-0 Francia de la pasada Eurocopa de Polonia y Ucrania. Pues precisamente esta “La noche eterna” no sonó en aquel concierto, lo cual consideré un error. Es un buen inicio de disco y, como pasa en muchos casos, es también un gran comienzo para un concierto. Composición larga, épica, sesuda e incluso a ratos algo siniestra por el tono tan desencajado que utiliza Balmes al micrófono. Un acierto, como lo fue en general el primer bloque de 5 canciones, completado por las 3 siguientes, que fue a la par un telón de acero inquebrantable y de gran solidez para presentar el último disco, ya que el quinteto de apertura pertenecía al nuevo disco del grupo. Abajo mostramos un momento de trance de Balmes en mitad de la interpretación de “La noche eterna”.
Y no se puede negar que el grupo no tenga buen ojo, ya que en esos primeros compases se nos regalaron la “springsteeniana” “Nadie por las calles”, junto a las notables “El hambre invisible” y “Los seres únicos”. Sería “La niña imantada” de “Maniobras De Escapismo” la que rompería el dominio del último disco del grupo “La Noche Eterna. Los Días No Vividos”, y que al mismo tiempo levantó las primeras reacciones de emoción del público, que entiendo que celebraba más los temas de discos antiguos que los del último, no porque el último trabajo de Love Of Lesbian sea malo (considero que es bastante bueno), sino porque a las canciones que llevan tanto tiempo acompañándote se las recibe por lógica con mejor ánimo.
No obstante, prosigamos con el balance de lo que sonó de “La Noche Eterna. Los Días No Vividos”. No tardaría mucho en salir “Wio (antenas y pijamas)” y “Belice”, 2 de las más valoradas por amplios sectores de seguidores de la banda y que no han caído en desgracia de ser descartes para los conciertos, como sí le ha sucedido a “Los toros en la Wii (fantástico)”, que también es una de las favoritas de muchos, pero que a estos chicos no se les ha puesto todavía en gana regalarla en directo.
Resultaron notables más bien los momentos más desparramados que estos 2 más solemnes. Se pudo ver que primero “667” y acto seguido “Si tú me dices ven, yo digo Affleck” dentro de los bises, pusieron al público patas arriba, pero ahí tuvo mucha culpa Santi Balmes, ya que en “667” se subió a las vallas de seguridad que separan al público (vean la imagen de arriba del párrafo) y en “Si tú me dices ven, yo digo Affleck” se puso esa camisa floreada que lució en el día de la música, que pueden ver en la foto de aquí abajo, y que ya es un clásico dentro del vestuario de esta personalidad del mundo indie musical español; ¿para qué voy a engañarles? En ese momento que Balmes hace una pausa vocal tras el “… Si ahora el dj pusiera “Dancing queen”…”, le grité a Balmes un “hombre objeto” que no sé si llegó a escuchar, pero me dejé la garganta con ese propósito. Fueron 2 momentos memorables de un bis apoteósico, el cuál se rubricó con “Algunas plantas” y un sin dios total, con Balmes portando una bandera o no sé qué, que ponía “Te amo” o algo así, Joanra con una gorrita de colores con hélice de niño pequeño y el público enardeciendo y dejándose las cuerdas vocales con cada “no tienes fondo”, que coreaban a más no poder.
Y ya con esto, podemos hablar de las compañeras de disco que acompañaron al cierre “Algunas plantas”. Es claro y comprensible que “1999 (O Cómo…)” (permítanme acortar el título completo) es un disco que tiene un peso importantísimo en el porcentaje de reparto de canciones del setlist de un concierto de Love Of Lesbian. De las gordas no se dejaron ninguna. Aparecieron seguidas, y más o menos mediada la actuación, la propia “1999” (con un apéndice del “¿Por qué te vas?” de Jeanette) y el “Allí donde solíamos gritar”, que una vez más tocaron en in-crescendo, desde el a capella de los primeros compases, hasta que termina todo el grupo a toda máquina; eso sí, esta vez Balmes obvió los últimos versos que suelta en los segundos finales de la toma de estudio. Pero es que no terminó ahí la cosa, ya que antes de que se afrontaran los bises y anexas a estas 2 composiciones, llegó la celebérrima “Las malas lenguas” y luego “Club de fans de John Boy”, uno de los momentos lógicos de mayor anhelo de la noche, que pondría fin a la parte troncal del show. No podemos olvidar a “Segundo asalto”, que con su sonido desesperanzado, fue la encargada de iniciar el repaso de los temas seleccionados de “1999 (O Cómo…)”. Y para terminar con este penúltimo disco hasta la fecha de Love Of Lesbian y comenzar a hablar de las sorpresas, algo que no me esperaba fue que “Incendios de nieve” sonara este pasado miércoles en la Finca Liana de Móstoles y menos aún que lo hiciera como comienzo de los bises. Les inserto el video que grabé de “1999”; como siempre, no pidan milagros a mi precaria cámara de fotos.
Hay que reconocer que “Incendios de nieve” fue un momento que el grupo se curró mucho y Balmes aprovechó para hacer alguna gracia, como cuando sacó nuevamente a colación a Angela Merkel, preguntando al público que si ante una proposición sexual de esta canciller que supusiera saldar la deuda de nuestro país, diríamos sí o no; Balmes dijo, “por ahí uno ha dicho que sí. ¡Eso es un patriota!” y luego hizo la pregunta sobre si aceptaríamos lo mismo, pero propuesto por uno de los Love Of Lesbian. Las gruppies gafapastas que se congregaron no pudieron cantar más alto el “sí” siguiendo el ritmo de los silbidos de “Incendios de nieve”, pero en un momento del concierto se quedaron con los dientes largos y una profunda envidia hacia Jordi Roig, al ver como Balmes elegía a este de sus compañeros para darle un pico. Aquí debajo, una imagen de un trío inquebrantable formado por Oriol Bonet a la batería, Joanra Planell al bajo y Santi Balmes a la guitarra eléctrica.
Y, quizás con la ya comentada “La noche eterna”, no hubo lugar para mayores sorpresas. Por ello pasemos ahora a hablar de los momentos más animados y marchosos. Ya hemos hablado de “Algunas plantas”, “667” o “Si tú me dices ven, yo digo Affleck”, pero es que salvo “Incendios de nieve”, Love Of Lesbian ofrecieron un bis cargado de diversión. Y a ello sumaron inestimablemente “Marlene, la vecina del Ártico”, esa especie de “Marta tiene un marcapasos” del mundo musical indie, en la que Balmes se encargó de hacer una extraña pareja entre el mencionado en la letra Phil Collins y Justin Bieber y por otro lado la grandiosa y apoteósica “Me amo”. Fueron 2 momentos que fueron encadenados y superada la hora y media de concierto por entonces, pusieron al público más patas arriba aún, por si acaso no lo estaba ya lo suficiente.
Fue agradable escuchar en la parte inicial temas como “Noches reversibles” o “Los colores de una sombra”, las cuales completan el setlist que vivimos y que a continuación les dejo en riguroso orden: “Tercero segunda” (Intro), “La noche eterna”, “Nadie por las calles”, “El hambre invisible”, “Los seres únicos”, “La niña imantada”, “Wio (antenas y pijamas)”, “Noches reversibles”, “Segundo asalto”, “Los colores de una sombra”, “Belice”, “1999”, “Allí donde solíamos gritar”, “Las malas lenguas”, “Club de fans de John Boy”. BIS: “Incendios de nieve”, “Marlene, la vecina del Ártico”, “Me amo”, “667”, “Si tú me dices ven, yo digo Affleck”, “Algunas plantas”.
¿Echan en falta alguna? Yo varias, pero principalmente “Los toros en la Wii (fantástico)” y “Universos infinitos”. No me voy a poner exigente, ya que esperar que suenen canciones de menor relumbrón como “Shiwa” (con la que podrían haberse marcado un final apoteósico, como reza el título de algún video que hay por youtube que me hace mucha gracia) o “Mon petit cabroin” será pedir demasiado. No obstante, fue raro que temas como “Houston, tenemos un poema” o “El ectoplasta” no sonaran, sabiendo de lo que gustan al grupo. No obstante, las únicas pegas graves que le pongo al repertorio son las 2 primeras canciones que he mencionado en este párrafo.
Por lo demás, comentado la actitud de los componentes, podemos decir que Santi Balmes está perfectamente consolidado como un líder carismático (aunque tenga sus detractores que le hayan hecho hasta que cierre su cuenta en Twitter), que es capaz de animar un concierto por sí solo y que no para de moverse por el escenario, poniendo una y mil muecas (en la foto de arriba del párrafo le pille una), que a más de algún advenedizo dejan completamente en fuera de juego.
Del resto, el 2º de a bordo Julián Saldarriaga (en una imagen oscura representado arriba, ya que nos cogía en el otro lado del escenario respecto a nuestra situación y la cámara no da para más), se mantuvo en un discretísimo segundo plano, en un extremo de las tablas con sus guitarras y demás. Destacó la energía desprendida por Oriol Bonet en la batería. Quizás fue el que más feliz y activo del grupo se mostró, siguiendo perfectamente la rueda a Balmes, incluso con sus limitaciones propias de su instrumento; además, fue el encargado de sacar alguna que otra foto (demostrado en la siguiente foto que les pongo) que más tarde sube a Twitter a la cuenta oficial del grupo, ya que no en vano él es quien se encarga de gestionarla. Joanra sumó su grano de arena en el tramo final, con su gorrita ya comentada, al lado cómico del grupo, el cual se ha dejado algo de lado en los 2 conciertos que he visto a Love Of Lesbian. Jordi Roig, muy parejo a Saldarriaga, en el extremo opuesto del escenario, justo enfrente nuestra, estuvo muy aplicado a sus labores. Los otros 2 músicos que acompañan al grupo, también a su trabajo, y sin intención alguna de quitar el protagonismo a los pesos pesados del negocio.
Fue un concierto de notable. De 8 sobre 10. Solamente hubo esos 2 fallos de set list de “Universos infinitos” y “Los toros en la Wii (fantástico)”, que me atrevo a afirmar que no son gustos personales míos, sino que más de alguno estaría de acuerdo en ello. Al menos “Universos infinitos” sí que ha sido tocada en algunos conciertos de este verano, pero lo que está haciendo el grupo con “Los toros en la Wii (fantástico)” no lo alcanzo a entender. No sé si nos atreveremos a intentar proponer realizar un programa con algún componente del grupo para nuestra 4ª temporada para hablar de “La Noche Eterna. Los Días No Vividos”, y en caso de que así sea, si volverían a acceder a atendernos como amablemente sí hizo Santi Balmes, pero esta cuestión de la canción que cierra la nueva obra del grupo y su inclusión en los directos no la excluiría de la entrevista; con lo de esta canción el grupo están siendo un poco “niños del mañana” (los fans y los componentes del grupo ya saben a qué me refiero).
No deja de ser algo chocante, ya que Love Of Lesbian se han caracterizado por disfrazarse, hacer coreografías particulares en algunos temas y más cosas en sus conciertos, pero tanto en el Fnac Music Festival del pasado mes de diciembre de 2011, como en Móstoles he asistido a unos conciertos muy serios de actitud (aunque llenos de buen rollo), en los que no ha habido lugar a esas marcas de la casa del directo del grupo, aunque no podemos dejar de mencionar la ristra de sujetadores que Balmes se puso por montera al sonar “Me amo”. Habrá que ir a un concierto de sala que den en Madrid este otoño/invierno y ver si la cosa sigue igual de formal.
Era casi la 1 de la madrugada cuando los 7 lesbianos del Apocalipsis se despidieron cantando a capella con el público el “¡fantástico!” de “Los toros en la Wii (fantástico)” (¡toma qué cojones, para poner los dientes largos!) e iniciamos el largo regreso a casa, con un paseo interminable por Madrid, que incluyó un soporífero tránsito por los eternos y lentos (obligados a base de radar) túneles de la M30; les aseguro que en gasolina, viendo el precio al que está, me he gastado lo mismo que me hubiera costado sacarme una entrada para ver al grupo en cualquier sala de Madrid. Pero es que el leit motiv de todo esto era ver cuanto antes al grupo, más allá de cualquier consideración anexa o circunstancias más o menos favorables que rodearan a la cita. Había muchas ganas por verles y de momento no sabemos cuándo volverán por Madrid. Fue una buena experiencia. El concierto resultó muy bueno. Repetiremos. Seguro.
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